Entre tanto cambio de nombres, a capricho y al gusto del presidente, de pronto en estos tres años me ha llevado tiempo discernir quién o qué es la Guardia Nacional.
Quizá tú que me lees, tampoco te ha quedado claro a estas alturas y no te culpo. De pronto, cambiarle el nombre a todo, para darle sentido de su pertenencia es perturbador y confuso.
Mira: Te platico: La Guardia Nacional ( GN) fue creada en 2019 (cuando entró el presidente Andrés Manuel López Obrador en funciones) como una corporación civil orientada a realizar actividades de seguridad pública y con ellos beneficiar a la sociedad.
Es decir, “supuestamente” deben de vigilar que exista paz, prevención de delitos, sanciones, perseguir a los malos pues; es decir una súper policía.
Supuestamente, el presidente eliminó el término “Ejército” porque este tenía en claro que su función era cuidar al Estado, es decir, se enfrentan a aquellos agentes que pongan en peligro al Estado (presidente).
Con la creación de la Guardia Nacional se pretende desaparecer la figura de Policía Federal y hacer sentir más amable el concepto a la gente.
Pero resulta que esta idea del presidente de habernos vendido que la Guardia Nacional está al servicio de los mexicanos, al final de cuenta queda claro que ha quedado reducido para estar al servicio de él. Y solo de él.
Entonces, aquellos que heroicamente soñaron con ser soldados y lo son para mí lo son y lo seguirán siendo, para el presidente son “sus empleados” a los que les destina diferentes “actividades” como construcción, limpieza, áreas de albañilería y demás cosas que jamás un soldado en mi mente hubiera podido hacer.
Hoy esa Guardia Nacional ya no es respetada, no como antes cuando ante los militares o soldados, al menos yo, me generaban mucho impacto y admiración.
Hoy la Guardia Nacional sirve para respaldar el andar del presidente por donde él quiera, construir lo que él quiera y crear un pequeño Palacio Buckingham mexicano, donde tiene a su servicio a militares como la Guardia Real.
Claro que ojalá contaran con buenas prestaciones y trato nuestros elementos de lo que para mí seguirá siendo el Ejército. Me niego a llamarle “Guardia Nacional” porque fue un nombre inventado por el presidente para apantallarnos y creer que nosotros tendríamos nuestro guardia personal casi casi.
Nuestros militares y policías tienen condiciones infrahumanas, y el narcopoder se ha apoderado de ellos, maltratándoles y matándoles, sabiendo que el presidente preferirá mil veces más al que maltrata a un soldado que al soldado mismo. Hoy se “celebra” que hace tres años policías y militares le rinden culto al presidente.
Por mi parte nada que celebrar. Pero aplaudo el aguante de los miembros de la Guardia Nacional. Eso sí les aplaudo. Pero a la vez me apena; me apena en qué se convirtió nuestro otrora Ejercito Nacional.