Siempre me ha llamado la atención el tema de la meteorología. Una especie de fascinación siento por el tema, pero no sabría decirles exactamente por qué.
Quizá viene desde que mi madre, cuando yo era niña, en los noticieros y en la radio le ponía particularmente atención a la sección del clima. O era que mi hermana siempre estaba pensando si iría a llover o había sol. Me llamaba para decirme que haría frío o que se estaba asando... Cuánto la extraño.
Y con la llegada de la red social X, la información es inmediata y por supuesto que empecé a seguir cuentas que tuvieran que ver con la meteorología.
Y a pesar de que vivo en Querétaro, un estado en donde parece que nunca pasa nada relevante en torno al clima, por lo general siempre hace mucho calor y cuando hace frío lo hace en serio pero dura muy poco, para mi tristeza.
Tampoco es que llueva. La lluvia aquí es un milagro y todos nos ponemos contentos cuando eso sucede.
El día de ayer, en las páginas que sigo que tienen que ver con la meteorología, daban cuenta del enorme fenómeno que sería Beryl, un huracán que no tendría por qué haberse formado en pleno verano ni tampoco en el Atlántico.
Cuentan también que adquirió mucha fuerza de manera súbita alcanzando la categoría 4, afortunadamente bajando a la escala 3 hasta el momento.
A mí me gusta publicar esta información y darle ‘rt’, porque siento que el gobierno no acciona ni reacciona contra los huracanes. Empiezan las lluvias torrenciales y luego la devastación.
Pero el presidente de México se enoja cuando se le cuestiona acerca de los huracanes. Se lo toma personal. Cree que es un ataque contra él.
Y sí, ayer publiqué en mi cuenta que este huracán impactaría las costas de Yucatán y que vendría con fuerza. Pero no faltaron los comentarios morenistas en contra de mis publicaciones es diciéndome que yo sería feliz de que hubiera una tragedia, de que yo estaba asustando a la gente, de que casi casi estaba inventando la existencia de Beryl.
Me pareció sorprendente cómo pueden pensar que anhelo que ocurra una tragedia.
Lo que quiero evitar con mis publicaciones es que esta clase de fenómenos sean tan devastadores que la gente no tenga conocimientos de ellos y no tenga tiempo de prepararse. Lo que yo pretendo lograr es que se difunda la noticia y se prepare el que se quiera preparar.
¿O acaso, ayer el gobierno de México emitió alguna alerta?
En fin… es una desgracia que el presidente López Obrador se ofenda por los fenómenos meteorológicos que se dan en el país.
Mal por sus seguidores que también piensan que uno desea que llegue la desgracia.
Al momento que escribo Beryl no toca aún las costas mexicanas. Espero en verdad no hayan damnificados de ninguna manera y bajo ninguna forma.
Ya bastante golpeado quedó Acapulco como para imaginar que otra vez alguien tenga que perderlo todo por estos huracanes que hoy en día se alimentan y se comportan de maneras nunca antes vistas.
Mis mejores deseos para mi país.
Es cuanto.