IRREVERENTE
Les platico el PRIMER ACTO:
El pasado 7 de diciembre a las 11 de la mañana, el ex presidente de Perú, Pedro Castillo, anunció por la televisión nacional que en ese momento iniciaba un gobierno por estado de excepción (1).
(1) Se consideran estados de excepción las situaciones extraordinarias que afecten gravemente la seguridad nacional, de las instituciones y de las personas frente a las cuales resulten insuficientes las facultades ordinarias de un gobierno.
En consecuencia, Castillo desconocía al Congreso de la Unión y al poder judicial de su país.
El error que cometió fue no haber tomado en cuenta a los militares en su intentona de auto golpe de Estado.
¿Resultado? Castillo lleva cinco meses preso en Challapalca, el penal más temido del Perú y su situación jurídica se resolverá días antes de las elecciones presidenciales de México, país que otorgó asilo político a su esposa y dos hijos, después de haber sufrido la expulsión de su embajador, Pablo Monroy, el 23 de diciembre pasado.
Desde entonces, López Obrador no para de defender a su ex homólogo, a quien considera víctima de las mismas fuerzas neoliberales y conservadoras a las que él dice enfrentarse en México.
SEGUNDO ACTO
El 29 de septiembre del 2022 se dio a conocer el primer “reporte” de un ataque masivo a la seguridad informática de Sedena por parte de un grupo de hackers auto denominado “Guacamaya”.
Desde entonces, diversos medios hemos estado publicando detalles de dicho hackeo, después de haber sido sometidos -los medios- a un severo escrutinio de selección por parte de los guacamayos para asegurarse de que se trata de prensa independiente, sin nexo alguno comercial o de otra índole con el gobierno federal.
Ninguno de esos reportes ha sido desmentido con pruebas ni por Sedena ni por otra instancia del gobierno federal.
En cambio, desde la tribuna mediática de las mañaneras, el presidente y sus alfiles han estado desviando la atención para atacar al “mensajero”, pero sin desvirtuar los “mensajes”.
Aún en los círculos de los hackers hay códigos de honor.
No se cuelgan inmerecidamente medallitas al cuello que no les correspondan.
Divulgan el producto de sus infiltraciones, pero tienen la “decencia” de mencionar con claridad cuando se trata de información que les fue proporcionada por sus mismas víctimas.
TERCER ACTO
Ese fue el caso del escandaloso reporte sobre la vida y los viajes de lujo del General Secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, de sus familiares, colaboradores y amigos.
Algunos medios divulgamos tales reportes, pero hasta ahora, ninguno ha publicado que el origen de tan detallada información no fue producto de un hackeo, sino que les fue filtrada por alguien dentro de los círculos más cercanos a la presidencia de México, incluyendo al politburó de Sedena.
Esto es en lo que Andrés Manuel no falla respecto a su ex colega Pedro Castillo.
Después de haber colmado de privilegios y poder al Ejército, el presidente se dio cuenta de que había llegado el momento de bajarles dos rayitas a sus aliados los soldados, los verdes.
Y lo hizo en la persona del que más se la había creído en medio de la borrachera de poder castrense: el mismito Secretario de la Defensa Nacional.
Cuando el presidente tocó por primera vez el tema de los lujosos viajes del militar, la cara de Luis Cresencio se descompuso en grado extremo y no dijo ni pío en su defensa, porque la señal que recibió del Palacio Nacional fue: a ingerir tubérculo poblano, mi general.
Y desde entonces entró en una zona gris, lejos de los habituales reflectores a los que ya se había acostumbrado.
CAJÓN DE SASTRE
“Los golpes de Estado en la historia corren por cuenta de los militares. Con tanto poder acumulado por los verdes mexicanos ¿qué les faltaba para dar el siguiente paso, si lo quisieran? Por eso la jugada fraguada de regalarle al victimario, la información más escandalosa de su víctima. Con esto en mente, la oposición debe medir el tamaño del rival al que se enfrentan y dejarse de una vez por todas de tanta babosada y de tanto escarceo haciendo boxeo de sombra. Si no se olvidan de sus intereses personales y actúan de cara al ciudadano, les van a regalar boleto gratis al rancho de López Obrador, que todos ya sabemos cómo se llama”, remata la irreverente de mi Gaby.