Lo ocurrido con el deslinde del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas del Colectivo por México muestra que los políticos están desinformados. Varios espacios dieron cuenta del reclamo presidencial al ingeniero -seguido del de Claudia Sheinbaum-, sin advertir que ya se había deslindado del grupo. Mario Maldonado lo señaló en su columna de El Universal el viernes previo a la presentación pública del grupo y su documento eje.
Mario escribió: “algo no le cuadró a Cuauhtémoc Cárdenas, quien asegura no ser parte del movimiento denominado “Punto de Partida” en el que un grupo de políticos, acompañados por miembros de la sociedad civil, plantean propuestas para recomponer el país, ya que consideran que las decisiones de la administración federal han provocado un Estado omiso, autoritario y que militariza…nos aseguran fuentes cercanas al ingeniero, que no participa en el movimiento. Que no cuenten con él”.
Llama la atención que el presidente no haya preguntado a su jefe de asesores Lázaro Cárdenas Batel o que ninguno de los organizadores del evento del lunes se haya tomado la molestia de verificar la información hecha pública tres días antes de que el ingeniero había decidido desvincularse de tal iniciativa. No se puede soslayar la pifia, y si bien es cierto que el colectivo integra a muchas personalidades de talento y de ejemplar trayectoria, precisamente por tal razón requería un cuidado que no se tuvo. La nota del lunes fue la ausencia de Cuauhtémoc, y durante y después del evento muchos se dieron por sorprendidos de algo que con antelación se sabía.
El ingeniero Cárdenas no ha sido claro sobre las razones de su exclusión a pesar de reconocer que sí participó en las reuniones preparatorias y de que el documento Punto de Partida incorpora partes relevantes de su libro Por una Democracia Progresista. Esta falta de precisión lleva a considerar que su autoexclusión fue para no desmarcarse del proyecto en el poder ni del presidente López Obrador.
Otras razones podrían relacionarse con el sentimiento de que estaba siendo utilizado en una aventura de incierto destino. El colectivo agrupa a muchas personas de diverso origen y posturas, casi todos convergen en su oposición al régimen, algo que él también ha hecho, pero de manera individual, no como un posicionamiento político compartido, además de manera muy cuidada. Insuficientes para retener al ingeniero resultaron la moderación del colectivo como una tercera vía al margen de la polarización y evitar temas candentes como el rechazo a la reforma electoral del régimen, central en la movilización ciudadana reciente.
La salida del ingeniero Cárdenas es un severo golpe al proyecto por dos razones: la más evidente es el peso y el significado de la declinación del líder de mayor peso en la izquierda democrática quien, al excluirse, lleva un implícito cuestionamiento a la iniciativa; la segunda, porque a nadie, menos a personas del prestigio que convoca el Colectivo, les es permisible el ridículo o el descuido.
Como bien señala el ingeniero Cárdenas, es útil la multiplicidad de voces en el debate sobre el futuro del país. Las pretensiones de algunos de ser más o mejores que los demás llevan al desencuentro, sobre todo cuando la suma de los distintos conduce a la ambigüedad, a los lugares comunes o a la indefinición en temas centrales de la vida pública, como la amenaza del régimen a la institucionalidad democrática, la agresión recurrente a la libertad de expresión o la creciente escalada del crimen organizado en la política y la economía nacionales.
No será fácil para el Colectivo por México recomponer camino, pero tales iniciativas deben continuar, prosperar y multiplicarse. Es valioso el capital humano convocado e involucrado, además de muchos otros dispuestos a participar en proyectos semejantes. Por lo pronto y de manera urgente dos definiciones parecen ser imprescindibles para el Punto de Partida: su adhesión a la movilización ciudadana del 26 de febrero por la defensa de la democracia y su rechazo, firme e inequívoco, a la reforma electoral del régimen. Quizás haya bajas, pero ganará sentido y propósito, además de claridad sobre lo que se defiende y rechaza.