“Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una reorganización, intenta desordenarlas. Si están unidas, siembra la disensión entre sus filas. Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te espera. Estas son las claves de la victoria para el estratega.”

SUN TZU

“Deberías hacerme tu jefa de campaña. He nacido para la política. Tengo un pelo estupendo y me encanta mentir.”

CHELSEA PERETTI

Jefes de campaña

He intentado resistir; muchos mexicanos junto conmigo. Pero ha sido inútil. El presidente AMLO decidió adelantar el proceso sucesorio —más de dos años— y a pesar de que formalmente ello es ilegal (estamos claramente en tiempos de actos anticipados de campaña, esto es, en los que no se puede hacer proselitismo para la contienda presidencial), el país entero, ya no se diga el gobierno federal, están volcados en ello. El poder y arrastre del primer mandatario es tal que las pautas que él marca para el ámbito electoral son las que imperan en nuestra realidad, más allá de lo normativamente establecido.

Así, hablar de las (sus) posibles corcholatas ha generado un sinnúmero de acciones, reacciones, grillas y especulaciones a todo lo largo y ancho del espectro político nacional. Entre ellas, el que cuatro de los suspirantes a la grande por el partido oficial se hagan de estrategas que les armen un plan para llevarlos con éxito —eso esperan— a asegurar la candidatura y luego la presidencia. (Seamos honestos, ¿hay otro instituto político además de Morena que sea relevante en estos momentos?).

Obviamente los disfrazan de asesores en imagen, de consultores en comunicación o de otras descripciones varias. Y es que llamarles jefes de campaña sería mal visto… ya no solo por parte del INE y del TEPJF —instituciones que la 4T pinta de instancias dedicadas a la censura—, sino también por una parte de la ciudadanía que aún pone ciertos límites a las trancas que nuestra clase política se puede o no saltar con objeto de hacerse de un puesto de elección popular.

Antoni Gutiérrez-Rubí

Posiblemente, de los cuatro aspirantes morenistas, el estratega que más notoriedad tiene sea el de Claudia Sheinbaum. A la jefa de gobierno capitalino la asesorará (“solo en unas cuantas pequeñas tareas”, dijo ella) todo un profesional. Se trata de Antoni Gutiérrez-Rubí, quien recientemente llevó a la victoria a Gustavo Petro en Colombia. Por supuesto, hay que notar, a lo largo de su amplia y prolífica carrera, también ha sufrido descalabros (en Chile, por ejemplo).

Total, un muy buen consultor en propaganda comunicacional, no tanto en movilización electoral, que tiene desde hace muchos años una empresa que vive de vender sus servicios profesionales. Este se emplea con quien le pague, pero sobre todo con quien congenie.

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Por qué Juan Carlos Monedero no

No pocos analistas y columnistas han comentado el fichaje de Gutiérrez-Rubí, lo cual es obviamente natural. Uno de ellos, Darío Celis ayer en El Financiero. Periodista siempre bien informado, aunque en este caso se equivoca en algunos aspectos. Uno muy importante: el catalán Gutiérrez no va a cobrar la suma que menciona Celis, si acaso 10 por ciento de eso.

Y, bueno, lo otro que menciona Darío es más relevante: aquello de que hay molestia entre los duros de izquierda en Morena porque Sheinbaum se haya decantado por el catalán en lugar de optar por otro español, Juan Carlos Monedero, personaje muy ligado a un partido de izquierda de aquel país, Podemos. Que Claudia no haya convocado al señor Monedero nada tiene que ver con una definición ideológica y sí mucho con una determinación de carácter técnico.

Ya invitará Claudia a la pachanga a Monedero —activista político más que estratega en estricto sentido—; sí, lo hará cuando gane la presidencia. Pero ahora ella prefiere imprimirle seriedad a la contienda por la candidatura, ¿qué no?

