Los estilos de liderazgo político guardan estrecha relación con el contexto histórico y cultural en el que se forman los líderes.

En el caso de Xi Jinping, el ingeniero y presidente chino, esa afirmación se desprende de su recomendable obra sobre el fondo filosófico de su formación, pensamiento y acción, nutrido de la antigua sabiduría de su civilización. Otro tanto se puede afirmar de la física, Claudia Sheinbaum.

Dicho en breve, Xi postula que el valor en que descansa y que recorre todos los ámbitos de la vida pública es la filosofía moral.

Así, por ejemplo, cito a Xi Jinping, en su Filosofía inspirada en la milenaria sabiduría china. Lid Editorial. 2021: Todo lo bueno es lo que beneficia al pueblo o le infiere el menor daño posible.

Gobernar es obrar con justicia; no olvidar los peligros en tiempos de paz, ni la muerte cuando se sobrevive y tampoco el caos en medio del orden.

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Gobernar es accionar y no solo comunicar, y actuar como un agricultor que piensa de día y noche en su campo de labranza; es no desconcertarse ante grandes incidentes ni alterarse al afrontar la coyuntura crucial.

Gobernar con moralidad es como la estrella polar, a la que rodearán los otros astros; implica limpieza, discreción y diligencia; cultivo del espíritu y el cuerpo, lealtad y austeridad, cortesía, rectitud y hasta vergüenza.

Gobernar es estudiar, formarse y rodearse de personas extraordinarias para responder a los problemas públicos.

Es asumir que muchos problemas nacionales son problemas globales; auto-restringirse antes de restringir a los demás; reconocer y enmendar errores; mantener la fe en las propias ideas y convicciones; la innovación constante y el gobierno legal, en el entendido de que es más fácil hacer leyes que hacerlas cumplir.

Me detengo allí, pues el texto es mucho muy amplio y rico.

Más bien, invito a la reflexión sobre si la elevada credibilidad de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, captada a través de encuestas luego de sus primeros dos meses de gobierno, tiene algo qué ver con que profesa y observa ese tipo de filosofía práctica.

Así, por ejemplo: gobernar con el pueblo, por el pueblo y para el pueblo; aplicar los postulados de la economía moral, el humanismo y la austeridad republicana; no robar, mentir o traicionar; centralmente,, por el bien de todos, primero los pobres.

Si a ello agregamos su sensibilidad e inteligencia femenina y su compromiso coherente con la lucha en favor de las mujeres y los más vulnerables, así como la coherencia de sus políticas con el mandato recibido en las urnas, en particular para reivindicar y fortalecer los derechos sociales y construir un auténtico estado de bienestar popular, sin descuidar las finanzas de la casa común, entonces se comprenderá mejor su alto nivel de legitimidad.

Estimo que para una sana ecología entre saberes, según lo propone Boaventura de Santos Souza, la milenaria sabiduría china dialoga de manera fluida con la milenaria sabiduría amerindia y la multi centenaria cultura afrodescendiente mexicana, salpicadas con herencias árabes.

Considero que esas poderosas tradiciones son compatibles con lo mejor del valioso patrimonio liberal forjado durante siglos en el mundo occidental, del cual también somos beneficiarios, sinterizados en libertad, igualdad y fraternidad.

De la siembra de ese diálogo se recogerán aún mejores frutos: más certeza y menos miedo, más inclusión, bienestar y paz. Todavía más legitimidad.