Pensé que sería un lunes tranquilo. Ilusamente planeé prepararme un delicioso té, y dejar que el aroma de las hierbas aromáticas inundaran mis fosas nasales, evocando a las musas de la escritura, que harían su trabajo y me encontrarían frente al teclado. Pero no, tuve que dejar a un lado esa idea al escuchar las noticias y enterarme de los cambios que se avecinan, sobre todo en la industria aeronáutica.
El espacio donde todo sucede es la Conferencia de Prensa, mejor conocida como la “Mañanera”; grandes sorpresas nos han dado, y la verdad no sé por dónde empezar. Seré enfática: en este espacio no nos interesa criticar a una persona por su género, sino que me refiero a su desempeño como funcionario. Parafraseando a Nerón, el emperador romano: si mi punto de vista resulta cruel, les juro que no hay crueldad en mi alma.
Luisa María Alcalde llegó a la Secretaría del Trabajo de la mano de sus padres: Bertha Luján y Arturo Alcalde Justiniani. La contadora pública Bertha fue Secretaria del Trabajo del Gobierno Legítimo (2006-2011) de Andrés Manuel López Obrador. Lo tengo muy fresco porque cuando Mexicana de Aviación demandó a los sobrecargos por un Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica (febrero, 2007) un grupo de compañeros acudimos a hablar con ella, con la intención de que nos “ayudara”. Hay que retrotraernos en el tiempo a ese momento y espacio, estábamos desesperados, pues existía la posibilidad de perder el 60% del Contrato Colectivo de Trabajo.
En ese entonces Arturo Alcalde Justiniani era el asesor de mi sindicato, la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación. Puedo decir que como secretaria de actas de ASSA me tocó trabajar con él y con su despacho, principalmente el Lic. Eugenio Narcia, quien verificaba las actas que yo elaboraba y que se integraban en diferentes procesos sindicales, ya fueran revisiones de contrato, convenios de ahorro, elecciones sindicales y reformas estatutarias.
Varias veces llegué a ver a su hija Luisa María en dicho despacho, cuando ella todavía era una estudiante de preparatoria; sí les hablo de hace muchos pero muchísimos años.
Después Luisa María fue la “imagen” de Morena (Movimiento de Renovación Nacional) y fue diputada federal por el principio de representación proporcional en la LXII Legislatura de la Cámara de Diputados (2012-2015). Una vez que Andrés Manuel López Obrador gana la presidencia (2018) la nombra Secretaria del Trabajo.
La verdad llegué a pensar que terminaría el sexenio en dicho cargo, porque ningún escándalo hizo mella lo suficiente como para “tumbarla”. Otros funcionarios presentaron su renuncia por cosas menores, como pedir que retrasaran el despegue de un avión (Josefa González Blanco, secretaria de Medio Ambiente, Mayo, 2019).
Más allá de los desaguisados mediáticos, una realidad es lo que ha quedado a deber en materia laboral. Sé que mucha gente hablará de lo maravilloso que ha sido el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” o de los aumentos al salario mínimo, y por supuesto la reforma laboral, pero además de que esos logros son más bien del poder legislativo, los temas irresueltos que se acumulan en su escritorio son sobre todo referentes a la defensa de los derechos laborales.
Uno de los grandes pendientes: la eliminación de los sindicatos charros, esos que siguen ahí, robando oxígeno y que ni con el asunto de legitimación de contratos han podido sacudírselos. Podemos decir, que el proceso de legitimación se convirtió en uno más de los trámites burocráticos que los sindicatos deben realizar ante la autoridad, quedando lejos su objetivo de ser una autentica y eficaz vía para eliminar a las dirigencias sempiternas.
Lo vimos en el evento oficial para conmemorar el 1° de mayo: los anquilosados líderes sindicales sentados a la mesa junto al presidente de la nación, esos personajes que llevan años enquistados en cargos de representación sindical, y que están alejadísimos de la realidad vivida día a día por sus agremiados.
Sería injusto decir que “no ha servido de nada”, pues existen casos recientes de sindicatos independientes que dejan centrales como la CTM, como el de los trabajadores de la industria automotriz, con operarios cansados de no ser verdaderamente representados, que buscan alternativas a las dirigencias cuasi momificadas. Pero son la excepción, y no la regla.
La maestra Luisa María se va, pero deja varios pendientes en el tintero. Un caso heredado de administraciones anteriores es el de Mexicana de Aviación; sin embargo, estuvo muy cerca de tener una salida política, impulsada por el presidente López Obrador; sin embargo, la operación política se sigue cayendo a pedazos debido a un grupo de menos de 200 sobrecargos, empecinados en no ceder, y llevarnos a más de 6500 trabajadores a seguir en litigios eternos, sin pagos, sin resarcimiento y sin impartición de justicia.
Pero hay temas que no fueron heredados, y que le explotaron en las manos a la que ayer todavía era Secretaria del Trabajo: las huelgas de Aeromar y de Interjet. En la primera “nadie sabe y nadie supo”. Por lo menos en el caso de la huelga de Interjet tuvimos muchísima más información, entre que los Del Valle jugaban a revivir la aerolínea, para desviar las miradas de los reales dueños (la familia Alemán). Pero respecto a Zvi Katz (dueño de Aeromar), ¿lo llamarán a rendir cuentas algún día?, ¿qué ha pasado con los pagos que no hizo la línea aérea al gobierno federal?, y en el caso de los trabajadores ¿qué ha pasado con ellos? ¿la conculcación de sus derechos quedará impune?
