Definitivamente vivimos un inicio de año atroz para el gremio periodístico. En enero, cuatro colegas que ejercían la profesión de informar, fueron asesinados. Y dos más en lo que va de febrero.

Coartar la “libertad de expresión”. Es muy grave. Esta vez por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Incógnitas hay muchas, conjeturas también. El problema acá, además de infringir en la privacidad de Carlos Loret de Mola. A quien expreso mi total solidaridad. Debemos entender antes que todo, que el oficio de un periodista es investigar e informar. El oficio de un presidente es velar por los derechos y soberanía de una sociedad o un país completo. Eso, sin distingo de colores. No para la mitad o unos cuantos.

Entonces, lo sucedido el pasado viernes, ¿es un atentado a la libertad de expresión o es un tema personal entre Loret y López Obrador? ¿O ambas?

Lo que es cierto, es que algo sucedió y es necesario seguir comentándolo para que no vuelva a pasar. Que no se repita, es el deseo de todos. Pero viendo la situación, lo dudamos.

Apenas en la edición del 30 de enero, hacíamos un llamado de justicia para Lourdes Maldonado. Desde entonces a la fecha, han asesinado a tres periodistas más. Roberto Toledo en Michoacán. Ernesto Islas en Tijuana y el más reciente Heber López en Oaxaca. Lo que significa un aumento en el número de homicidios contra la comunidad informativa. Lo penoso, es que esto no está dentro de la agenda del “mandamás” de Palacio Nacional.

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Ahora bien, la acción de AMLO de publicar el sueldo de Loret, desde la mañanera, su máximo escudo ante la verdadera critica. Puso a pensar a miles, tanto a sus seguidores como a los indecisos. Una sociedad cansada del perenne discurso “es culpa del gobierno anterior” o “Vamos acabar con la corrupción”. Lo claro es que el sólo hecho de exhibir esas cifras exorbitantes, ciertas o falsas, atentan contra la integridad familiar de Carlos Loret o de quien sea.

Los mexicanos nos enfrentamos al mayor de los retos. Nuestro país carece de un Estado de derecho. De acuerdo al estudio publicado por World Justice Project, los resultados del Índice de Estado de Derecho en México 2020-2021 constatan un estancamiento en el progreso del país hacia un Estado de Derecho robusto, con cambios marginales en los puntajes generales.

Entonces ¿El presidente violó la Constitución? ¿Hizo uso de su poder al mostrar información privada? De eso ya se encargarán los abogados.

Reitero, estamos en México. Y, aun así, son cientos de periodistas que día a día se enfrentan a situaciones de inseguridad para ejercer su labor; hay colegas que viven a salto de mata, otros que trabajan bajo amenazas, algunos han sido levantados, hay quienes no pueden publicar sus investigaciones; y derivado de esa labor periodística (corrupción, política o crimen organizado) hay cientos de desaparecidos y peor aún, seguimos sumando asesinatos.

“¿Nos atacan por lo que hacemos o nos atacan por lo somos?”, se preguntaba el politólogo Dominique Moisi, en 2015, haciendo referencia al ataque de los islamistas contra París, Francia. Moisi, es autor de la Geopolítica de la emoción. Por mencionar algunas de sus obras y colaborador habitual de periódicos como El País, The Financial Times, The New York Times, Die Welt o Les Echos.

La libertad en Twitter

Celebro el gran movimiento que se dio en Twitter, convocado por Sociedad Civil Mx; un ejercicio de expresión, de ideas, donde coincidimos más de 65 mil personas, quizá la mayoría a favor de la libertad de expresión. ¿Por qué digo quizá? Bueno, porque sabemos que había muchos “espías”. Otros sólo entraron para tratar de defender lo indefendible como lo intentó hacer Antonio Attolini Murra.

Lo impresionante de esta convocatoria, es la suma de voces de periodistas nacionales y extranjeros, figuras públicas, activistas, políticos, artistas y sociedad civil. Lo importante de este “space” que derivó en la explosión de Twitter, al romper récord a nivel mundial, es que no se deje de hacer, que el alzar la voz, no sea sólo por un momento, o por una situación. El común denominador debe ser encausar la verdadera democracia del México que queremos. Un país libre del régimen lopezobradorista. Donde la participación electoral se respete y no se coarte o coaccione por el crimen organizado y demás.

Más allá de los ideales políticos, clases sociales, cultura y religión, el objetivo es: NO permitir que nos arrebaten las Libertades.

Por primera vez la oposición, Loret, parece ganarle una careada mediática al presidente López Obrador, siempre habían sido muchísimos más los que defendían a AMLO, y hoy, por primera vez, no parece así.

Recordemos, desde inicios del gobierno de la 4T hasta esta mitad de su sexenio, parecía no tener oposición y ahora la oposición dispersa ha sacado el pecho, se armaron de valor para al unísono defender a un periodista y evidenciar lo endeble de un régimen cada vez más “de un solo hombre”.

Esta “revolución digital” seguirá dando mucho de qué hablar. Tanto, que en la misma noche luego de tres horas de streaming con el timeline #TodosSomosLoret; de manera simultánea se abría otro espacio denominado #NoTodosSomosLoret, mismo que no resultó tan exitoso como el primero.

Hagamos una “pausa”, el viernes se rompió algo, se cruzó una línea; pero NO olvidemos que, para la vida pública, política, social y el estado de derecho de un país como México hay cosas que NO son negociables: la libertad de expresión, los derechos humanos y el respeto irrestricto a la Constitución.

Toca también agradecer a SDP, por el espacio que nos facilitan semana tras semana para comunicar libremente la visión particular de quien les escribe.

Vanessa Félix en Twitter: @Jvanessafelix