El valor de una moneda, divisa o cualquier otro instrumento de transacción que no sea el trueque se basa, fundamentalmente, en el valor psicológico que la gente le dé al mismo. En Mesoamérica se sabe el cacao hacia esa función en ciertas ocasiones, el oro y la plata han sido históricamente los más fiables, incluso en unas islas lejanas de Oceanía la riqueza de los individuos, familias o comunidades se ha basado en unos enormes discos de piedra con un agujero en medio, los cuales han sido motivo de conflictos desde personales hasta de guerras entre pueblos distintos.
En las últimas décadas el dólar estadounidense es la divisa por excelencia más aceptada en el mundo, sin que forzosamente esta tenga el debido y proporcional respaldo. Ese país basa buena parte de su poder en emitir deuda ¡en dólares!, los cuales a la postre pueden ser sacados de las imprentas de la FED sin que, a diferencia de las demás economías, ese país sufra de las distorsiones qué está práctica de imprimir papel moneda lleva consigo.
El dinero ‘FIAT’ le han llamado ahora, que por cierto en México la primer moneda de este tipo (fiduciaria que prometía su pago en oro o plata al triunfo de la causa independentista) fue el SUD de cobre, acuñada por Morelos y sus huestes de 1811 a 1813, causa que, por cierto, no triunfó sino hasta el año de 1821, ya cuándo todos los primeros jefes insurgentes habían caído.
Bien, el presidente Donald Trump sabe bien que el poderío de la nación que preside de nuevo se basa en el dólar y en su poderoso sector militar, y no está dispuesto a correr el riesgo de que las criptomonedas o divisas virtuales le hagan sombra al dólar, al respecto, él mismo sacó al mercado en recientes fechas una payasesca versión de su propia criptomoneda, la “MEMECOIN TRUMP”, misma que se fue por los cielos en pocas horas. Pero, ¡oh, sorpresa para los ingenuos!, que pasando un par de días su esposa lanzó la “MEMECOIN MELANIA”, hecho que envió a la ruina en cuestión de pocas horas el valor de la primera criptomoneda del matrimonio Trump. Sin duda, una jugada encaminada a caricaturizar y a restarle seriedad y viabilidad a las criptomonedas como divisas aceptadas en los mercados de dinero globales.