El mexicano está firmando una de sus mejores temporadas en Fórmula 1 desde su llegada en 2011, con seis podios, una victoria y tercer sitio hasta el momento en la lucha por título, solo detrás de su coequipero Max Verstappen y de Charles Leclerc de Ferrari. El largo camino a un equipo que le diera un auto ganador después de la trampa que casi lo sepulta en McLaren en 2013 tuvo llegada a un gran puerto como lo es Red Bull, y por primera vez en mucho tiempo llegará a una nueva temporada en 2023 con la certeza de tener contrato hacia adelante.
Sin embargo, pelear en un equipo top no es lo mismo que bregar en la media tabla, donde sumar puntos o incluso terminar en el podio es una tarea casi heroica. Y aunque Pérez hace historia con cada nuevo kilómetro que suma en Fórmula 1, lo cierto es que tiene varias asignaturas pendientes, más allá del fanatismo que despierta como el único piloto mexicano y latinoamericano de la parrilla. A continuación los describo.
- Cabeza fría en todo momento. El cuarto lugar es lo mínimo que hoy se le pide a Checo, y él bien lo sabe. Sin embargo, cuando las circunstancias lo relegan a una posición inferior tanto en calificación o en carrera, el mexicano se presiona de más y busca sacudirse lo antes posible a cualquiera que se interponga entre Verstappen y los Ferrari, poniéndose en escenarios que le resultan adversos. Así le pasó en el pasado Gran Premio de Austria, donde si bien tenía el auto por delante de George Russell en la famosa curva cuatro, el inglés lo tocó relegándolo al abandono. Pérez podría haber aguantado a la recta para superar al Mercedes, tenía tiempo y auto para hacerlo. Checo debe elegir mejor sus batallas y no enfrascarse en luchas del todo o nada, porque los puntos se van.
- Mesura mediática. Previo al GP de Austria, Pérez comentó a algunos medios que el RB18 no estaba evolucionado hacia su estilo de manejo, haciéndolo sentir un poco relegado en el garage de Red Bull, o por lo menos poco favorecido por las mejoras en el auto diseñado por Adrian Newey. Sin embargo y para sorpresa del propio Sergio, Christian Horner, su jefe en Red Bull, le respondió también a través de los medios, en el sentido de que el auto es igual para ambos pilotos y si bien a Max le han sentado mejor es porque se ha adaptado más rápido. Pérez debe volver a su papel de piloto discreto, de equipo, tal como siempre lo ha hecho a lo largo de su carrera, lavar la ropa sucia en casa y no caer en la tentación añeja de pilotos como Alain Prost o Niki Lauda de intentar arreglar las cosas que están fuera de su control a través de luchas políticas, ese nunca ha sido ni su lugar ni estilo.
- Ser contundente y frío en cada carrera. Checo ya probó las mieles de ser más rápido que su coequipero tanto en calificación como en carrera, lo que le trajo resultados tan palpables como la histórica victoria en Mónaco; esa es la única llave para mantener abierta la puerta de la supremacía sobre un campeón del mundo y en donde todo está hecho para que Max se convierta en monarca por segunda vez. Esto no significa agachar la cabeza y resignarse cuando no sea así, sino darle un nuevo sentido al ‘Never give up’, ser compañero y trabajar para el equipo pero también transfigurarse en una cada vez mejor versión de sí mismo en cada Gran Premio.
Pérez debe enfocarse en los siguientes dos años que tiene por delante en Red Bull y tan pronto como a partir de la próxima carrera en hacer aún más grandes sus números en F1, donde reitero, a cada momento hace más grande su leyenda. Quizá enfocarse en sumar victorias que por lo menos igualen las siete del colombiano Juan Pablo Montoya, ponerse ahí, a la altura de las grandes estrellas latinoamericanas junto con Carlos Reutemann, el propio Montoya o Ayrton Senna, el título vendrá por consecuencia.
El futuro es brillante para Sergio “Checo” Pérez, el deportista mexicano más importante de la actualidad, un lugar que él y sólo él ha construido para sí mismo.