Uno de los grandes mitos de la aviación gira en torno a los salarios, sobre todo de pilotos y sobrecargos. Hace muchos años, en la llamada época dorada de la aviación todo era totalmente diferente. Las jornadas actuales de los tripulantes no tienen nada que ver con esos ayeres.

Sí, durante mucho tiempo la aviación ha vivido en un halo de glamour, una imagen acrecentada por las películas, series y el prolífico imaginario colectivo, tan dado a generar leyendas urbanas y mitos geniales. Por supuesto, los salarios van incluidos en el paquete, y se cree que “se gana mucho y se trabaja poco”.

Como sobrecargo, era muy común escuchar “ay, tú que viajas tanto”, “de qué te cansas, sí solo sirves café”; y los pilotos no están exentos, ellos tienen que soportar “los pilotos no hacen nada, eso lo hace el piloto automático”. Son algunas de las muchas frases que llegué a escuchar de un nutrido número de personas, desde pasajeros hasta familiares que no entienden bien a bien qué significa eso de “volar”.

Desde hace poco más de 20 años, los salarios de los tripulantes y de los trabajadores en general de la aviación han ido decreciendo. Cada vez se gana menos y se vuela más. Por ejemplo, durante los años sesenta las tripulaciones hacían un vuelo México-Acapulco y se quedaban a pernoctar en el bonito puerto guerrerense, dejándolos un día completo y hasta el día siguiente muy temprano (5:30 A.M.) pasaban por ellos al lobby del hotel para sacar el primer vuelo. Llegaban a México, y como había sido una pernocta, les correspondían 24 horas de descanso en base.

Ese tipo de asignaciones de vuelo ya no existen. Hoy los tripulantes hacen mínimo tres vuelos al día, y como ya casi no existen las pernoctas, la mayoría son vuelos “de ida y vuelta”, su receso es de 12 horas, y vas de nuevo al día siguiente.

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Por eso me llama poderosamente la atención lo que está ocurriendo en el vecino país del norte. Mientras en nuestro país se busca bajar los costos laborales hasta excesos criticables (aunque en los hechos estos representan apenas el 10% del total del costo de la operación), United Airlines ha firmado un acuerdo con su sindicato, la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (ALPA); ambos están de acuerdo en que se les otorgue a los pilotos un aumento del 40.2% distribuido dentro de los próximos cuatro años.

Pero, ¿por qué?, ¿cuál es la razón o motivo de este acuerdo? Podemos adjudicarlo por un lado al crecimiento que está viviendo la industria en esta época post pandemia; pero también se debe al “miedo” de la compañía aérea de quedarse sin pilotos, y con ello, fuera de una jugada en la que puede llevarse una buena rebanada de pastel.

No solo han conseguido un aumento pocas veces visto, sino que ahora la compañía aérea incluye planes de jubilación, bonos y ciertas compensaciones por el desempeño que tengan. Son en total cerca de 16 mil pilotos los que laboran en United Airlines.

Y no, no es que la administración de la aerolínea esté compuesta por “hermanitas de la caridad”, sino que se han dado cuenta que es importante tener contenta a su base de pilotos, y que no caigan en la tentación de irse a trabajar “a otro lado”, donde les ofrezcan mejores condiciones de trabajo. Y es que la recuperación en la aviación está a todo vapor, y nadie se quiere quedar fuera.

Para que tengan una idea más clara y mayor contexto: este aumento para los pilotos, a United le significa una erogación de 8 mil millones de dólares durante los próximos cuatro años. Delta Airlines, competidor muy cercano, logró un convenio con sus pilotos en el que erogará 7 mil millones de dólares en beneficios y salarios.

Por supuesto, estos aumentos van relacionados a los sacrificios que tuvieron que hacer los pilotos durante la pandemia, y ahora que comienza la época de las vacas gordas en la aviación no quieren quedarse fuera.

Próximamente los pilotos de American Airlines, que están con el mismo sindicato que Delta, votarán un aumento del 41.5% que ofreció la línea aérea a sus pilotos, ante el riesgo de que estos emigren, y la empresa se quede sin personal para volar los aviones.

La aerolínea de bajo costo Southwest sigue en negociaciones, ya que están sus pilotos en otro sindicato: la Asociación de Pilotos de Southwest Airlines (SWAPA); ellos llevan tres años de negociaciones y todo apunta a que están estancados. Sin embargo, la historia con sus sobrecargos y mecánicos es distinta, pues empresa y sindicato sí llegaron a acuerdos. Los pilotos, a través de su sindicato desde mayo, mantienen la posibilidad de estallar una huelga.

Es una realidad, Estados Unidos requiere de una gran cantidad de pilotos y técnicos aeronáuticos. Desde antes de la llegada de la pandemia de Covid-19, se tenía proyectado que este personal iba a escasear, por lo que las compañías aéreas trazaron diferentes rutas estratégicas; una de ellas fue alargar el tiempo de servicio, o más bien retrasar la llegada de la jubilación, y con ello mantener por más tiempo al piloto, en lo que llegaban nuevos profesionales.

Pero la pandemia complicó todo; fue evidente que este plan tuvo que posponerse e incluso se llegaron a recortar los salarios en aras de impedir la quiebra de las aerolíneas. Es por eso que ahora, en franca recuperación del mercado, los pilotos, sobrecargos y el resto del personal aéreo están buscando la manera de subir sus castigados sueldos.

¿Por qué es esto importante? Lo digo fuerte y claro: con la intención de generar en los jóvenes la idea de que las profesiones dentro de la aviación no solo te dan un cierto estatus social, sino que se vislumbra un amplio y fértil campo de trabajo. Sin duda eso va a impulsar a que jóvenes se arriesguen a estudiar una carrera tan cara, como la de piloto aviador.

Estados Unidos ya lo tiene claro: necesita tener capital humano (mano de obra) listo para volar, y seguir fortaleciendo a sus aerolíneas; por ello considera importante que sus sueldos sean competitivos, y convencer a sus aspirantes de que vale la pena invertir en sus estudios.

Y… ¿qué sucede en nuestro país? Ayer justamente les comenté en este espacio que hay líneas aéreas nacionales que están explorando la posibilidad de traer personal extranjero para volar aeronaves mexicanas, por una “supuesta” falta de pilotos.

No voy a repetirme, pero la industria nacional se ha encargado de “castigar” los salarios de una forma en que no resulta nada atractivo estudiar la carrera de piloto, que se vuelve muy cara por el costo de las horas de vuelo, entre otras cosas, sin que el estudiante tenga la certeza de que será contratado en una aerolínea. Y en caso de encontrar trabajo como piloto, pasará mucho tiempo antes de que pueda “recuperar” su inversión.

Este es un punto a considerar y tomar muy en serio, ahora que viene en camino la “nueva Mexicana”. Va siendo hora de que la SEDENA dé a conocer cuáles son sus planes, sobre todo porque hay mucha gente de la “antigua Mexicana” preguntando sí podrán aplicar en la nueva aerolínea.

Remato diciendo, nuestro personal aeronáutico (pilotos, sobrecargos y el resto), están ganando menos de lo que se ganaba hace 20 años. No hablo de porcentajes; literalmente están percibiendo 40% menos de lo que se percibía en el año 2000; eso sí, con jornadas mucho más largas, rebasando los mínimos límites que permite la Ley Federal del Trabajo.

En esta columna no puedo agotar todas las aristas que me gustaría abordar, pero solo diré una “verdad de Perogrullo”: el gobierno tiene muchas cosas en qué pensar, y muchas qué hacer.