Viernes por la noche, como suelen quedar en libertad quienes actuaron en forma perversa y recibieron el repudio de la sociedad, así, en lo oscurito, salieron de prisión los dos últimos de los “Porkis de Costa de Oro”, quienes purgaron una condena risible, absurda diría yo, pese a que abusaron de Dafne, que tenía entonces 17 años.
Cinco y seis años de cárcel para estos sujetos, amparados en el poder y en su posición social, con seguridad, no serán suficientes para salir y hacer más fechorías.
Recordemos que el caso del que les habló cimbró a la sociedad veracruzana: cuatro “niños bien”, pertenecientes a familias acaudaladas de la zona conurbada, tras una noche de fiesta se subieron a un vehículo de lujo y empezaron con “tocamientos” a la chica, hasta que consumaron la violación tumultuaria, hecho que fueron denunciados por el padre de la menor.
De los cuatro solo dos permanecieron en prisión: Enrique Capitaine Marín y Diego Cruz. Los otros dos, Gerardo Rodríguez y Jorge Cotaita debido a la complicidad y corrupción del juez que llevaba el caso, quedaron en absueltos, libres de culpa, desatando la furia de la sociedad y dando por resultado que el juez tercero de distrito de Veracruz, Anuar González Hemadi, fuera removido de su cargo.
El togado se vio además en el ojo del huracán por defender a ultranza a Diego Cruz, primer sujeto que manoseó a la chica en sus senos y según el testimonio de la víctima “debajo del calzón”, argumentando que los tocamientos que hicieron a la chica en sus senos y partes íntimas habrían sido realizados, según su interpretación de la ley, (y con varios millones en su cuenta bancaria, sin duda) “sin intención lasciva”.
El caso incendió las redes sociales en su momento y derramó la bilis de la sociedad, haciendo que la noticia cruzara las fronteras y el mundo entero supiera lo que había pasado.
Haciendo memoria sobre los hechos, fue en enero de 2015 cuando los Porkis, o los cochinos, debido al delito que cometieron, salieron de una fiesta y pidieron a Dafne Fernández, quien contaba en el momento con 17 años, los acompañara en el lujoso Mercedes Benz para llevarla supuestamente a su casa.
Dentro del vehículo la chica fue abusada sexualmente por dos de sus acompañantes en la parte trasera del auto de lujo. Más tarde, en la casa de Capitaine Marín fue violada por el resto de los integrantes.
El sujeto, que en el momento contaba con 20 años de edad, fue defendido a ultranza por su padre, Felipe Capitaine, ex alcalde de Nautla, quien aseguró que esa noche dormía en la habitación contigua y no escuchó nada.
Felipe Capitaine tras la captura de su vástago, declaró en ese entonces a varios medios de comunicación locales y nacionales, que de ser culpable su hijo, él mismo lo entregaría, pero en realidad el “angelito” estuvo prófugo más de un año, pues tras la violación a Dafne se refugió en Torreón, Coahuila, donde fue detenido y trasladado a Veracruz.
Pese a su defensa, Enrique Capitaine cumplió su condena y hoy está en libertad.
Por su parte, el otro detenido Diego Cruz, purgó una incipiente condena tras abusar de la joven y tocar sus partes íntimas, hechos que fueron minimizados por el corrupto juez, quien como dije arriba, fue destituido.
Los otros dos implicados vieron pasar los años sin pena ni gloria. Andan ahí en la calle, no sabemos dónde, pero sí gozando de impunidad.
De la víctima no se sabe nada. Lo último que se dio a conocer es que fue llevada al extranjero por su familia, donde suponemos aún radica.
Con la libertad de estos sujetos se cierra un capítulo más donde el dinero y el poder son los que mandan. Capitaine y Cruz, dos violadores, disfrutan de su libertad y de una victoria pírrica, pues donde vayan serán señalados.
En Veracruz, seguro no se quedan, aunque si lo hacen, lo mismo da. En nuestro estado violadores, corruptos, rateros, defraudadores se farolean por las calles con tal cinismo que uno más o uno menos no marcan diferencia, pese a que algunos los repudien y otros hasta se tomen la selfie con ellos.
Por cierto...
Otro crimen que cimbró a la sociedad veracruzana, este apenas unas semanas, fue el de la maestra Beatriz Elizabeth Meza, ultimada afuera de la escuela en la que trabajaba en la ciudad de Xalapa frente a su nieto, quien también resultó herido.
Ayer se dio a conocer que hay tres detenidos por el homicidio, una de ellas es Daly Ariadna, también docente, quien se dice asesinó a su colega por problemas laborales y “personales”, mismos que la orillaron a contratar dos sicarios para quitar la vida a la maestra.
Ante esto, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez dijo a los medios de comunicación que pidió “compromiso a los jueces” en el caso.
Además de este compromiso con los jueces se debe tener precaución con la planta docente de las escuelas.
¿Daly Ariadna está bien de sus facultades mentales? ¿Así nada más por “problemas” con compañeros de trabajo podemos mandar a asesinarlos?
¿Una persona así está al frente de infantes en un centro educativo?
Familiares de la maestra asesinada declararon en su momento que la víctima tenía “enojos” con alguien más en la escuela, y que había sido amenazada de muerte, por lo que me pregunto, ¿Hasta cuándo dejaremos de ser omisos ante las quejas o denuncias de alguien que asegura es amenazada?
Urge empatía y pronta atención de las autoridades en este y muchos otros casos, pues Veracruz se está convirtiendo en cuna de locos y asesinos que gozan siempre de impunidad.