En el contexto de la declaración de inconstitucionalidad por parte de la Suprema Corte de Justicia, AMLO y sus correligionarios, fieles a su retórica, no han escatimado recursos discursivos para acusar a los ocho miembros de ser conservadores y de estar plegados a intereses ajenos al general.
Ayer, el ministro Arturo Zaldívar, quien ha sido expuesto mediáticamente como apoyo de AMLO en la Corte, escribió en su cuenta de twitter: “Voté a favor de la reforma a la GN porque preserva su carácter civil. Su finalidad, la seguridad pública, y su formación, basada en una doctrina policial son de naturaleza civil. Confundir a la Sedena con el Ejército es un error conceptual y constitucional”. A la vez, reprodujo estos argumentos en su columna intitulada “Porque voté a favor de la Guardia Nacional” publicada ayer en Milenio.
Quisiera poner el acento en aquello “confundir a la Sedena con el Ejército es un error conceptual y constitucional”. ¿Qué significa? No lo sabemos. El ministro Zaldívar, imbuido de un lenguaje propio de la 4T, y tal y como lo plasmó en su argumento en favor de la constitucionalidad de la transferencia de la GN a la Sedena, utiliza una narrativa engañosa que conduce a una contradicción en sí misma.
¿No es acaso la Sedena el ministerio del gobierno civil que por naturaleza es de carácter militar? ¿No está formada en su mayoría por miembros en activo de las Fuerzas Armadas, y en particular, de soldados formados en el Ejército de Tierra? ¿No es la cabeza de la secretaría un general de cinco estrellas llamado Luis Cresencio Sandoval?
¿No es éste el único miembro del gabinete presidencial que no proviene de una formación civil? ¿No tiene la Sedena ciertas particularidades que la hacen única dentro de la administración pública federal como el hecho de tener su propio código de ética y sus tribunales judiciales? ¿No se distingue la Sedena en los hechos por una inmunidad judicial, a la vez que le caracteriza una opacidad en el ejercicio de sus recursos y en la asignación de contratos de obra pública? ¿No se ha negado el propio secretario a rendir cuentas frente al Congreso de la Unión?
En otras palabras, el argumento de Arturo Zaldívar cae en el mundo de la absurdidad. El apoyo a AMLO en la Corte por parte de la plagiaria Esquivel y Loretta Ortiz resultaría predecible tras haber sido nominadas por el propio jefe del Estado en funciones. Zaldívar, por su parte, quien llegó al máximo tribunal jurisdiccional con el apoyo de Enrique Peña Nieto, recurre ahora a argumentos pseudo jurídicos que, lejos de proteger la legalidad constitucional, alimentan la narrativa lopezobradorista, la cual, ha quedado claro, desdeña abiertamente el marco legal cuando éste no le favorece.
Afortunadamente, como quedó bien claro tras la votación de los ocho responsables miembros de la Corte que supieron leer la carta magna (literalmente, leer, pues se trata de una interpretación literal del 21 constitucional adaptada para analistas no versados en derecho o técnica jurídica) en México el imperio de ley se impone ante los designios autoritarios salidos del Poder Ejecutivo.