“Now we’re heading up high

Where no harm will get in our way

Will we ever touch ground again?

Now it's a long way down

Now we're heading up high

Where no harm will get in our way

Will we ever touch ground again?

Now it's a long way down

Now it’s a long way down”

ARMIN VAN BUUREN

A unas horas de que se lleve a cabo la votación en la Suprema Corte de Justicia de la Nación para elegir a su nuevo presidente(a), la pregunta central no reside en saber quién quedará como cabeza de este poder federal. La pregunta fundamental debiera ser: ¿Yasmín Esquivel Mossa será castigada?

Lo establezco de esta manera, pues la justicia que nos tocó vivir no termina de señalar de forma contundente el daño que la antes mencionada realiza contra México.

Y es que Yasmín Esquivel continúa montando mentira sobre mentira para negar el plagio que realizó para obtener la licenciatura en derecho. Ante la última “aclaración” por parte de Esquivel, el diario digital Eje Central da a conocer que el abogado Edgar Ulises Báez Gutiérrez, autor de la tesis envuelta en la polémica por el plagio en cuestión, desmiente a la hoy ministra al negar haber admitido por escrito el plagio (documento que supuestamente luego fue certificado ante notario público). Lo que es más, que si su salud se lo permite, está dispuesto a mostrar ante las autoridades que su trabajo es original.

Ello nos llevaría a que Esquivel no solo haya plagiado su tesis de licenciatura, sino a que también falseara ante notario una declaración, para luego entregarla como “prueba” a las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Mediante argumentos de hechura inverosímil, la corrupción, la mentira y la traición a la Corte solo se asientan. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que el supuesto plagiario pudiera tener acceso a una tesis INTEGRA que sería publicada dos años después? Así de incongruente la defensa de Yasmín y sus corifeos… Esquivel y su equipo han olvidado la regla número uno del control de daños: no mentir sobre la mentira.

Las columnas más leídas de hoy

La honestidad, la honorabilidad de las personas y la certeza han sido vapuleadas desde el máximo tribunal, pero también desde Presidencia. Todo a nombre de una cuarta transformación… El plagio de tesis que el presidente AMLO llamó “error de juventud” ha devenido en una serie de mentiras, incluida la falsedad de declaraciones ante la autoridad.

Y es que Yasmín Esquivel no solo es plagiaria; en su “defensa” plagada de falsedades, ella ha ido acompañada. Se supo apoyada por López Obrador cuando este soltó que él prefería mirar hacia otro lado al respecto del “pequeño” delito de la ministra que creerle a Guillermo Sheridan, periodista y escritor quien primero expuso el plagio. Esto habla mucho del gobierno que tenemos: defender a una plagiaria, a una mentirosa con tal de absorber al Poder Judicial. Y por ello la hoy ministra se convierte en una muestra de la falta de vergüenza y honestidad por parte de la 4T.

Como lo he señalado anteriormente en mis artículos (“La ética de la ministra; ¿qué debe hacer el resto de la SCJN? ¿Y el presidente? / SDPnoticias y “El “error” de Yasmín” / El Heraldo de México), una plagiaria sin ética —que se mofa de la legalidad, que pone en riesgo a la máxima casa de estudios de la nación (UNAM) y a la Suprema Corte— ha generado una crisis que impacta a todo el sistema nacional. Lo político, lo jurídico, lo académico, lo cívico.

En medio del ambiente anteriormente descrito, molesta el silencio sepulcral de los otros miembros de la SCJN. Si bien indirectamente “oiremos” su parecer como resultado de la votación que tendrá lugar hoy, podrían haber mostrado su posición, esto es, señalado el oprobio desde el máximo tribunal —o, a falta de eso, marcar distancia de la ministra o pedirle a ella lo marcara—. Y es que el silencio se convierte en cómplice. El no defender la integridad de la misma Corte, el permitir que la duda se instale en una votación, hace daño.

También, por otro lado, el de la propia UNAM. No fue sino hasta después de emitido un mensaje titubeante de la ENEP Aragón y de la inminente revelación del reportaje de Eje Central que se dio el comunicado firmado por el rector Dr. Enrique Graue. Un comunicado que para algunos significa una condena inapelable a la ministra, pero que para otros —me incluyo— ha resultado un comunicado bastante descafeinado, y que se presta a la interpretación.

En el escrito el rector señala se dio un plagio, sin especificar por parte de quien. Hace énfasis en que la tesis original “puede ser” la de 1986, además de decir que todo es contradictorio e incierto… Quizá lo rescatable del comunicado es lo último, donde no permite que se juegue con la honorabilidad y probidad de la máxima casa de estudios por cuanto a los mecanismos de registro y digitalización de los trabajos de tesis...

El escándalo de la ministra Yasmín Esquivel debería recordarnos que la LEY NO existe para ser negociada, menos aún vapuleada. Que el plagio, el fraude y la falsedad de declaraciones son delitos. Que la honorabilidad de quienes nos gobiernan es fundamentalmente importante y que esta no se mide bajo “los otros datos” de López Obrador, sino en función de la normatividad existente misma.

Lo abominable, insisto, más allá de las mentiras sobre la mentira, es que estas provienen de uno de los miembros del máximo cuerpo representante de la ley en México; uno que llegó a formar parte de la cabeza del Poder Judicial muy posiblemente actuando en repetidas ocasiones en contra de la ley.

¿Qué nos dice esto como sociedad?, ¿como país?, ¿como gobierno cuando éste la protege y la avala? En mi opinión, nos dice todo; todo lo que no debiera ser.