Los retos a los que la aviación nacional tendrá que enfrentarse, una vez que regresemos a la Categoría 1, son muchos. Es un punto que los candidatos -de todos los colores y sabores- deberán tomar en cuenta para las próximas elecciones, sobre todo para el proyecto de país que quieran plantear.

Recuerdo que el presidente de la nación, recién nos notificaron la degradación a Categoría 2, trató de minimizar el hecho, pero la realidad fue completamente distinta; más de dos años degradados, junto con una pandemia mundial de Covid, hicieron mella en la industria aeronáutica.

Según cifras estimadas de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), la pérdida que tuvo el sector, a nivel mundial, estaría rondando los 9 mil millones de dólares; mientras en nuestro país, el impacto al Producto Interno Bruto (PIB), representó pérdidas por 7 mil millones de pesos, en números redondos.

Eso sin hablar de lo que significó en cuanto a pérdidas de empleo en el sector, pues las estimaciones llegan a cifras de espanto, ya que durante la degradación se perdieron casi 200 mil empleos directos, y poco más de 700 mil empleos indirectos. Evidentemente, a estas cifras hay que sumar que la pandemia golpeó fuertemente tanto a la industria aeronáutica como a la de turismo. Ahora bien, según declaraciones que el secretario general de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), Humberto Gual, hizo a Carmen Aristegui, como país perdimos un 15% de competitividad.

La aviación contribuye a la economía del país. Y no solo son las líneas aéreas y los aeropuertos, también forman parte del sector las empresas que trabajan dentro de las terminales aéreas, como restaurantes y tiendas, los fabricantes de aeronaves, así como los proveedores de servicios de navegación, por mencionar solo algunos de los brazos de este “monstruo” que es la industria aeronáutica.

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En la actualidad, ya con cifras post pandemia y la degradación a Categoría 2, México transportó 57 millones de pasajeros nacionales y 50 millones de pasajeros internacionales el durante el año pasado.

Existen estudios serios llevados a cabo que estudian este fenómeno, como el de “Aviation Benefits Beyond Borders 2018″, otros de Oxford Economics, y otros más a cargo de IATA Economics, que prevén que México tendrá un crecimiento en el mercado del transporte aéreo de un 104% en los próximos 20 años.

¿Qué significa esto? Que tendríamos 69.7 millones de viajes de pasajeros adicionales para 2037. De cumplirse esta previsión, este crecimiento de demanda respaldaría aproximadamente 76.1 mil millones de dólares del PIB y se convertiría en casi 2.3 millones de empleos.

Por tal motivo, los candidatos no pueden ni deben menospreciar la importancia de la industria aeronáutica en el país, porque además tenemos otro tema que hay que observar detenidamente: en España ya empiezan a ver lo beneficioso que sería producir combustible limpio. A tal grado que en la madre patria están dispuestos a construir cerca de 40 plantas.

El periódico El País así lo anuncia: “La producción de combustible sostenible de aviación (SAF, por sus siglas en inglés) en España generaría 56.000 millones de euros al PIB hasta 2050 y podría crear un total de 270,000 nuevos puestos de trabajo, según un estudio realizado por la consultora PwC para Iberia y Vueling, compañías del grupo hispanobritánico IAG.”

Es una noticia que aquí en México no debería parecernos insulsa o sin importancia; va de la mano evidentemente con la industria aeronáutica y los trabajos que se están llevando a cabo en todo el mundo para la descarbonización del transporte aéreo. Para nuestro país no es opción, somos parte de los acuerdos internacionales que se han firmado con esa intención.

Y de verdad, con esta ola de calor que no cede en lo absoluto, son cada vez más palpables los estragos del cambio climático; estas temperaturas atípicas para esta época del año no nos dejan mentir. Si bien es cierto que en el Valle de México estamos acostumbrados a la temporada de lluvias, en nada se compara con la alteración de los ciclos, y la consecuente afectación de la temporada de ciclones de la que ya nos está alertando la Conagua. Evidentemente se verán afectadas diferentes actividades económicas.

Es evidente que con el regreso a la Categoría 1, las líneas aéreas van a querer seguir ampliando sus flotas; ya vimos sendos pedidos que hicieron las dos bajo costeras del país. Si bien es cierto que están buscando motores más eficientes, el gobierno también debe poner los ojos en esta recuperación, y valorar qué tanto se va a comprometer en la creación de combustible sostenible para las aeronaves nacionales.

