Los medios de comunicación y la opinión pública nacional han hecho eco del lamentable suceso que tuvo lugar el domingo en el Zócalo. Cómo ha sido bien analizado y comentado, la plana mayor de Morena (muchos de ellos bastante impresentables) estaban en otros asuntos cuando la presidenta Claudia Sheinbaum se acercó a saludarles.
A mi juicio se trató de un descuido desafortunado. Si bien la oposición ha utilizado el asunto como elemento para hablar sobre una segura desunión en Morena, considero que debe ser matizado y analizado en contexto.
Como he señalado, Adán Augusto López, Andrés López Beltrán, Luisa María Alcalde y el resto de los protagonistas fueron pillados distraídos. Dudo que se haya tratado, como puede verse en los vídeos, de un acto deliberado dirigido a ignorar a Sheinbaum. Pruebas de ello han sido las disculpas reiteradas expresadas. Se trataría, en todo caso, de un suceso aislado e insignificante que no merecería mayor atención. Por otro lado, la ausencia de un mensaje del hijo del ex presidente AMLO ha dado lugar también a comentarios que deberán ser abordados en otro momento.
Sin embargo, también se vale otra lectura. En el contexto del rumor en torno al dominio del clan obradorista (dirigido por AMLO, según se especula) sí que podría especularse que el evento podría sugerir un distanciamiento. No es nuevo, empero, pues se sabe bien que una buena parte de la élite morenista no es “claudista” sino que mantiene lazos afectivos (¿y políticos?) con el expresidente.
En un ejercicio de paralelismo, así como el obradorismo ha buscado minimizar el encuentro de AMLO con la madre del Chapo (¿por qué sería importante saludar y ser cordial con una señora mayor?) resultaría estéril si no fuese visto en medio de un contexto marcado por sospechas de complicidad del gobierno con el crimen organizado.
De vuelta al Zócalo. Sí que sería un suceso menor haber accidentalmente ignorado a Claudia Sheinbaum. No obstante, a la luz de las sospechas de rompimiento en el seno del partido oficial, sí que cabría otra lectura. Eso es algo, a mi juicio, que Morena no puede permitirse; ni el rompimiento de un protocolo ni el levantamiento o confirmación de sospechas que no harán otra cosa que poner sobre la mesa las enormes deficiencias del partido oficial.
Sí, se habla mucho sobre el rompimiento interno de Morena y el clan “claudista”. ¿Será capaz la presidenta de sofocar estas especulaciones y hacer frente a una posible escisión del partido? Lo veremos.