La disputa por la candidatura republicana para las presidenciales de EU el próximo año, ha entrado en un terreno lleno de ataques y descalificaciones entre el bloque antimexicano que representan el colérico expresidente Donald Trump y el gobernador de Florida Ron DeSantis, quedando en medio la ex gobernadora y representante de EU ante la ONU, Nikki Haley.
Trump se ha lanzado contra DeSantis calificándolo de desleal y de ser un político que quiere revivir la historia que protagonizó en los tiempos de la ola más fuerte de la pandemia del Covid-19.
Trump agredió a DeSantis diciendo que si no ha sido por su ayuda el gobernador de Florida seguiría siendo un personaje político del montón.
Pero DeSantis, que se reeligió en Florida con una aplastante victoria de cerca del 20%, lanza su candidatura a la presidencia con una fuerte crítica a la forma de gobernar que tuvo Donald Trump.
Trump y DeSantis fueron los más perrunos promotores de crear un “tercer país seguro” para poder realizar deportaciones masivas que violarían los derechos humanos de los migrantes.
Esa precampaña de pena ajena entre esos ambiciosos republicanos, que no representan para nada los ideales del partido que fundó Abraham Lincoln, ha sido descalificada por los demócratas que se aprestan a prevenir a los ciudadanos de Estados Unidos con la fuerte crítica que se vendrá desde el Congreso.
En México el presidente Andrés Manuel López Obrador ha logrado poner a nuestro país al margen de esa agria disputa.
Quienes se aprestan a lanzar todas sus baterías contra esos belicosos y antimexicanos son los demócratas.
Si Trump y DeSantis quieren crear un tercer país seguro, nunca se imaginaron que sería en su propia nación en donde encontrarían su principal oposición.
López Obrador y su canciller ven desde barrera de primara fila, el espectáculo que protagonizan Trump y DeSantis.