Un papel relevante están tomando los jóvenes en el continente americano. Su voz se está haciendo oír ante algunos acontecimientos actuales que marcan la agenda política y los derechos humanos.
Frente a la complejidad con la que se desenvuelve la juventud en la dinámica social es un desafío mover su voluntad para que tomen interés y se conviertan en representantes legítimos en la construcción de un mundo más justo y con libertades. Pero en los tiempos actuales se observa que ese sector de la sociedad está dejando a un lado su desconfianza y negatividad para formar parte de la solidaridad colectiva.
En México, por ejemplo, aunque siempre se ha visto una apatía juvenil hacia la política, en estas elecciones consideradas como históricas, la juventud empieza a definir sus simpatías por alguna de las personas candidatas a la presidencia.
Desde luego, las redes sociales juegan un rol importante porque facilitan que los mensajes políticos lleguen de manera más directa a los electores, con lo que se ayuda a mejorar la comunicación y que esta sea más personalizada.
El diario Milenio publica que según el reporte semanal de MilenIA, Central de Datos e Inteligencia Artificia, un tercio de usuarios de las redes digitales de 26 a 35 años han decidido promover que se acuda a las urnas el 2 de junio, en tanto, solamente un 7 por ciento de ese segmento de edad “puede identificarse como abstencionista convencido y advierte que no acudirá a las urnas”.
De acuerdo con la nota firmada por Esteban David Rodríguez, entre los cibernautas de entre los 18 y los 35 años, y que además conocen a los candidatos presidenciales y/o sus propuestas, el 49.10 por ciento tiene simpatía por alguna de ellas, en tanto que el 22.46 no emite juicios de valor y un 8.27 asume lo que se denominaría un abstencionismo informado.
Tomando en cuenta lo anterior, esta semana, Consulta Mitofsky dio a conocer su más reciente encuesta de abril sobre preferencias electorales, en la que la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, no solo se mantiene con amplia ventaja, sino que es de resaltar que el sector que más la apoya es el de la juventud.
El resultado del estudio realizado casa por casa arroja que entre los jóvenes de 18 a 30 años, el 61.1 por ciento de los encuestados votaría por la abanderada de la coalición Sigamos Haciendo Historia, mientras que solo un 16.6 por ciento lo haría por la candidata del PRI, PAN y PRD, Xóchitl Gálvez, y el 10.4 por ciento prefiere al candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez.
Claudia Sheinbaum también tiene ventaja entre las personas cuyo rango de edad oscila entre los 31 y 49 años de edad: El 48.1 por ciento de los entrevistados le dará su voto, y quienes lo harán por la hidalguense es el 27.4 por ciento. Por el emecista solo un 11.4 por ciento irá a las urnas a darle su sufragio.
Es preciso destacar, también, que en nivel de estudios, del segmento que corresponde a Preparatoria y más, el 46.3 por ciento votará por la candidata morenista, mientras que el 27.7 por ciento lo hará por la prianista y el 12.4 por ciento por el abanderado de MC.
Cabe resaltar que en los tiempos electorales en el país, siempre se pone énfasis en el llamado a la juventud a que se involucren en el quehacer político y ejerzan su voto. De acuerdo con cifras del INEGI, el 30 por ciento de la población total en el país corresponde a jóvenes entre 15 y 29 años.
Estos son los datos juveniles en México que reflejan que la inclinación de la juventud es hacia la izquierda. Pero en la esfera internacional también hay una manifestación notoria de los jóvenes en contra de acciones que consideran van en detrimento del bienestar social y la paz mundial. Especialmente en Estados Unidos, donde se está dando un fenómeno en enganche por parte de los universitarios a la causa palestina.
De acuerdo con los reportes publicados en este espacio noticioso, las protestas en demanda de un alto al fuego en la Franja de Gaza por parte de Israel se han incrementado durante esta cuarta semana de abril, y se reporta que suman 60 universidades que salen a manifestarse en favor de Palestina, donde más de 34 mil personas han muerto y más de un millón y medio tuvieron que abandonar sus hogares desde que comenzó el ataque israelí hace 6 meses.
En Estados Unidos las protestas comenzaron en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y han sido detenidas más de 400 personas por los enfrentamientos entre la policía y los estudiantes en la intentona de las autoridades por disolver las manifestaciones con el uso de la fuerza.
La exigencia es clara: que las universidades se desvinculen de Israel así como de cualquier compañía que apoye los ataques de esa nación en Gaza y se detenga la masacre de miles de civiles palestinos.
Las expresiones de los universitarios están aumentando a tal magnitud que la comentocracia y especialistas en EU señalan que los jóvenes han estudiado y replicado tácticas de protesta de 1968, cuando se dio la movilización contra la guerra en Vietnam.
Otras protestas masivas en las que participan activamente los jóvenes es en Argentina ante las polémicas medidas que está adoptando el presidente Javier Milei.
Tan solo el pasado 23 de abril, se llevó a cabo la Marcha Federal Universitaria que convocó a cientos de miles de ciudadanos en todo el país, en reclamo por la necesidad de salvar la educación pública y gratuita, pues su crisis económica aumentó a raíz del plan de recortes presupuestario del actual gobierno ultraderechista.
La marcha estuvo encabezada por estudiantes y profesores, con el respaldo de obreros y sindicalistas que presionan para que se revierta la política de la “motosierra”, como llama Milei a su política de disminuir la participación del Estado en todas las actividades públicas.
Este panorama muestra el ascendente activismo de los jóvenes en las diferentes diligencias actuales de las sociedades. Su participación es necesaria y oportuna para construir con fuerza e ideas frescas un mundo mejor.
Y si bien no es fácil inmiscuir a la juventud en política y demandas justas, con motivación y creatividad de la familia e instituciones sociales se les puede integrar con reconocimiento de sus capacidades para que lideren los procesos que conduzcan hacia un futuro con más oportunidades para todas las personas.