Y por cuanto a ello, Dario Celis tiene razón cuando dice que varios cuatroteístas de hueso colorado se sintieron traicionados por la selección de Antoni Gutiérrez-Rubí, más estratega que ideólogo. Estos olvidan, no obstante, que López Obrador operó exactamente de la misma manera. Puso a un exitoso empresario y estratega llamado Alfonso Romo, más bien de derechas —y hasta de ultraderecha—, a dirigirle su larga campaña rumbo al 2018. Activismo, apasionamiento y jolgorio los dejó para después; ya con la victoria asegurada a diario celebra con personajes muy de izquierda, convencidos lopezobradoristas pero que de eficiencia operativa no tienen mucho.

Emilio Lezama

Ahora bien, tan Gutiérrez-Rubí era la opción más anhelada por los morenistas (no se hagan gansos), que Marcelo Ebrard también se lo quizo conchabar para su equipo; no lo logró, pero esa es otra historia. Cuando haya tiempo contaremos.

El hecho es que el secretario de Relaciones Exteriores tiene ahora a su lado a Emilio Lezama; otro profesional muy efectivo, si bien no propiamente en el ámbito del proselitismo electoral. Lezama estuvo a cargo de la película ‘Roma’, de Alfonso Cuarón y como estratega en el sector público y privado ha sido muy exitoso en sus proyectos con Netflix y campañas políticas en Ecuador y Estados Unidos, entre muchos.

Creo que aquí es importante aclarar un cosa: si los cuestionamientos de nosotros los críticos, así como de gente de Morena, van a girar en torno a cuánto le cobran los estrategas a sus respectivas corcholatas, probablemente Lezama le cobra bastante más al canciller que lo que Gutiérrez-Rubí factura a Sheinbaum. Solo digo.

Anita, La Chaparrita

Sabemos bien que hay de chorcolatas a descorchados, siendo el legislador Ricardo Monreal vivo exponente de lo segundo. El coordinador de los senadores morenistas no está —y apuesto no estará nunca— en la venia del señor Andrés Manuel.

¿Que Monreal se molestó / envidió a Sheinbaum por su reciente “adquisición”? Sí, que ni qué. Mas reaccionó mal, y el agudo político se equivocó al querer cuestionar a la titular del gobierno capitalino por ello. Y así, en aras de acusar a Claudia de malinchista (haber contratado a un europeo), Ricardo pecó de clasista y cayó en la discriminación. ¿Era necesario que se refiriera a su estratega mexicana como “chaparrita”? Sin duda existen mujeres mexicanas mucho muy capaces en el ámbito de la estrategia electoral; ser alta o baja, prieta o güera, originaria de Chiapas o de Sonora, no es relevante… ¿o me equivoco?

El ‘mejor ya córralo’

Desconozco quién es el estratega detrás de la campaña del tabasqueño Adán Augusto López Hernández, nuestro titular de Gobernación. Pero lo que sí sé es que mejor sería que le diera las gracias y lo despidiera.

¿Cómo se le ocurrió instruir a que el gobierno de Tabasco solicitara —y concretara— el cese de seis funcionarios (entre ellos la titular de la Secretaría para Desarrollo Energético, Sheila Cadena Nieto; el coordinador estatal para la Regulación de la Tenencia de la Tierra, Francisco Sánchez Ramos; el director de Desarrollo Social del Instituto de Vivienda de Tabasco, Roberto Mendoza Flores, y el director de Tránsito Municipal en Cárdenas, Iván Peña Vidal) por el solo hecho de haber asistido a un evento en apoyo a Sheinbaum este 23 de agosto pasado en dicha entidad? ¿O habrá que mirar para el otro lado y decir, como lo hizo el gobernador Carlos Manuel Merino, “no hacer una telenovela donde no la hay”?

Adán tiene mucho para crecer y podría llegar a ser igual o hasta más competitivo que sus otros tres adversarios, pero estos actos de represión al estilo del viejo priismo no son el camino para lograrlo. Claro que no.

Para acabarla de amolar, ¿le habrán notificado al precandidato López Hernández que entre esos simpatizantes tabasqueños que participaron en el evento en apoyo de Sheinbaum estuvo presente José Ramiro López Obrador, hermano de Ya sabemos quién’?

¡Vaya forma que tuvo el equipo de campaña de Adán Augusto de dispararse en el pie…!