Los hechos de violencia ocurridos el sábado pasado en el partido de fútbol entre los Gallos Blancos del Querétaro y el Atlas de Jalisco en el estadio de la Corregidora, marcan un hito que muestra el nivel de descomposición social y de gobierno que existe en México.

Durante los últimos años, la violencia ha ido creciendo, pareciera que los grupos criminales gozan de licencia para actuar libremente a sabiendas de que no existirán consecuencias ya que, posiblemente, están vinculados a las más altas esferas de los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal.

Los lamentables sucesos del pasado fin de semana así lo muestran, un espectáculo dantesco que dejó un saldo de al menos 26 personas heridas que estuvo precedido por otro deplorable hecho, la matanza y ejecución de al menos 17 personas en Michoacán. No son eventos esporádicos, la violencia crece y el nivel de crispación social empeora cada día.

Sin embargo, es la respuesta de unos y otros gobiernos al enfrentar la problemática lo que empieza a marcar la diferencia, aunque no se refleje en la reducción de la violencia.

Acciones de gobierno o negarlo todo

AMLO tiene una forma muy singular de afrontar los hechos de violencia por graves que sean, lo niega, se deslinda y responsabiliza a sus adversarios.

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Sobre lo acontecido en San José de Gracia, Michoacán, dijo: “Se habla en las redes sociales de 17 fusilados, me llamó mucho la atención. Ojalá y no sea cierto, que no sea como lo están difundiendo… porque lo dan como un hecho. Deseo con toda mi alma que no sea como ellos lo están dando a conocer” y añadió, “se está haciendo la investigación, pero hoy en la mañana el informe que nos dieron, no han encontrado cuerpos; sí dos vehículos, casquillos, en unas bolsas, pues partes de seres humanos, pero no tenemos más. Hoy seguramente, se va a saber más; pero la Fiscalía no nos ha enviado información”.

Al no poder negarlo más, vino la victimización. Cuando presentó dos días después al subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía, para rendir un informe, aclaró:

“Y como hay mucha desinformación porque el conservadurismo está empeñado y desesperado en atacarnos, la mayoría de los medios de información, en coro en contra de lo que estamos llevando a cabo, que es una transformación del país… Entonces, cualquier cosa que sucede, como estos lamentables hechos, le dan vuelo ¿no? Hasta Calderón, cinicazo, todavía estamos esperando que explique por qué tenía como brazo derecho de su gobierno a García Luna, por qué lo nombró secretario de Seguridad Pública, ya no hablemos de por qué se robaron la Presidencia en el 2006 y de otras cosas; pero se atreve a opinar”.

AMLO

Respecto a los hechos en el Corregidora, la posición del gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, fue muy distinta. Su primera reacción fue reconocer los hechos y dar el parte oficial el mismo día de los sucesos: “Mi primera obligación es estar con las víctimas, compartir su pena y su dolor. Condeno y lamento muchísimo lo sucedido. Me siento ofendido e indignado. A los violentos les vamos a responder con ley y con justicia ejemplar dura e irrefutable. Vamos a sancionar lo que se tenga que sancionar”.

Informó también sobre las acciones que llevaría al cabo su gobierno, como apoyo a los lesionados, canales de información oficial, coordinación con el gobierno de Jalisco, reunión con el presidente de la FMF, Mikel Arriola, y que la Fiscalía del Estado iniciaría las carpetas de investigación correspondientes.

Con estas acciones los resultados empezaron a verse, el propio gobernador informó que se cancelaron los servicios de la empresa de seguridad privada G.E.S.K9, contratada por el Club Querétaro, y la suspensión de cinco funcionarios públicos.

Evidentemente no es la solución, faltan renuncias de altos mandos y que se concreten las 26 órdenes de aprehensión giradas la noche del lunes, pero es la muestra de un gobierno que se pone en acción para enfrentar un problema de grandes magnitudes.

Politizar en vez de resolver

Por otra parte, los hechos no parecieron una trifulca entre aficionados iracundos sino más bien una pelea entre bandas del crimen organizados, incluso se menciona que se trató de un enfrentamiento entre los huachicoleros de Santa Rosa de Lima contra el Cartel Jalisco Nueva Generación.

De hecho, esta versión cobra relevancia luego de las declaraciones del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro: “no fue un pleito normal entre porras”, lo malo e irresponsable fue que, como Pilatos, se lavó las manos y le “echó la bolita” al gobernador de Querétaro para que lo resuelva. Si Alfaro sabe algo o lo sospecha, porque una de las partes involucradas es de su estado, lo tiene que aclarar y coordinarse con el gobierno de Querétaro y el Federal, de lo contrario esto solo servirá para su politización, como la ejecución en Michoacán.

Lamentablemente AMLO le echa gasolina a la fogata y politiza el asunto. Su posición, como la de Alfaro, es irresponsable, al responsabilizar a los “gobiernos neoliberales” que “abandonaron al pueblo” y así, su retórica de siempre y, en ese afán de politizarlo, contradijo el informe del gobernador queretano al asumir que hubo muertos: “Debe de llamarnos la atención lo que se maneja en redes sociales, sin afanes de censura, nada más que se repite mucho el 17. En San José de Gracia es 17 fusilados, según las redes y el inicio de toda la información en redes; y en el caso de Querétaro, 17″.

La inseguridad, la polarización y el avance del crimen organizado llevan al país a un estado de violencia que ya rebasa cualquier límite, sumado a una ausencia de gobierno y una falla grave en las instituciones encargadas de la seguridad y procuración de justicia que nos pone en una espiral de violencia e impunidad incontrolable.

Politizar es lamentable, no exigir a los gobiernos federal, estatal y municipal, responsabilidad y soluciones, por filias y fobias, es anti patriota.

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