Nada hemos aprendido de las crisis. Entre la comunicación oficial tardía y la infodemia vehículo de infames rumores, la estabilidad del país se tambalea en la incertidumbre.
Adán Augusto encabeza la conferencia mañanera de este lunes 24 de abril. La tercera ocasión en que el presidente López Obrador contrae Covid-19 y debe ausentarse. La segunda en que el secretario de Gobernación funge como titular del espacio comunicativo-gubernamental más importante del país.
Teorías infames circulan en la red. Entre López Dóriga, Mario Di Constanzo y otros liderazgos públicos, se pelotean versiones contradictorias entre sí, fatídicas todas.
Curioso es cómo entre opositores, apuestan a las peores versiones convirtiéndose de la noche a la mañana en médicos especialistas en cardiopatías. La mayoría alegando “justicia divina” o en el peor de los casos, golpes de Estado imaginarios.
Sin embargo, esta historia la hemos visto en otros momentos. El presidente logra reponerse y volver a los días de actividades mientras los agoreros del caos se lamentan, como si su mayor anhelo fuese la falta y la crisis.
La teoría más extraña fue de aquellos que aseguran que el presidente se encuentra totalmente bien, que fue un simulacro de crisis, un experimento del caos para saber “quién es quién”.
El 30 de abril termina el periodo legislativo ordinario y el Congreso entra en receso desde mayo hasta agosto. Se votará la Ley de Ciencia, la extinción de la Financiera Rural por ser un coto de corrupción, las herramientas para concentrar las compras públicas en la Secretaría de la Función Pública y la “Ley Mendieta”, esa que reconoce el derecho a la libre expresión para extranjeros. La crisis por fentanilo señala a China por ser productora de los precursores; a Estados Unidos por la receta sin control de OcyContin que ahora se surte en la frontera norte de México, en farmacias que no saben o no quieren saber que el 35% de sus productos se encuentran alterados, mezclados con metanfetaminas o fentanilo traficado que hace mortíferas sus medicinas.
Los más bajos son y serán los que de la crisis buscan raja política, los que rondan la silla presidencial como buitres, esperando al menos, ganar el mejor ángulo para atacar.
Hace falta escuchar que hay Andrés Manuel para rato, pues de ello depende bastante.