Si se le diera el beneficio de la duda a Dante Delgado, podría hipotetizarse que su proyecto es a largo plazo.
Bajo la premisa de que no existen argumentos sólidos que sirvan de justificación para adherir a su partido a una coalición conformada por partidos que en los últimos cinco años han perdido más de 20 gubernaturas, el propietario de Movimiento Ciudadano alega que si apelan a la postulación de una tercera vía electoral eventualmente acabarán integrando el tripartismo que se consolidará una vez que desaparezcan los partidos Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática.
Resulta lógico que, si efectivamente desaparecieran el PRI y el PRD, mucha de la militancia priista y perredista se sumaría antes a MC que a Acción Nacional o a Morena. Por tratarse de un partido político progresista y con mayor coincidencia con el nacionalismo revolucionario, que los estatutos conservadores del blanquiazul o el populismo selvático del oficialismo.
El problema para los naranjas se manifiesta en el espectro fáctico. Pues es ahí donde surgen las incongruencias.
Por un lado, los emecistas se oponen a aliarse con el PRI. Sin embargo, muchos de sus liderazgos militaron en el partido tricolor. De hecho, la mayoría de los protagonistas naranjas son ex priistas, ex panistas y ex perredistas. Consecuentemente, no deberían excusarse con politiquería e hipocresía.
Los gobiernos de coalición deberían ser una constante en un país tan plural, amplio y diverso como lo es México. Si un partido que se jacta de progresista no entiende esto, incurre en la ignorancia o en la tiranía de las ideas de sus dueños.
Nadie puede decir que Dante Delgado es un progresista. Lejos de serlo, se ha distinguido por ser un oportunista, un lambiscón, un cacique y, recientemente, un esquirol electoral.
El partido de Dante se ha aliado con personajes tan distintos como lo son Fox, López Obrador, Ricardo Anaya y -¿qué sigue?- ¿Samuel García?
Es por esto que ya nadie le cree a Delgado Rannauro. Porque aunque sí cuenta con gente valiosa entre sus cuadros; empero la realidad es que todos operan bajo las indicaciones del veracruzano.
Ahora bien, esto no quiere decir que Dante ya haya dinamitado las posibilidades de la oposición en 2024. Lo haría si su partido postula a alguien. A quién sea. Que realmente solamente podrían ser dos: o él o Samuel.
El problema de Samuel es que si se postulara a la presidencia, afianzaría el destino del Bronco: primero el ridículo político a nivel nacional; luego el escarnio a nivel local; y probablemente cerraría con broche de oro pasando una temporada en la cárcel al final de su mandato.
Si García acabase en la cárcel sería porque se lo buscó. No debió haber seguido esa tradición infame de legitimarse encarcelando a su predecesor. Así les ha ido a los gobernadores de Nuevo León.
Falta esperar a que Movimiento Ciudadano defina cómo procederá en el proceso de sucesión presidencial. Jalisco se sumará al frente opositor si Xóchitl Gálvez resultase la candidata presidencial de la oposición. Lo que representaría a MC una pérdida de mínimo tres puntos porcentuales en la elección de 2024. De suceder esto, acabarían con máximo cuatro puntos y una representación menor a la actual.
Por eso me parecería increíble que Dante no entendiera algo tan básico como que no existe 2030 sin 2024. Ya veremos qué decide.
Lo que es un hecho es que si Movimiento Ciudadano postula candidato a la presidencia, la victoria del oficialismo se tornaría inexorable. Se acabaría cualquier vestigio de posibilidad para la oposición.
Ahora toca esperar.
Twitter: @HECavazosA