EL FONDO DEL MEOLLO

¿Ustedes pidieron que no viniera Javier Hernández? Pregunta directa de Enrique Beas a Andrés Guardado en el día de medios de la Selección Nacional. La respuesta también directa, “en la vida pediríamos eso”. Minutos después, en la misma explanada del estadio del Galaxy de Los Ángeles, Néstor Araujo dijo: “Sí hay líderes, tal vez no lo notan porque no están en un vestidor (refiriéndose a los medios)” y recalcó: “Andrés, Memo Ochoa, Héctor Herrera, Héctor Moreno, claro que los conoces”, fueron las palabras del defensor central del América.

¿Y ahora qué? ¿Tiene algo de malo que haya liderazgos en el equipo? Y como dijo también Andrés Guardado refiriéndose a ex seleccionados nacionales: “Siempre siguen buscando al líder de antes, al gruñón, al que grita, el que demuestra, y hoy en día eso ha cambiado. Hoy en día los líderes deben ser gestores, hay que saberse adaptar a las nuevas generaciones y tratar de llegarles de su lado”, fueron las palabras del capitán de México.

Entonces, si todo esta tan bien en la Selección Nacional ¿por qué han jugado tan mal en el último año y medio? ¿Ese nuevo liderazgo por qué no ha funcionado en el campo? La Selección Mexicana tiene solamente cuatro partidos previos al debut contra Polonia el 22 de noviembre en el estadio 974. Perú, Colombia, Suecia e Irán, este último el único mundialista en el cierre de preparación. Y es ahí, en estos partidos donde deben renovar la esperanza perdida de los aficionados después de tantos meses de pobre nivel. El pesimismo no es de los medios como dicen algunos jugadores, es de la afición y aún así, irán más de 40 mil personas a Doha a verlos contra Argentina, Polonia y Arabia Saudita.

Seleccionados nacionales que son privilegiados, pocos en el mundo tiene a tan afable afición y entregada hasta en los momentos más raquíticos de nivel. Eso deberían de agradecer y tener siempre presente.

Así que ese liderazgo que tanto presumieron ayer en el día de medios, deben ponerlo en marcha y olvidarse de los gritones, de los críticos, de los gruñones, porque a veces parece que les importa más el qué dirán que el hacer, nada más inmaduro, actitudes llenas de ego.