Cuando el presidente AMLO decidió desairar la invitación del presidente Joe Biden a la Cumbre de las Américas, nunca imaginó el daño que le estaría causando a “su amigo”. El presidente de México siempre repite que hay un ambiente de mucho respeto, que le tiene confianza y afecto al presidente Biden y que lo único que quiere es que se tome en cuenta su propuesta de no excluir a nadie.
Ayer leí la columna de Thomas L. Friedman en el periódico The New York Times. Nos cuenta que el presidente Biden lo invitó a almorzar en la Casa Blanca el lunes pasado. Puesto que fue una reunión “off the record”, es decir extraoficial, Friedman no dice nada de lo que Biden dijo.
Pero el columnista del Times hace una reflexión muy interesante:
- “Lo que sentí después de la comida fue esto: para todos los idiotas de Fox que dicen que Biden no puede juntar dos oraciones, aquí hay una noticia de última hora: acaba de juntar a la OTAN, a Europa y a toda la alianza occidental, desde Canadá hasta Finlandia, y todo el camino hasta Japón, para ayudar a Ucrania a proteger su incipiente democracia del ataque fascista de Vladimir Putin”.
- “Al hacerlo, ha permitido que Ucrania inflija pérdidas significativas al ejército invasor de Rusia, gracias a un rápido despliegue de entrenadores de Estados Unidos y de la OTAN y transferencias masivas de armas de precisión. Y no se perdió ni un solo soldado estadounidense”.
Ese logro no es menor. Y tal vez AMLO no lo ha visto con cuidado.
Las críticas de uno y otro lado del espectro político no es algo nuevo. Yo trabajé en la Embajada de México en Washington de febrero de 1989 a febrero de 1993, durante el período del presidente George H. W. Bush y recuerdo que muchos lo criticaban, como critican hoy a Biden. México inició la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) durante la gestión del presidente Bush. Aunque la situación económica era difícil, con una recesión, era el momento histórico en que se ponía punto final a la Guerra Fría con el colapso de la Unión Soviética y la reunificación de Alemania.
Friedman comenta en su columna la gran paradoja para el gobierno del presidente Biden: “ha reunido a Occidente en una causa, pero no puede lograr la unidad dentro de su país”. Es una carga política enorme.
AMLO y su movimiento latinaomericanista
Y, ahora, desde mi punto de vista, el presidente de México encabeza un movimiento latinoamericanista para que el presidente Biden no pueda mostrar al mundo que hay unidad en el continente americano. Es increíble que un vecino, socio y aliado de Estados Unidos, que depende en gran medida de la relación comercial bilateral, ponga todos los obstáculos en un momento de conflicto internacional. Con esos amigos…
Friedman comenta que “a la mayoría de los estadounidenses les preocupaba que el país se estuviera desmoronando y que este viejo caballo de guerra llamado Biden, con sus instintos bipartidistas, fuera la mejor persona para volver a unirnos. Es la razón por la que decidió postularse en primer lugar, porque sabe que sin una unidad básica de propósito y voluntad de compromiso, nada es posible”.
La situación interna de Estados Unidos es muy compleja. Todo lo que hemos visto y leído, desde los tiroteos masivos, el racismo, la crisis de las policías locales, las decisiones de la Corte Suprema, las reapariciones de Trump, el avance de la extrema derecha, el cuestionamiento del proceso electoral, son elementos que impiden la unidad nacional.
Friedman se pregunta si tendrán en Estados Unidos la capacidad de transferir el poder de manera pacífica y legítima. Cree que los estadounidenses están por romper esa capacidad. Y la transferencia pacífica y legítima del poder es la piedra angular de la democracia estadounidense. Si se rompe, ninguna institución funcionará y luego vendrá el caos político y financiero.
Thomas Friedman nos hace reflexionar sobre un gran peligro que le preocupa al presidente Biden:
- “Estamos mirando hacia el abismo en este momento. Porque una cosa es elegir a Donald Trump y a los candidatos pro-Trump que quieren restringir la inmigración, prohibir los abortos, recortar los impuestos corporativos, bombear más petróleo, frenar la educación sexual en las escuelas y liberar a los ciudadanos del mandato de usar una máscara en una pandemia. Esas son políticas en las que puede haber un desacuerdo legítimo, que es la esencia de la política”.
