El gobernador Rubén Rocha Moya dedicó un buen espacio en su Semanera a varios temas. He dicho que personalmente me gusta el estilo particular que tiene de abordar los temas, sobre todo de no rehuirle y simplificar su mensaje. Me parece un estilo que comunica de manera adecuada.
Pues bien, la manifestación que le montaron desde la dirigencia de la UAS en Mazatlán, a varios les pareció que puso al mandatario contra las cuerdas. Desde la oposición un sector universitario sacó pecho a decir que López Obrador les solucionaría y que el gobernador habría quedado rebasado políticamente por los universitarios.
Los argumentos que el Dr. Rocha esgrimió sobre el tema en su semanera son tan lapidarios que no deberían dejar lugar a dudas sobre de qué lado está la balanza política y legal. Creo que el gobernador tiene el resto mayor en este momento.
Estoy segura de que las manifestaciones que organizan desde rectoría de la UAS no influyen en absoluto en los asuntos judiciales que se ciernen sobre el exrector y el comité de adquisiciones.
Donde sí influyen es en el desgaste social. La ciudadanía no ve con buenos ojos las manifestaciones que afectan su vida cotidiana. El ciudadano promedio considera que los alumnos y maestros deberían estar en las aulas, no en el raso del sol nutriendo una manifestación para intentar defender a funcionarios acusados de corrupción. Ante la sociedad, quien pierde es la universidad al ver lastimada su imagen por la irresponsabilidad de líderes que han perdido la brújula de la sensatez y la honradez.
Pienso que la estrategia de politizar un tema que deberían atender en los tribunales es una pésima estrategia sobre todo si se consideran inocentes. Primero la inocencia, después la batalla política. En este momento están más cerca de ser prófugos de la justicia, cuando según su discurso de persecución política deberían aspirar a ser mártires.
Exhibir los datos que periódico Noroeste entregó me parece tóxico para la estrategia de los líderes de Casa Rosalina, pues se vuelve netamente innegable la relación simbiótica que han construido con el Partido Sinaloense al amparo del poder universitario. Es decir, los recursos de la UAS al servicio del PAS.
El dato es impresionante. 97 de 105 funcionarios de nivel directivo que van desde el rector, hasta directores de niveles A, B y C, directores generales y de la secretaría de administración y finanzas están inscritos en el padrón de militantes del Partido Sinaloense cuyo líder moral es el candidato plurinominal del PRI, Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Desde la UAS se han aprovechado del control y poder que ejercen sobre la institución para financiar el activismo político del PAS. Los dirigentes y militantes pasistas ‘consumen’ el 93.4% de la nómina. Algo así como 6.9 millones anuales de los 7.4 que gasta la universidad en esas categorías de empleados.
El desaseo y el uso político de la universidad es tal, que, según cifras publicadas por Noroeste, el 63% de la nómina total estaría afiliada al PAS. Es decir, 6 de cada 10 pesos que se gastan en nómina universitaria, tienen como destinos empleados cuya filiación política es comulgar con el partido de Cuén Ojeda. Una estadística que definitivamente asevera el uso de la plantilla laboral de la UAS para beneficiar políticamente al Partido Sinaloense.
La puntilla de la mezquindad, en ese sentido es que a pesar de que desde la dirigencia universitaria coaccionan a la plantilla laboral para la afiliación y el activismo partidista en favor del PAS, tienen el descaro de no tener dinero a fin de año para pagar aguinaldos, ni a principios de ejercicio para las primeras quincenas del año.
El uso del control es tal, que ni el cuidado de la nómina merecen los empleados universitarios por parte de sus dirigentes. Los mismos que están señalados de corrupción y los mismos que terminan beneficiándose de cargos políticos bajo las siglas del PAS.
La UAdeO presenta su iniciativa de reforma
El rector de la Universidad Autónoma de Occidente aspira a convertir la casa de los linces en una institución como la UAS. La unción del rector ha sido cuestionada por diversos grupos al interior de la universidad, y hasta los alumnos se han manifestado en contra de su nombramiento.
Con más dudas que luces, el rector ha impulsado su versión de la reforma a la ley orgánica universitaria en la que señala que el cargo de rector deberá ser electo por un consejo universitario y contar con una antigüedad de 10 años. Una reforma que de estar vigente le habría impedido a él mismo asumir rectoría.
La propuesta oficialista dista mucho de lo que 8 de las 10 reformas presentadas sugieren, que es el voto directo universal para elegir al rector.
En mi opinión, que el rector sea elegido mediante un consejo universitario se aleja de lo que una reforma con verdadera vocación democrática debería representar. Un consejo universitario es solo una junta de gobierno más grande. Controlable y manejable desde el poder, desde rectoría. No se le entrega poder de decisión a la base y a priori, parecería una propuesta que acerca a la UAdeO a parecerse mucho más a la UAS, la cual vive un cacicazgo producto del control que su método para elegir rector permite. Habría que esperar a la consulta que organice el Congreso del Estado y ver qué opina la comunidad lince al respecto.
El Dr. Pedro Flores podría estar desperdiciando la oportunidad histórica de escribir su nombre en los libros y gacetas oficiales como el democratizador de la UAdeO, a ser el verdugo de la democracia lince y fundador de un cacicazgo universitario.
Vanessa Félix en X: @vanessafelixmx