¿Qué representan 33 millones de votos o el 59% de los sufragios a favor de Claudia Sheinbaum? Para hacerlo más significativo, la primera presidenta de la república fue electa por la votación más importante en la historia reciente de México. Superó los 30 millones, el 53%, de Andrés Manuel López Obrador en 2018.

“Los caminos de la vida, no son los que yo pensaba…”, dice la canción. A los que pedían el fin de la polarización, la ciudadanía les cumplió sus deseos. Claudia Sheinbaum y Morena arrasaron en la jornada electoral. No sólo ganaron la presidencia de la república por 31 puntos porcentuales de ventaja, alcanzaron los dos tercios en las cámaras del Congreso de la Unión, conservaron el gobierno de la CDMX, les arrebataron Yucatán al PAN y recuperaron varias alcaldías capitalinas.

¿Qué significa esta votación? ¿Cuáles son sus alcances y repercusiones? ¿Es un cheque en blanco para la nueva presidenta, sus 24 gobiernos estatales y sus mayorías en el Congreso? Pasará algún tiempo para que estas preguntas tengan respuesta, no únicamente en el discurso, sino en decisiones y hechos.

Reflexionemos brevemente respecto a lo que algunos llaman “fin de régimen”. Si esto es así, ¿qué régimen terminó y cuál lo sustituye? Termina un régimen pluripartidista, producto de la transición a la democracia, que sirvió para administrar el poder de manera pacífica por tres décadas, de 1988 a 2018. Un sistema partidista integrado por el PRI, el PAN, el PRD y varios partidos satélites. Un sistema que permitió la alternancia del PRI y el PAN en la Presidencia de la República y reconocimiento de triunfos del PRD en la CDMX, varios estados y municipios importantes.

Durante el gobierno de López Obrador, en las elecciones de 2018 y 2021, dio la impresión de que se instalaba un sistema bipartidista, definido por dos coaliciones que con el tiempo se fusionarían a los dos partidos principales. Por una parte, Morena-PT-PV y por la otra PAN-PRI-PRD.

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El 2 de junio, la ciudadanía, después sabremos en que proporción por sexo y estrato social, votó por una presidencia fuerte y una mayoría calificada en el Congreso. La oposición, en su conjunto, no suman un tercio en San Lázaro y en el Senado de la República apenas, por cuatro escaños, la superan. Estos resultados trazan los contornos de un régimen donde un partido, sus aliados y un movimiento social, tiene la hegemonía.

No hablo de una hegemonía como en el antiguo régimen del presidencialismo, el partido oficial y el corporativismo. Hablo de una mayoría otorgada en las urnas y legitimada en una sociedad plural. A partir de octubre, que digo octubre, desde septiembre, en el último mes de gobierno de López Obrador, sabremos cómo funciona esta nueva conformación de fuerzas.

¿Y los 15 millones, 28%, de ciudadanos que votaron por Xóchitl Gálvez, la marea rosa, los que llenaron el Zócalo? De entrada, recuerden que son el mismo número de votos que los obtenidos por Felipe Calderón para ganar la elección presidencial en 2006.

Esos sectores de la ciudadanía tendrán que reflexionar respecto a su futuro, pero sobre todo tomar conciencia que el PAN-PRI-PRD no le sirven para representarlos. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.

PD. Colapsó la fachada de El Patio, el epicentro de la vida nocturna en la década de los años setenta y ochenta del siglo pasado. Fin de una era y de sus símbolos.