El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) publicó el viernes pasado un análisis económico ejecutivo en donde llega a conclusiones muy relevantes:
PIB
- Los indicadores muestran que la recuperación posterior al declive del 2020 se ha desacelerado. Al cierre del 2021 la economía crecerá menos del 6% que preveía el gobierno de la 4T.
- En el tercer trimestre del año la economía se contrajo 0.4%, respecto al trimestre previo, el doble de la caída estimada preliminarmente por el INEGI y más fuerte que la esperada en la encuesta entre los especialistas (-0.14%).
- La encuesta de expectativas que el Banco de México levanta entre especialistas del sector privado arroja un pronóstico promedio de crecimiento para el presente año de 5.65%. El Banco de México estima un 5.4% y el CEESP no descarta un resultado aún menos favorable.
- El PIB de 2021 sería 3.2% menor al de 2019 y 3.4% menor al de 2018.
Inversión y consumo
- Por el lado interno, la inversión y el consumo son los componentes de la demanda agregada que pueden impulsar la economía.
- Cuando se compara la inversión en 2021 con el cierre de 2019, el resultado es negativo: -8.2%.
- Por el lado del consumo privado es probable que en 2021 su nivel se sitúe por debajo del 2019. Lo preocupante de la falta de dinamismo del consumo es que puede estar relacionado con el deterioro del empleo y su calidad.
- El mensaje oficial y diversas medidas que se han tomado, algunas incluso ilegales o de legalidad controvertida, han generado fuertes dudas sobre la prevalencia del Estado de Derecho y, consecuentemente, un ambiente de incertidumbre. Todo ello desalienta la inversión y la creación de empleos.
Mercado laboral
- El mercado laboral sufrió un fuerte impacto negativo durante la pandemia de 2020. Y aunque en el último año ha mostrado cierta mejoría, su estado es todavía de deterioro respecto a 2019 (y entonces estaba lejos de ser saludable).
- La “brecha laboral” se compone de la suma de la población desocupada que busca trabajo sin éxito. La “disponible” es la que desea trabajar, pero no busca empleo, es decir, no participa en el mercado. La “subocupada” es la que, estando empleada, expresa la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual les permite. La población en “condiciones críticas de ocupación” es la que se encuentra trabajando menos de 35 horas a la semana por razones de mercado, más la que trabaja más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y la que labora más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos.
- Los niveles respecto al último trimestre de 2019 muestran un claro deterioro: la brecha laboral se incrementó en más de 4 millones de personas.
- A octubre pasado, había 2.3 millones en desocupación, 7.6 millones como disponibles y 6.2 millones en subocupación. Un total de más de 16 millones de brecha laboral.
- Además, hay 13 millones de trabajadores en condiciones críticas (por arriba de los 10.3 millones al final de 2019).
- La población ocupada sumó 56.4 millones en octubre, sólo 1 millón más que al final de 2019.
- Cabe señalar que 5.4 millones se ocuparon con ingresos de hasta dos salarios mínimos, mientras que el universo de ocupados que percibe ingresos superiores a 2 salarios mínimos disminuyó en 4.7 millones.
- Quienes no perciben ingresos o que no están especificados aumentaron en 319 mil.
- La población que percibe menos de un salario mínimo alcanza el 26% de la total ocupada.
Exportaciones
- El otro motor de la demanda agregada que puede impulsar el crecimiento es el de las exportaciones, que es más prometedor. El valor de las ventas al exterior, además del efecto del rebote postpandemia, ha crecido de manera sólida en el año gracias al impulso proveniente del dinamismo de la economía de Estados Unidos y si mantiene esa dinámica crecerán anualmente en alrededor de 20%. Respecto al cierre de 2019, podrían ser hasta 9% mayores.
Inflación
- Es probable que la falta de dinamismo de la economía mexicana se extienda hasta finales del año, con el riesgo de seguir limitando la creación de empleos y el bienestar de los hogares. Mientras tanto, aumentan las presiones inflacionarias.
- La encuesta del Banco de México entre especialistas arroja un pronóstico de inflación anual de 7.2% para el cierre de este año y para el próximo una de 4.1%. El de 2022 es su primer pronóstico por arriba del límite superior del rango de tolerancia del Banco de México.
- Es posible que el Banco de México se vea obligado a continuar subiendo su tasa de referencia a fin de intentar contener el efecto de las expectativas de inflación en el proceso de formación de precios.
- Si las expectativas de inflación perduran, aun cuando su origen sea de orden temporal, los agentes económicos pueden comenzar una elevación de sus precios. Si ello se generaliza, el proceso de formación de precios se acelera.
- La presión de mayores tasas de interés internas es aún mayor ante la perspectiva de aumento de las tasas en los Estados Unidos. La reactivación de la economía se dificultaría con tasas de interés más altas.
- Las consecuencias de la inflación sobre la desigualdad y el bienestar son bien conocidas. Equivale a un impuesto regresivo cuya carga recae mayormente en los sectores de menores ingresos, quienes tienen menor posibilidad de defender el valor real de sus activos ante el aumento generalizado de precios.
Retos
- Dado el cierre económico de los dos últimos años, el principal reto a futuro es la recuperación de la actividad económica. Actualmente el nivel del PIB está poco más de 8% por debajo de su nivel tendencial.
- El crecimiento del PIB es imprescindible para el incremento sostenible de los ingresos de los hogares, el abatimiento de la pobreza, la movilidad social y el verdadero mejoramiento del bienestar.
- La mejor forma de generar el crecimiento y facilitar el bienestar de las familias es mediante mayor inversión, tanto pública como privada. Sólo así las empresas pueden generar más empleos mejor remunerados.
- Si la economía se ajusta a los pronósticos, será hasta 2023 cuando se haya recuperado su nivel de 2019. Lo deseable es que el PIB alcance el nivel al que apuntaba la tendencia que tenía hasta 2019. Ello es modesto ya que dicha tendencia sólo llegaba a 2.1% anual.
- A fin de alcanzar dicho objetivo, el primer reto es que la inversión productiva crezca para llegar a alrededor de 25% del PIB. La clave es un gobierno facilitador y Estado de Derecho.
- El reto es garantizar un ambiente propicio para invertir, trabajar, generar igualdad de oportunidades e inclusión. Hay que lograr un entorno de negocios propicio y amigable con: regulación adecuada, seguridad, estado de derecho, estabilidad económica y política, manteniendo la salud de las finanzas públicas.
- El objetivo debe ser la construcción de una economía competitiva, empresarial e innovadora, que goce de la productividad que lo permita, y que facilite al país cerrar la brecha de ingreso entre sus ciudadanos. Ello requiere infraestructura moderna y un ambiente institucional adecuado para el desarrollo.
- La falta de infraestructura básica y los niveles elevados de inseguridad, robos, piratería y contrabando, así como un marco regulatorio oneroso, complicado y tardado, obstruyen el logro de dicho objetivo, ya que generan un ambiente de negocios poco propicio para el desarrollo y desalientan la inversión y la innovación.
- El gobierno debe abocarse a la tarea fundamental de ofrecer bienes y servicios públicos de manera adecuada y equitativamente (educación, salud, seguridad e infraestructura básica), asegurar el cumplimiento de los derechos de propiedad, combatir la piratería, el contrabando y facilitar -sin estímulos del erario ni privilegios- el establecimiento y sana operación de las empresas.