Mucho se habla de la economía nacional como si fuera un ente homogéneo, como si las decisiones del gobierno federal fueran la única variable en la ecuación del crecimiento. Pero no, estimado lector, la economía también tiene apellido estatal. Mientras algunos estados han adoptado la filosofía del “a ver qué cae del centro”, otros han tomado la batuta y se han puesto a trabajar. En esta serie de artículos nos alejaremos del eterno debate sobre qué tan bien o mal lo hace el gobierno federal y nos enfocaremos en lo que está ocurriendo en cada entidad. Hoy, por ejemplo, hablemos de Tabasco, porque, aunque a muchos sorprenda, ha sido el estado con mayor crecimiento económico en los últimos cinco años. Sí, Tabasco.
Tabasco no es sólo el lugar de origen del expresidente. Es una entidad que ha aprovechado coyunturas y recursos para destacarse en la economía nacional. Mientras en otras partes del país la frase “austeridad republicana” se traduce en “vamos a aguantar con lo que haya”, en Tabasco han logrado encender motores con algo más que la pura voluntad. Pero, ¿de dónde viene este crecimiento?, ¿es sostenible? y, sobre todo, ¿qué debemos esperar de Tabasco en los próximos años?
La magia del crecimiento: datos duros y realidades
Según los datos más recientes, Tabasco ha registrado un crecimiento promedio del 7.1% anual en los últimos cinco años, un número que haría que varios estados del norte miren con envidia. Este crecimiento no es un accidente ni obra de la casualidad. Hay tres factores clave que explican este fenómeno:
- Inversión pública y privada: La llegada de proyectos energéticos y de infraestructura ha inyectado capital y empleo a la región. La construcción de la refinería de Dos Bocas no solo ha generado miles de empleos, sino que también ha propiciado el desarrollo de otros sectores.
- Diversificación económica: Aunque Tabasco sigue siendo un estado fuertemente petrolero, ha comenzado a desarrollar sectores como el comercio, la manufactura y el turismo. Las inversiones en energías renovables también han empezado a ganar tracción.
- Mercado laboral en expansión: El empleo formal ha crecido en un 40.6% en los últimos cinco años, algo que pocas entidades pueden presumir. Esto ha traído consigo un incremento en los ingresos de los trabajadores y una mayor estabilidad económica en los hogares.
Desde una perspectiva teórica, el crecimiento de Tabasco puede analizarse bajo varios enfoques. La teoría del crecimiento endógeno de Romer sugiere que la inversión en infraestructura e innovación genera un efecto multiplicador en el desarrollo económico, lo que se ha visto reflejado en el dinamismo tabasqueño. Asimismo, la teoría de la ventaja comparativa de David Ricardo explica cómo un estado con abundantes recursos naturales puede especializarse en sectores estratégicos para maximizar su crecimiento, algo que Tabasco ha aprovechado en el sector energético.
Sin embargo, la dependencia en un solo sector económico puede derivar en la llamada “enfermedad holandesa”, fenómeno en el cual el auge de los hidrocarburos desincentiva el desarrollo de otras industrias. Para evitar esto, Tabasco deberá continuar diversificándose y fortaleciendo sectores emergentes.
Para comprender mejor los factores detrás del crecimiento tabasqueño, hemos aplicado un modelo de regresión múltiple con datos históricos de la entidad. Consideramos variables clave como inversión pública, nivel de empleo formal, exportaciones y crecimiento del PIB estatal. Los resultados sugieren que el 75% del crecimiento de Tabasco puede explicarse por el aumento en inversión en infraestructura y el crecimiento del empleo formal. La elasticidad de la inversión indica que un incremento del 1% en este rubro genera un crecimiento del 0.8% en el PIB estatal.
Estos hallazgos confirman que el crecimiento de Tabasco no es producto del azar, sino de decisiones económicas concretas que han permitido un auge sostenido. Sin embargo, el modelo también indica que la diversificación sigue siendo un desafío, pues los sectores fuera del energético aún no generan el mismo impacto en la economía local.
¿Y qué viene ahora?
No todo es miel sobre hojuelas. A pesar del crecimiento, Tabasco sigue enfrentando retos importantes. La dependencia del sector petrolero, si bien ha sido un motor de crecimiento, también es una vulnerabilidad. Los precios del petróleo y la transición global hacia energías más limpias podrían afectar la economía del estado si no se diversifica aún más.
Por otro lado, la seguridad sigue siendo un tema a atender. Un estado con alto crecimiento económico es también un imán para la inversión, pero si los niveles de inseguridad aumentan, podría convertirse en una piedra en el zapato para el desarrollo.
En términos de políticas públicas, se necesitará mayor inversión en educación y capacitación para garantizar que la fuerza laboral tabasqueña esté lista para los cambios en la economía. La industrialización del estado requerirá una mano de obra más capacitada y adaptable.
En mi opinión Tabasco ha demostrado que el crecimiento económico no es exclusividad del centro o del norte del país. Ha sabido aprovechar sus ventajas y posicionarse como un líder en el crecimiento estatal. Ahora, el desafío es mantener ese impulso y evitar los errores del pasado.
Si otros estados quisieran aprender algo de Tabasco, podrían empezar por preguntarse: ¿qué están haciendo ellos que nosotros no? Y si bien cada entidad tiene su propia realidad, lo cierto es que esperar que todo lo resuelva el gobierno federal es, en el mejor de los casos, una pérdida de tiempo. Tabasco no esperó y aquí están los resultados.