La agenda de los cuidados es fundamental y se le ha dado mayor énfasis posterior a la pandemia en donde volvimos a darnos cuenta (una vez más), de las triples o hasta cuádruples jornadas que realizan las mujeres en los hogares al trabajar en su oficio o profesión y al mismo tiempo encargarse de la limpieza del hogar; de la carga mental de todo lo que conlleva tener insumos y en funcionamiento una casa y hasta fungir como maestra, doctora, psicóloga, chofer, así como un sinfín de tareas más, que dicho sea de paso, no son remuneradas pero tienen un gran impacto negativo en la salud de las mujeres.

Incremento de la violencia hacia las mujeres y niñas, aumento del abuso sexual infantil en los hogares, enfermedades por estrés y depresión, pérdida del empleo, son resabios de la contingencia sanitaria y que nos afectó más a nosotras, esto de acuerdo a información proporcionada por la Organización de las Naciones Unidas.

La tan mencionada “brecha de desigualdad” volvió a hacerse más grande. El machismo sigue latente en las políticas públicas al no aumentar los presupuestos destinados a la disminución de la violencia hacia las mujeres porque no es “prioridad” del Estado y hay que decirlo con todas sus letras. Mujeres de izquierda luchan al interior de su partido, al menos para mantener lo que ya estaba, pero no ha sido fácil. Tampoco podemos decir que la oposición esté gobernando con “perspectiva de género” los estados en donde tienen su bastión político, pero les acomoda usar el doble discurso en temporada electoral.

Quienes hemos gobernado municipios o alcaldías (en el caso de la Ciudad de México), sabemos que es ahí, en la patria chica, en nuestros territorios, donde podemos avanzar de manera crucial y generar proyectos a largo plazo, que quizá no les toque inaugurarlos ni cortar el clásico listón de obra, por los cortos tiempos de la administración municipal, pero que es necesario encaminar. Aunque con la posibilidad de reelección, bien podrían concretarse cuando hay voluntad de llevarlos a cabo.

Podemos seguir exigiendo a la federación los “recursos” pero nunca serán suficientes para los más de 2446 municipios en nuestro país. Con voluntad, estrategia y coparticipación se pueden detonar avances que prevengan los dolorosos feminicidios que le arrebatan la vida todos los días a 11 mujeres y a su vez, atiendan a esos millones de niños y niñas que han quedado desprotegidos y que hasta el día de hoy, tampoco existe una política pública para su atención, bueno, ni un registro de cuántas infancias son ni que ha sucedido con ellos.

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Da esperanza la experiencia y trayectoria de Clara Brugada, candidata a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México por Morena. Sus “Utopías” han recibido los elogios que merecen y focalizar su campaña en generar la “Ciudad de los Cuidados” es tan pertinente, necesario y oportuno. Generar de una vez por todas políticas públicas que impacten en las más de 500 mil madres autónomas (mal llamadas “solteras”) que viven actualmente en condiciones de pobreza en la ciudad, y de las que menos del 20 por ciento del total de 3 millones que existen, recibe algún apoyo del gobierno, resulta atinado.

Tenemos que seguir generando esta conversación y reabrir las pendientes, como el asunto de las estancias infantiles que se cerraron este sexenio y que afectaron a millones de madres, entre las que me incluyo. El abandono paterno y las pensiones alimenticias que parecen incobrables deben formar parte de las propuestas de gobierno. Las Alcaldías y el poder judicial también tienen que participar de manera activa en la implementación de un plan basado en los cuidados. Espero que podamos ver florecer el planteamiento que de entrada, se avizora positivo.

*Mamá de Sabina, comunicóloga y maestrante en Gobierno y Políticas Públicas por la Universidad Panamericana.