Quienes pensábamos que Claudia Sheinbaum estaba realizando un trabajo casi quirúrgico para con los menores daños posibles generar el rompimiento con su predecesor, hacer las cosas mejor y gobernar para todos, en una semana nos dimos cuenta que fue una farsa.

Hay al menos tres cosas que muestran que no hay intención de cambiar el rumbo del gobierno fracasado, corrupto y autoritario que le heredó López Obrador: negar la fe cristiana del pueblo de México; hacer giras de trabajo privilegiando a los suyos y pasando por alto a las ciudades que aún gobierna la oposición, que requieren atención del gobierno federal y que están siendo bien gobernadas, y tercero, insistir en negar la violencia incontrolable en que vivimos.

Mínimo respetar el protocolo

Lo quiso hacer AMLO y Sheinbaum lo consiguió, negar la vocación católica de un país donde más del 80% profesan la fe católica. Ante la muerte de sumo pontífice, la presidenta, representante de todos los mexicanos, decidido no asistir y presentar personalmente sus respetos por el deceso de un hombre que además de ser líder de la religión que predomina en México, era jefe del Estado Vaticano y sacerdote de la orden Jesuita cuyos principios, supuestamente empatan con el discurso que tanto presumen en términos de austeridad, igualdad y compromiso con la gente.

Claudia mandó una comitiva integrada por la secretaria de gobernación, Rosa Icela Rodríguez, el embajador de México en el Vaticano, el periodista Alberto Barranco Chavarría, cuyo papel ha sido diferente al de la diplomacia desde que AMLO lo nombró en 2019 y Clara Luz Flores, titular de la Unidad de Asuntos Religiosos de la Segob, que fue parte de la secta NXIVM, liderada por Keith Raniere, el mentor de Emiliano Salinas, que está en prisión al ser encontrado culpable de al menos siete cargos criminales, incluyendo conspiración para el tráfico sexual de personas, conspiración para el trabajo forzoso de las víctimas, extorsión, robo de identidad, asociación para delinquir, fraude electrónico y lavado de dinero.

Esta fue la flamante representación que mandó Claudia a la Santa Sede, funcionarios que ni siquiera fueron capaces de vestir apropiadamente para un acto de esta magnitud, pero qué se puede esperar de alguien que para buscar votos no dudo en usar un vestido con la estampa de la Virgen de Guadalupe.

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Ausencias significativas

En su gira por el sureste la presidenta volvió a demostrar que no le interesa el pueblo de México, al menos no todo. Sólo vio y habló con los suyos, el país le importa poco.

En su gira se hizo acompañar únicamente por representantes políticos de los partidos de su alianza, Morena, PVEM y PT, y visitó las obras inservibles herencia de AMLO, como el Tren Maya y los programas de vivienda que solo tienen sentido y propósito para los oligarcas inmobiliarios aliados a la 4T.

En Quintana Roo la recibieron la gobernadora Mara Lezama, la presidenta municipal de Cancún, Ana Patricia Peralta y el director del Infonavit, Octavio Romero, junto con el líder del Congreso Local, Renán Sánchez del PVEM, ahí dio el banderazo de arranque a las obras del Programa de Vivienda para el Bienestar.

También estuvo el gobernador de Yucatán, el neo morenista Joaquín Mena para acompañarla en el Tren Maya hasta Mérida donde dio el banderazo a la construcción del tramo del Tren Maya de Umán a Progreso.

Pero en Mérida hubo una gran ausente, la presidenta mejor calificada del país, Cecilia Padrón Laviada, quien seguramente no fue invitada por dos razones: es de oposición y ha venido haciendo una labor impresionante en los meses que lleva como alcaldesa de Mérida, con obras de pavimentación de calles (no parches ni bacheo), alumbrado público y seguridad y dando impulso al desarrollo económico, contando incluso con el reconocimiento del sector privado.

Cecilia ha impulsado obras de gran envergadura, impacto social y económico sin precedente, algo que parece no importarle a la presidenta, porque ni siquiera por protocolo le extendió una invitación a su gira, como dijo Salinas “ni los veo ni los oigo” y de trabajar, ni hablamos, sólo tuvo tiempo para las obras de la 4T aunque no tengan funcionalidad y estén envueltas en corrupción.

Minimizar el más grave de los problemas

Recientemente las autoridades de Estados Unidos emitieron una recomendación para que sus connacionales eviten viajar a Los Cabos y otras zonas donde se han registrado actos de violencia, balaceras y muertes.

Como AMLO, Claudia minimiza la gravedad del asunto y repite su discurso: critica a EE.UU. y niega problemas en México. Su postura muestra insensibilidad, falta de criterio democrático y evidencia que su prioridad es proteger los intereses de su antecesor, tratando como adversarios a quienes no coinciden.

¡Pobre México!

X: @diaz_manuel