Las cosas en los espectáculos públicos masivos han cambiado mucho. Lo que pasa en México también pasa en otros lugares del mundo, pero eso no es excusa ni trae las vidas perdidas de regreso.
Hace unos meses vimos lo que pasó en Querétaro con pseudo aficionados que se pelearon por “los colores”, que ampliamente los desconocieron al momento de las consecuencias. Se han tenido batallas estúpidas entre personas que le van a un equipo y otro. Y cuando uno de los equipos quiere solucionar las cosas buscando que no entren otros aficionados al ser considerados de alto riesgo son demandados porque no les permiten la libre entrada a los del otro equipo.
Mi experiencia
Mi experiencia en los estadios no pasa de unas mentadas de madre de los contrarios por ir con la camisa rival. Con aficiones bravas como las del Veracruz, los Pumas y el América, no he tenido ni un solo problema. Con la del Tiburón iba solo, con la del América con mi esposa embarazada y con la de los Pumas con mi hijo pequeño. En los tres partidos ganaron los Rayados y salimos sin problema y hasta felicitados por la victoria.
La casa del dolor ajeno
Desde que yo recuerdo en Monterrey siempre han dicho que ir a ver a los equipos de Torreón es peligroso. No sé a quién se le ocurrió ponerle como mote al Estadio del Santos de Torreón, “La Casa del Dolor Ajeno”. La Casa del Dolor Ajeno (imagino que basado en el nombre que le dieron al estadio de Santos) es un libro de Julián Herbert que habla sobre la masacre de 303 chinos en Torreón por la toma de la ciudad. Herbert prueba en esta crónica que el asesinato es producto de la xenofobia que imperaba en la sociedad torreonense.
Fraccionamiento
Hay muchos factores que suman para que sucedan estos hechos de violencia. No podría decirle porcentajes, pero todos suman para que al final sucedan cosas como lo que sucedió el domingo pasado. El mundo, no sólo México, está bastante fraccionado. Ucrania vs Rusia, Gaza vs Israel, los de la 4T contra los demás y los demás contra la 4T., republicanos contra demócratas. El apasionamiento con la bandera del fraccionamiento nos da este tipo de reacciones.
Las barras
De la creación de las barras, mal llamados “grupos de animación” por la gente de la Federación Mexicana de Futbol, nace el sentimiento de que todos son enemigos menos los que traemos la misma camiseta. Apasionamiento mal enfocado que nos lleva a mafias pequeñas o grandes. Nos lleva a gente que amenaza diciendo “al que no brinque lo madreamos”. Nos lleva al nosotros estamos bien y ustedes están mal. Los de enfrente son tontos porque no le van a nuestro equipo, nosotros no lo somos por qué le vamos al nuestro, aunque no sean los mejores, ese es el razonamiento de muchas barras.
El alcohol
Los estadios de fútbol se convierten en las cantinas más grandes de la ciudad. Hay gente que toma por gusto y otros que toman para quedar inconscientes. Hay límites de horario para la venta de la cerveza en algunos estadios, pero no en todos. Esos límites pueden hacer que la gente se tome la cerveza en menos tiempo o que ya vengan “enfiestados”. Mucha gente no sabe manejar la ingesta de alcohol, tanto que esta ingesta es la culpable de problemas familiares. ¿Cómo solucionar esto? Es una fórmula complicada a la que se tendrían que comprometer los clubes para lograr una solución.
La Federación
Es increíble que a la Federación le preocupe más que griten “puto” en los estadios que por buscar una solución a los problemas de violencia. El grito no ha matado a nadie, en lo que no se han concentrado sí. Tendría que haber protocolos de salida para los aficionados y estandarización de procesos en la contratación de seguridad. Mire que con todos estos incidentes no veo mal que la Guardia Nacional se aplique en estos casos. Si están ocupados construyendo cosas que no puedan estar ocupados en lugares donde obviamente la población supera a lo que pueden hacer los cuerpos de seguridad locales. La FMF debería de controlar esto.
Los medios de comunicación deportivos
Échese una vuelta por algún programa deportivo en cualquiera de las cadenas públicas o de paga. Vemos a “comunicadores” como aficionados de sillón denostando a los del otro equipo. Está Alvarito Morales, están todos los de Multimedios, la gente de las mesas de discusión y hasta el mismísimo José Ramón Fernández criticando sin fundamento. En este rollo del fútbol, los “comunicadores” saben que fraccionar vende. Muchos dirán que es la polémica, no es así, es fraccionar. En redes, poner un comentario que denostó a otro equipo hace que se tenga un montón de contestaciones que al final el “comunicador” vende como influencia sobre la gente.
La fórmula que usó por años, el fallecido comunicador Roberto Hernández Jr., cultivó el fraccionamiento que hay entre diferentes aficiones del noreste del país. Hay odio entre la gente de Rayados, Tigres y Santos por el constante golpeteo que dieron estos medios durante años. Lo malo, es que ahora los sucesores llevan esta fórmula de la peor manera. ¿Genio de la comunicación? Encender a Roma y verla arder no debería de ser considerada como genialidad.
Los medios se lavarán las manos diciendo que no le han estado diciendo a la gente que sea violenta, habría que recordar que la sociedad de ahora además de fraccionada es sensible y anda buscando la manera de desahogar frustraciones y esa es una de las maneras es la violencia.
El complicado algoritmo de la violencia
Hay muchas variables y la combinación de estas dan una fórmula explosiva. Yo fui al fútbol en Monterrey durante más de 35 años sin interrupción y me tocó ver muchas cosas, pero no esto que está pasando. La violencia no era tan brutal y las barras no eran tan radicales como ahora. Le podría decir que las pocas veces que me “disfrace” totalmente con pelo pintado, cara pintada y hasta pupilentes azul y blanco, salí antes y pase por donde iba la Libres y Locos, y solo se burlaron porque mi equipo había perdido, hicieron dos cánticos y se despidieron de mi amablemente.
Algo estamos haciendo mal como sociedad para que este tipo de cosas este pasando y se tendrían que pensar en correctivos para que ya no pasen. Buscarán decir que fue un accidente, que no tuvo que ver con el juego, pero la verdad no creo que sea así.
Dice el eslogan de un partido “se metieron con la generación equivocada”, la verdad parece que la actual generación se está equivocando y la mía también y las anteriores. Se tienen que diseñar protocolos efectivos que garanticen la seguridad de los locales y los visitantes. En mis tiempos, dejaban salir antes a los aficionados del equipo visitante y eran escoltados hasta una distancia considerable del estadio. Ahora no se hace nada de eso. Si piden tantos requisitos para los estadios, ¿por qué no pedir los mismos para la seguridad y los protocolos de salida?
Esperemos que todos se pongan las pilas para que no sea un riesgo ir a un estadio de fútbol. Quiero llevar a mis hijos como me llevó mi papá, ahora no queda más que verlo por la TV, que no es igual de divertido que ir al estadio.
Esperemos que esto se solucione pronto y de una vez por todas.