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) había estimado -antes de la llegada de la pandemia- que la industria del transporte aéreo contribuía a nivel mundial en un 2% de emisiones de CO2. ¿Los candidatos impulsarán el uso de biocombustibles? Hay que decirlo, en otros lados del globo terráqueo se utilizan los residuos de alimentos, y hasta los residuos del aceite de cocina para crear el famoso SAF, y así ayudar a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera.

En México no hay todavía ningún plan o proyecto para tener plantas productoras, como tampoco hay incentivos fiscales, apoyos específicos para investigación y desarrollo, ni mucho menos una legislación que permita la producción de este combustible sostenible.

Y creo que el punto es ahora más importante, si el gobierno va a poner en operación una aerolínea del Estado, ¿qué tipo de combustible usarán sus equipos? Sí, yo sé que eso lo decide la armadora de los aviones, pero el gobierno es el que decide qué equipos comprar y/o rentar. No podemos olvidar que como nación hemos firmado todos y cada uno de los acuerdos a nivel mundial en donde nos comprometemos a reducir las emisiones de CO2.

Es muy necesario que como nación tengamos muy claro a dónde van los recursos y evitar el dispendio; sin embargo uno de los puntos álgidos han sido los recortes presupuestales de la 4T, y en el caso de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) es importante que cuente con los recursos necesarios, tanto para Medicina de Aviación, como para la oficina de Licencias.

Yo deseo con todas las fuerzas que podamos regresar a esa época en que máximo te llevaba 2 días renovar tu examen médico y licencia, sin necesidad de ir a “laboratorios externos”, y sin tener que esperar a que funcione la maldita máquina de emite los plásticos de la licencia por espacio de meses.

Uno de los puntos por los que fuimos degradados en materia de seguridad en la aviación fue porque nuestra autoridad aeronáutica no cumple con los mínimos que se piden a nivel mundial, para considerar y certificar que nuestra aviación es segura. Estoy de acuerdo que había mucha corrupción con los terceros autorizados, las clínicas externas donde los trabajadores podían realizarse sus exámenes médicos.

Lamentablemente ahora la corrupción ha mutado en forma de coyotes, expertos gestores en manejar el intrincado sistema de citas, al grado que la Secretaría de Comunicaciones, ahora encargada de la AFAC, tuvo que sacar un instructivo de 18 hojas para entender el sistema. Ya expliqué en otra columna el paso a paso, y la monserga que significa generar una cita.

El reto es optimizar los servicios, y acabar de tajo con la corrupción que hoy impera dentro de la AFAC, así como tener los suficientes verificadores, y no dejar que las aerolíneas se autorregulen.

Ese es el verdadero reto, un gran reto, sin duda, pues con el regreso de la Categoría 1 no se puede permitir un crecimiento desordenado del sector, más aún con la llegada de un nuevo competidor por parte del gobierno. Necesitamos que los aspirantes (y suspirantes) a la silla presidencial tomen a la aviación en serio; no bastan fórmulas mágicas, ni promesas vacías.

La aviación requiere de mucho trabajo: de gente que este verdaderamente comprometida con la aviación de este país; que los trabajadores del sector dejen de estar tan mal pagados y sobreexplotados; que tengamos una autoridad capaz de meter en cintura a los empresarios; un gobierno que defienda las condiciones laborales de los trabajadores; una agencia de aviación civil que no permita que se vuelva a regresar a Categoría 2 por no entender la importancia de la industria aérea en el desarrollo del país.

Sí, aplaudo que el dinero del erario público “no se pierda”, pero nadie dijo que administrar al país es “barato”. La creación de bioturbosina es un proyecto que se quedó fuera, por los recortes a la Secretaría de Energía. Yo sé que no es gratis, pero necesitamos impulsar la profesionalización de los trabajadores de la industria aérea, que no se reducen a pilotos y sobrecargos como mucha gente cree; tenemos déficit de médicos especializados en medicina de aviación y controladores aéreos, por mencionar solo algunos.

Estos grandes retos los tenemos, y afrontarles “urge para ayer”. Estamos a punto de regresar a Categoría 1, y es en vísperas de las elecciones federales para el cargo de presidente del país. Ya conocemos el escenario de “prometer y prometer”; yo quiero que aprovechemos la coyuntura, y se pongan los puntos sobre las íes. A todos nos conviene.