El gran fracaso de esta administración en el sector salud se ve reflejado en graves carencias en atención médica y medicamentos y en niños con cáncer sin tratamientos; vivimos una inseguridad brutal por casi toda la República; el sector educativo fue desmantelado para ser utilizado como herramienta de adoctrinamiento y existe una falta de cobertura en los servicios públicos más básicos, en fin, una tragedia diaria donde el pueblo mexicano es la víctima de todas las insensateces que impone el gobierno a través de sus políticas públicas fallidas.

Hablemos de “Los olvidados”

Una gran cinta dirigida por el padre del surrealismo, Luis Buñuel sobre un drama de la vida real desarrollado en la década de los 50. El filme aborda el doloroso resultado de la desigualdad social, evidencia la deficiencia del sistema educativo y la desesperanza que infunde la miseria en las grandes ciudades.

Pero hoy no hablamos de una película, es la realidad de millones de mexicanos víctimas de grandes tragedias a las que nadie en el gobierno quiere referirse.

No hablan de las víctimas de una “guerra” fallida contra el huachicol que en un solo evento dejó más de 160 víctimas por la explosión de un ducto de Pemex en Tlahuelilpan, Hidalgo, donde nadie hizo nada por evitarlo, ni los servicios de emergencia de Pemex, de Protección Civil o del Ejército que estuvieron presentes.

No hablan de la masacre de la familia L´Baron, donde toda una familia de más de 10 integrantes, incluyendo niños y mujeres, fue emboscada y asesinada a balazos, no lo mencionan a pesar de que el gobierno de Estados Unidos declaró el acto como terrorismo.

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No hablan del colapso de la Línea 12 del Metro que dejó un saldo de 26 muertos y alrededor de 80 heridos, quedaron rápidamente en el olvido y como si nada hubiera pasado, todo porque el tema involucra a dos de las “corcholatas”, Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum.

No hablan de los dos sacerdotes jesuitas que fueron brutalmente acribillados en Chihuahua, simplemente por haber brindado apoyo y cobijo a un guía de turistas.

No hablan de lo que la pandemia nos dejó en términos reales. Ni AMLO, ni nadie del sector salud responsable de atender la emergencia, ni el subsecretario Hugo López Gatell, nadie. Hasta hoy muestran absoluto hermetismo en asuntos como las más de cinco millones de dosis de la vacuna que se echaron a perder por su mal manejo, ni de los miles de medicamentos que se caducaron almacenados en bodegas y, lo más deprimente, no aceptan que en cifras reales de mortalidad por el Covid-19, México rebasó las 600 mil víctimas.

No hablan de cómo, ante las inminentes inundaciones en Tabasco, Bartlett, Adán Augusto y el presidente decidieron dónde inundar, sin importar afectar a las comunidades más desprotegidas ni el costo en vidas humanas y pérdidas materiales entre quienes menos tienen.

“Primero los pobres”, diría Andrés. Es a los que nos referimos como “los olvidados”.

No hablan de las millones de personas que para dirigirse a sus trabajos y poder mantener a sus familias, utilizan a diario como transporte el metro, una verdadera bomba de tiempo que por falta de mantenimiento sufre incendios, choques y cierres de estaciones.

No hablan de la tragedia que viven desde el tres de agosto las familias de 10 mineros que quedaron atrapados por un derrumbe en la mina de carbón ‘El Pinabete’, el asunto dejó de ser noticia y ya no se menciona en las mañaneras.

Desgraciadamente, no es una película de Buñuel, ni un cuadro surrealista de Salvador Dalí, es la realidad de los olvidados de la 4T.