Hace algún tiempo hice notar que los años que terminan en 7 y en 9 son simbólicos en la historia de nuestra patria.

En el primer caso, en breve, tenemos los años 1847, cuando el Congreso aprobó el Acta de Reformas que terminó con una fatídica década de centralismo y reactivó la Constitución de 1824.

Después, en 1857 aprobamos la liberal y vanguardista Constitución de 1857 que sentó las bases del estado mexicano moderno, consolidadas en 1917 por los principios y derechos sociales en favor de las clases materialmente desposeídas durante el porfiriato tardío.

La persistencia de las tendencias modernizantes liberales y la rigidez del sistema político provocaron en 1957 la huelga ferrocarrilera y diez años después el movimiento del 68.

La reforma política incluyente de las oposiciones en 1977 o la formalización de la transición democrática en 1997, o bien, la reforma electoral de 2007, causada por la profunda controversia sobre los comicios presidenciales de 2006, son otras tantas marcas históricas.

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En el segundo, los años que terminan en 9 también expresan cambios relevantes en la historia política.

Asi, por ejemplo, la fundación de los tres partidos nacionales que condujeron al pais durante casi todo el siglo veinte y la primera década del siglo 21.

Me refiero al Partido de la Revolución Mexicana (PNR), antecedente del PRI, en 1929; el Partido Acción Nacional (PAN) en 1939 y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 1989.

Ahora bien, los años que terminan en 4 se suman a esa lista que contiene mas que efemérides.

En 1814, José María Morelos y Pavón logro en Apatzingán la aprobación de una Constitución progresista que reclamaba por vez primera la soberanía nacional para oponerse al intento neoimperial, monarquista y liberal de la Constitución de Cádiz de 1812.

En 1824, la mexicanidad dio un paso de gigante al aprobar el Acta de la Federación en enero y la Constitución hoy bicentenaria en octubre, llena de fortalezas (descentralización, parlamentarismo), pero también de debilidades (vicepresidencia, sin catálogo de derechos o controles efectivos).

En 1854 dio inicio la segunda transformación de la vida pública del país, a través de la revolución de Ayutla, que desembocó en las Leyes de Reforma y la Constitución de 1857 cambiando al país para siempre.

En 1874 se restableció el Senado de la República para rebalancear los poderes y abrir más espacio a la conducción presidencial.

En 1914, luego del brutal magnicidio del presidente Francisco I. Madero un año antes, al fin se licenció al ejército porfiriano y se fundó el ejercito federal y popular moderno.

Más adelante, en 1924 y 1934 accedieron a la presidencia de la República Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas quienes liquidaron en definitiva los restos del antiguo régimen porfiriano y aterrizaron al país en el siglo veinte.

Tiempo después, luego de luchas persistentes del movimiento femenino, en 1974 se consagró en el artículo 4 de la Constitución el principio de igualdad de hombres y mujeres ante la ley.

La entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio para América del.Norte y el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional el mismo dia primero de enero de 1994, generaron una dialéctica que en 2014, mediante las reformas del.Pacto por México, parecen haber dado el dominio indiscutible a un modelo neoliberal de nación y estado. Pero no. No ha sido así.

En 2024, no sólo hemos elegido a la primera mujer presidenta de la República de nuestra historia y de Norteamérica, sino que se votó por consolidar un proyecto social, popular, intercultural y liberal de estado constitucional.

Somos afortunados de vivir y participar en este nuevo cambio estructural del país.

Ojaoa que incurramos en mas aciertos que errores y podamos avanzar con pasos firmes y más seguros, iguales, libres y prósperos. Sincronizados con el siglo veintiuno. Orgullosos de nosotros mismos y fraternos con la Humanidad.