Aeromar ni siquiera tiene asignado todavía un síndico para su proceso de quiebra, ¿qué pasará con el hangar de Aeromar que está al lado de los militares, cerca de la T2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México? Yo sé que dirán que esa no es su materia, pero todos y cada uno de los bienes de la empresa deberían de servir para garantizar, y en su momento volver líquidos los laudos de los trabajadores. La STPS no puede “lavarse las manos” y decir que se trata de un tema mercantil, empresarial y entre particulares.
Sigue más viva que nunca la inconformidad de los trabajadores de Volaris con su sindicato el STIA, pues la agrupación sindical no ha defendido en lo absoluto a los trabajadores; al contrario, es el propio sindicato quien “pone el dedo” a los próximos trabajadores rescindidos. La gran mayoría de estos trabajadores fueron amenazados para que firmaran “renuncias voluntarias”. ¿Más de 500 renuncias de este tipo en menos de dos semanas, y no llamaron para nada la atención de la titular de la Secretaría del Trabajo?
Ese número tan elevado de “renuncias” no es normal, a menos que exista una reestructura de por medio. Este fenómeno viene aparejado de nuevas contrataciones, y no creo que la STPS no note que la mayoría de los trabajadores que “renuncian de manera voluntaria” curiosamente llevan más de 5 años volando.
Esto más bien parece una “limpia de personal”; aquel que sobrepase los 5 años prestando sus servicios, ya dio lo que tenía que dar ¡y para afuera!, Los trabajadores afectados hicieron mucho ruido en redes sociales, y ni así captaron la atención de Luisa María. Y el hecho se vuelve más frustrante porque la queja principal fue que “legitimaron” su Contrato Colectivo de Trabajo pero de forma “obligada”; no fueron libres de decidir su destino. Imaginen ustedes, golpeados con el mismo estandarte enarbolado por quien ahora deja las oficinas de la STPS para sentarse en el Palacio de Covián, en Bucareli.
Una historia distinta es la de los trabajadores de Aeroméxico Cargo y Aeroméxico Sistem. Ambos grupos de trabajadores estaban sindicalizados con el Sindicato Independencia que comanda Tomás Del Toro Del Villar, quien además de llevar 35 años como secretario general, fue diputado federal por el Partido Acción Nacional durante la primera parte del sexenio de Felipe Calderón.
Los trabajadores de ambas empresas están inconformes por cómo este sindicato ha defendido sus derechos laborales. Tal y como lo hizo el STIA con Volaris (y varias empresas más con las que tiene contratación colectiva), coaccionaron el voto a favor del legitimar su CCT.
Tal es el caso de los trabajadores que prestan sus servicios en Aeroméxico Cargo; tan feliz estaba Tomás Del Toro con el resultado de la legitimación, que el miércoles, durante el horario laboral, anunciaba una carnita asada para los trabajadores. Al igual que los trabajadores de Volaris, se volcaron también en las redes sociales para dar a conocer las condiciones con las que se encuentran laborando, pero no obtuvieron respuesta alguna por parte de la autoridad laboral.
Tomás Del Toro nunca desconfió en que la legitimación del CCT de Sistem sería un plácido paseo por un parque, pero la realidad fue diferente; ¿qué pasó aquí?, que los trabajadores no se conformaron con quedarse en la sempiterna queja de redes sociales, y acudieron directamente a las oficinas de la autoridad, donde señalaron una serie de irregularidades, como la coacción del voto a favor de Independencia.
Cuando llegó el día y la hora de llevar a cabo la legitimación, los trabajadores le dieron palo a Del Toro, y le votaron en contra. Lo llamativo fue que durante toda la jornada, un sindicato de trabajadores de Sistem, por supuesto de reciente creación, observó desde la calle el proceso.
El tema de la transparencia sindical es otro rubro en el que nos salen debiendo a los trabajadores de casi todos los sindicatos, ya que envueltos en la bandera de la autonomía sindical, esta y la rendición de cuentas siguen siendo -hasta hoy- un sueño guajiro.
Aunque no solo sucede en mi sindicato, la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), es fecha que no tengo ni la más remota idea de los ingresos y egresos del sindicato. En todos lados se cuecen habas, el SNTE, el famoso sindicato de maestros es otro que también adolece del tema sobre la transparencia.
En estos menesteres, es donde la autoridad laboral debió poner un verdadero orden, y transparentar los procesos a toda la sociedad, y no solo a los agremiados, sin dejar dudas sobre los recursos de los sindicatos y sus procesos internos, para generar una sociedad que sepa absolutamente todo, pues quien nada debe, nada teme.
También queda pendiente en el tintero de la Secretaría del Trabajo el caso de la huelga de Interjet. Desconocemos por qué Alfonso Ausencio Triujeque es el síndico, tanto de la quiebra de Mexicana de Aviación como de lnterjet. Más ahora que ya están en la fase del remate de los bienes.
Por último, ¿quién queda en lugar de la maestra Luisa? Hasta el momento que escribo estas líneas todavía no tenemos información alguna sobre quien será el o la encargada de quedarse en una de las secretarías más importantes del país. Ahora sí, voy por mi té, en lo que se hace pública esa información.