Según varios informes, miles de trabajadores perdieron la vida mientras construyeron los estadios, y muchos más sufrieron condiciones de trabajo peligrosas y abusos laborales.
La falta de responsabilidad y rendición de cuentas por parte de las empresas y los responsables políticos es alarmante. A nadie le importó el destino de los trabajadores, en su mayoría migrantes y trabajando en condiciones de esclavitud.
El festejo en Argentina no fue mejor. La muerte de cuatro personas y las decenas de heridos durante los festejos por la copa del mundo es una tragedia inaceptable que debe ser condenada y evitada en el futuro.
El propio festejo triunfal de los jugadores se vio interrumpido, ya que varias personas resultaron con fuertes lesiones en su furor, incluyendo uno que se aventó al camión en movimiento desde un puente. La sabiduría popular señala que uno de los fans que se abalanzaron sobre el camión de los seleccionados argentinos logró saludar a Messi y el otro a Maradona.
Poco ayudó Messi señalando que ama a su país “en lo bueno y lo malo” desde Instagram, diciendo que “no lo entenderían”. Dudo que los cuatro muertos innecesarios en el “festejo” hayan valido la pena, pero a estas alturas, que les importa eso a los fanáticos futboleros. Vamo, vamo, vamo...