En la era digital, los “likes” en redes sociales han surgido como monedas de reconocimiento político, pero su verdadero valor en la arena electoral es más complejo de lo que sugiere un simple click de botón. La construcción de una imagen positiva y el influir en la percepción pública son aspectos cruciales, pero la realidad es que los “likes” no se traducen directamente en votos electorales, pero sí generan percepción.

¿Cómo aplica en las campañas de Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez? Al final haré un comparativo de las dos aspirantes a la presidencia.

La esencia de cualquier estrategia digital exitosa radica en convertir la interacción superficial en compromiso genuino. Los candidatos no pueden conformarse con acumular “likes”; deben esforzarse por involucrar a la audiencia de manera activa y significativa. La creación de contenido atractivo se convierte en una herramienta esencial para captar la atención, pero la verdadera magia reside en transformar ese interés en participación efectiva.

Más allá de la mera aprobación virtual, la participación activa con la audiencia es la clave para construir un puente sólido entre el candidato y los votantes potenciales. Estrategias que fomenten la participación en campañas y eventos proporcionan un terreno fértil para cultivar el compromiso político. La conexión emocional, a menudo subestimada, es un activo valioso; los votantes se sienten atraídos por candidatos que pueden despertar emociones genuinas.

Los “likes” pueden ofrecer una sensación momentánea de validación, pero su naturaleza superficial exige una mirada más profunda. Los candidatos visionarios entienden que la movilización de seguidores para que se involucren activamente es el camino hacia un impacto electoral duradero. Más allá de las cifras en pantalla, la verdadera medida del éxito radica en la capacidad de convertir el apoyo digital en votos tangibles en las urnas.

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En la era de la digitalización política, los “likes” son solo el punto de partida. La verdadera innovación yace en la capacidad de los candidatos para ir más allá de la superficie, construir conexiones reales y movilizar a una base de seguidores comprometidos. La transformación digital de la política no se trata solo de acumular clics virtuales, sino de convertir esos clics en un cambio tangible en la sociedad que trascienda las pantallas y se refleje en las urnas.

En esta era digital, los likes se han convertido en moneda de cambio. La estrategia digital, al buscar la aprobación en redes sociales, puede ser tanto una herramienta poderosa como una trampa peligrosa.

Los likes aumentan la visibilidad, permitiendo que los políticos conecten con una audiencia más amplia, compartan sus ideas y construyan una comunidad en línea.

La retroalimentación a través de likes puede proporcionar una medida rápida de la aceptación de ciertas políticas o mensajes, permitiendo ajustes ágiles.

Una fuerte presencia en redes sociales puede movilizar a los votantes jóvenes y a aquellos que de otra manera podrían no participar activamente en la política.

Pero también pueden ser una trampa:

La popularidad en redes sociales no garantiza una comprensión profunda de las políticas. Los likes a menudo se basan en impresiones superficiales y no necesariamente en un análisis detenido.

Las estrategias centradas en obtener likes pueden perpetuar las burbujas de confirmación, limitando la exposición a diversas perspectivas y dificultando un debate político informado.

La carrera por los likes puede llevar a la manipulación de la información y la adopción de practicas sensacionalistas para atraer la atención, distorsionando la verdad y afectando la integridad del proceso político.

En última instancia, la conversión directa de likes a votos es compleja y puede variar según la demografía y la plataforma. La estrategia digital puede ser una herramienta valiosa, pero su impacto real depende de cómo se utilice y si se traduce en un compromiso informado por parte de los electores.

Hagamos un breve comparativo de las precandidatas a la presidencia de la república Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez

Xóchitl Gálvez:

Tiende a adoptar un enfoque más personalizado en sus plataformas digitales, compartiendo historias personales y experiencias para conectar de manera más cercana con los seguidores.

Su estrategia incluye una variedad de contenido, desde actualizaciones políticas hasta publicaciones sobre causas sociales, brindando una imagen integral de su perfil, aunque hay temas que a veces no es a fuerza que se deba sumar.

Claudia Sheinbaum:

Suele adoptar un enfoque más institucional en sus plataformas, compartiendo información oficial y destacando “logros” gubernamentales.

Su estrategia digital está más centrada en la comunicación de acciones gubernamentales y políticas públicas, buscando reflejar la labor de su administración. Destaca la participación ciudadana a través de encuestas buscando involucrar a los ciudadanos en la toma de decisiones.

Algunas similitudes:

Ambas hacen uso de diversas plataformas digitales, desde redes sociales hasta plataformas de streaming, para llegar a diferentes segmentos de la población.

Ambas buscan transmitir transparencia en sus comunicaciones, compartiendo información sobre su trabajo y respondiendo a inquietudes ciudadanas.

Diferencias Clave:

Gálvez adopta un tono más cercano y personal, mientras que Sheinbaum tiende a comunicarse de manera más formal y enfocada en la gestión gubernamental.

Gálvez aborda una variedad de temas, incluyendo aspectos más personales, mientras que Sheinbaum se centra más en cuestiones gubernamentales y políticas públicas.

En conclusión, ambas políticas implementan estrategias digitales efectivas, pero difieren en su enfoque, tono y áreas temáticas priorizadas, reflejando sus estilos de liderazgo y objetivos políticos.

Sigamos poniendo ojo en las campañas y veamos que nos ofrecen más allá de simples historias creadas por un equipo de estrategia.

Alberto Rubio en X: @Alberto_Rubio

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