- “Pero las primarias recientes y las investigaciones en torno a la insurrección del 6 de enero en el Capitolio están revelando un movimiento de Trump y sus partidarios que no está impulsado por ningún conjunto coherente de políticas, sino por una mentira gigantesca: que Biden no ganó la mayoría de los votos del Colegio Electoral y por lo tanto es un presidente ilegítimo”.
- “Por lo tanto, su principal prioridad es instalar candidatos cuya lealtad principal sea Trump y su ‘gran mentira’, no la Constitución. Y están más que insinuando que en cualquier elección reñida en 2024, o incluso en las que no lo sean tanto, estarían dispuestos a apartarse de las reglas y normas constitucionales establecidas y otorgar esa elección a Trump u otros candidatos republicanos”.
Biden no puede concebir que haya logrado construir una alianza global para apoyar a Ucrania, revertir la invasión rusa y defender los principios estadounidenses en el extranjero: el derecho a la libertad y la autodeterminación de todos los pueblos, mientras que el Partido Republicano es capaz de abandonar los principios más preciados en su propio país.
Y para colmo, su vecino del sur, el presidente AMLO, le destruye la posibilidad de llevar a cabo una Cumbre exitosa de las Américas en Los Ángeles.
¿Sabrá el presidente AMLO lo que está ocurriendo en Estados Unidos 5 meses antes de unas elecciones intermedias cruciales?
El presidente Joe Biden enfrenta presiones internas y desafíos cruciales. Si Biden asumió el cargo con un conjunto histórico de problemas, hoy la lista parece haberse hecho más larga:
- El presidente Biden ha solicitado al Congreso recursos adicionales para apoyar a Ucrania contra la invasión de Rusia. Está convencido de la necesidad de detener a los dictadores y defender los derechos humanos.
- Pero además ha tenido que enfrentar las críticas por una política de inmigración controvertida, una posible recesión económica, una feroz batalla por el financiamiento del combate al Covid.
- Los precios de la gasolina en todo el país se están disparando. La inflación ha batido récords de 40 años. Los problemas de la cadena de suministro persisten. Un informe mostró que la economía se contrajo inesperadamente en el primer trimestre.
- Las perspectivas para el amplio paquete de gasto social y climático parecen sombrías. Las tasas de criminalidad son altas. Siguen surgiendo nuevas variantes del coronavirus.
- El partido del presidente perderá escaños en las elecciones al Congreso en noviembre. El clima en este momento es muy difícil para los Demócratas.
En su primer año, Biden promulgó un paquete de ayuda, por el coronavirus, de 1.9 billones de dólares y un proyecto de ley de infraestructura bipartidista de aproximadamente 1 billón de dólares, logros que, según los líderes del partido, rescataron la economía y transformarán la red de carreteras, puentes y puertos del país. Algunos economistas argumentan, sin embargo, que el aumento del gasto puede estar contribuyendo a una alta inflación.
El presidente Biden reconoce que sus logros no resuenan entre los votantes de la manera que él esperaba. Por su parte, los Republicanos enfatizan el mensaje de que el control Demócrata de Washington ha traído incompetencia y caos, lo que se refleja en precios más altos, aumento de la delincuencia, escuelas en apuros y un aumento de la inmigración ilegal.
El índice de aprobación general de Biden es de 41%. Lo desaprueban el 54%. Pero 9 de cada 10 estadounidenses tienen preocupación por el aumento de los precios. En asuntos económicos el 50 por ciento de los estadounidenses dijeron que confían en el Partido Republicano, en comparación con el 36 por ciento que dice confiar en los Demócratas.
Dado que muchos líderes de ambos partidos esperan que los Demócratas pierdan una o ambas cámaras del Congreso, los funcionarios de la Casa Blanca temen que Biden pierda la oportunidad de aprobar las iniciativas que aborden muchas de sus principales prioridades.
Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino