“Gobierna tu negocio, o tu negocio te gobernará a ti”.
BENJAMIN FRANKLIN
“La visión gubernamental de la economía puede resumirse en unas cortas frases: si se mueve, póngasele un impuesto. Si se sigue moviendo, regúlese, y si no se mueve más, otórguesele un subsidio”.
RONALD REAGAN
¿Cuál es el mejor negocio del mundo? De acuerdo a un viejo chiste: comprar un argentino por lo que vale y venderlo por lo que él cree que vale.
Si bien tener esa autoestima como país siempre es envidiable, el que su gobierno se crea un sabelotodo resulta carísimo.
Ocurre así con la Cuarta Transformación. Tenemos que México compra al menos la mitad de la gasolina en el extranjero (Estados Unidos, básicamente) y se la vende a sus habitantes a precio subsidiado.
Pero no para ahí la cosa. Resulta que la gasolina se está vendiendo con subsidio en nuestro país no importa si el que se abastece sea un particular o no y si este es habitante/residente de México o no. Resultante: hay quienes viven en EU que solo atraviesan la frontera a cargar.
¿Quién paga todas estas diferencias en precios? Nuestros impuestos. El gobierno mexicano (o sea los contribuyentes) está subsidiando a los estratos poblacionales más altos de nuestra sociedad pero también le está regalando nuestro dinero a los gringos que vienen a abastecerse de gasolina.
Ya de todos es sabido que, por la guerra Ucrania-Rusia, una de las consecuencias que enfrentamos en muchos lugares del mundo es un aumento en los precios del crudo y de sus derivados (también de los alimentos, pero eso es otro tema). Tan solo entre enero y la primera quincena de junio de este año, el precio de la gasolina que importamos de Estados Unidos tuvo un aumento del 121.4% (sí, más allá de lo dicho en la mañanera, lo cierto es que importamos poco más de cinco de cada 10 litros de gasolina que se consumen en el país).
De acuerdo con el economista en jefe de la Secretaría de Hacienda, Rodrigo Mariscal, la gasolina regular en México se vende a 22 pesos por litro en lugar de los 34 (TREINTA Y CUATRO) que costaría sin el subsidio. Un subsidio de 12 pesos por cada litro, que no solo obedece al aumento en el precio, también toma en cuenta el IEPS que usualmente pagamos en el impuesto a la misma y que ahora no nos están cobrando.
Este se considera un subsidio regresivo, pues quienes más ganan con el mismo son quienes tienen mayor número de automotores y quienes menos ganan con el mismo son los que utilizan el transporte público. Así las prioridades de la 4T…
La cantaleta gubernamental se sostiene en una mentira: que, como cada día producimos más, podemos mantener esos precios. No es así. Los subsidios le están costando al país más del doble de la ganancia adicional obtenida por ser productor de petróleo (Bloomberg). Esto es, ¡gastamos más en los subsidios de lo que ganamos por la producción de petróleo!
Y todo para que López Obrador pueda ufanarse de que no hay gasolinazo y que tenemos un combustible doméstico barato. Una gran farsa.
Este mes, el precio promedio en Estados Unidos es de 27.10 pesos el litro (tipo de cambio 20.45 pesos por dólar). Si en México está en 22 y según SHCP debería estar en 34, podemos concluir que el precio real de la gasolina está por arriba del de nuestro vecino del norte.
De enero a mayo de este año, el subsidio a gasolinas ha tenido un costo fiscal de 88 mil 241 millones de pesos. Y para todo el 2022 (mantener la gasolina sin aumento, como es la voluntad de AMLO) tendrá un costo de entre ¡350 y 400 mil millones de pesos! Así, lo que antes eran ingresos vía el IEPS, ahora son egresos que estaremos pagando los contribuyentes.
Hay más. Aun con los subsidios, el precio de la gasolina regular, que es el combustible más utilizado en nuestro país, sigue registrando precios históricamente altos.
Ante todo lo anterior, ¿la directriz de López Obrador de que personas en las ciudades fronterizas de Estados Unidos puedan venir a cargar gasolina en México se les hace justo? A mí no.
¿Cómo evitarlo?, se preguntarán ustedes. Sencillo: en muchos países donde el precio de la gasolina se tiene subsidiado o controlado, a la hora de cargar, se le exige al conductor (particulares y comerciantes) mostrar la tarjeta de circulación del auto para así poder comprobar si es residente del país que otorga el subsidio.
Lo que para nuestro presidente es un timbre de orgullo (y una forma de burlarse de la economía del gobierno de Joe Biden), debería ser una razón de vergüenza. Es ofensivo para nosotros, los contribuyentes en México, que nuestras autoridades no hayan elaborado una estrategia para que los estadounidenses que viven en la frontera no vengan a beneficiarse de un subsidio que pagamos como contribuyentes y como país.
Para irritar al gobierno norteamericano y engatusar al nacional, el demagogo de AMLO dice: “en Estados Unidos les está pegando mucho la inflación”. ¡Como si aquí en México no nos pegara!
¡N’hombre, unos genios los de la Regeneración Nacional!