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Fitch Ratings bajó las calificaciones de la deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex) en moneda local y extranjera a ´B+´ desde ´BBB´-. La empresa que mide los riesgos de deuda también disminuyó la calificación de aproximadamente 80 mil millones de dólares de las notas internacionales en circulación de la hoy empresa productiva del Estado a ‘B+’/’RR4′ de ‘BB-’; mientras que la medidora de riesgos Moody’s ratificó en B1 la calificación crediticia de la petrolera estatal y las apreciaciones senior quirografarias de las notas existentes de la compañía, así como las basadas en la garantía, pero pone la nota de la paraestatal en perspectiva negativa.
La degradación de las notas crediticias de Pemex impacta negativamente en la emisión de bonos de deuda de la petrolera que tendrán menos aceptación entre los inversionistas ante el riesgo de impago y mayores problemas para renegociar sus débitos, sin embargo, la actitud de las calificadoras que disminuyen la nota de la deuda de la empresa parece obedecer más a una antipatía a las políticas del gobierno de la Cuarta Transformación que a criterios técnicos.
El argumento de Fitch para degradar la calificación de Petróleos Mexicanos es que existe un débil desempeño operativo en la empresa y el pronóstico de que la paraestatal limite aún más sus fuentes de financiamiento de bancos, inversionistas y proveedores, además la calificadora destaca el incrementó en accidentes y en indicadores ambientales, de la compañía lo que limita su capacidad de financiamiento.
Lo que llama la atención de la baja en la calificación de la deuda de la petrolera estatal es que no haya tomado en cuenta que por segundo año consecutivo Petróleos Mexicanos reportara una utilidad neta en los primeros tres meses del año. Entre enero y marzo de 2023 la paraestatal tuvo una ganancia de 56.7 mil millones de pesos, lo cual habla de una estabilización financiera de la empresa petrolera que no se tenía en las pasadas administraciones.
Tampoco toman en cuenta Fitch y Moody´s para su análisis que Pemex logró ganancias por primera vez desde que hay registro en la empresa subsidiaria encargada de la refinación de petróleo y fue en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Pemex Transformación Industrial (TRI), subsidiaria encargada de procesar el petróleo y producir combustibles, reportó a principios de este año una utilidad neta de 12 mil 837 millones de pesos, los primeros beneficios desde que se ordenó la concentración de negocio de proceso de crudo y gas en abril de 2015 con la reforma energética del expresidente Enrique Peña Nieto.
Incluso los reportes anexos de Petróleos Mexicanos hasta 2011 en lo que hoy es la empresa productiva del Estado detalla el balance financiero de sus divisiones anteriores, tampoco reflejan utilidad en su filial conocida en ese entonces como Pemex Refinación.
Uno de los factores para que se haya bajado la calificación de la deuda de Petróleos Mexicanos puede ser el hecho que, en 2021, el gobierno de López Obrador concluyó el contrato de servicios con Fitch, argumentando una reestructura presupuestaria y desde esa fecha dejó de enviarle información financiera, sin embargo, la calificadora de riesgos decidió continuar evaluando a Pemex.
En las administraciones anteriores al gobierno de la Cuarta Transformación las calificadoras no eran tan duras como son ahora con la hoy empresa productiva del Estado.
Llama la atención que las agencias hayan tardado tanto en bajar la calificación crediticia de Pemex, pues la empresa ya tenía antecedentes negativos; había disminuido su producción en petróleo y en productos refinados, su deuda había crecido a niveles insospechados, tenía una alta carga impositiva y estaba llena de corrupción, todo esto durante las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
En efecto, el crecimiento de la deuda de Pemex en el sexenio del presidente Felipe Calderón fue de 30%, equivalente a unos 13 mil 800 millones de dólares, al pasar de 46 mil 100 millones de dólares contabilizados en el primer año de gestión a 59 mil 900 millones de dólares al cierre de 2012.
Ahora bien, la producción de petróleo crudo en el sexenio de Calderón se desplomó 22%, al pasar de una extracción promedio de 3 millones 256 mil barriles diarios en 2006, primer año de su administración, a 2 millones 543 mil barriles por día en 2012. El volumen de exportación disminuyó también 6.5% en términos anualizados, equivalente a unos 87 mil barriles menos por día.
Y, ni hablar, la producción de refinados también disminuyó en el sexenio calderonista y la corrupción fue una constante dentro de la petrolera estatal, por casos como Odebrecht, Oceanografía y Oro Negro además del aumento en el robo de combustible.
El hecho es que, a pesar de estos malos números de Pemex en la administración del esposo de Margarita Zavala Gómez del Campo y que ese gobierno no concretara ningún plan para la petrolera estatal, la calificadora Fitch ratificó en su informe de junio de 2012 la calificación de la hoy empresa productiva del estado en ‘BBB+’ y sus notas nacionales a largo plazo de AAA.
Por supuesto, el sexenio de Enrique Peña Nieto no fue mejor para la petrolera estatal, ya que dejó una deuda de 786 mil 859 millones de pesos, sin embargo, la entregó al nuevo gobierno con un apalancamiento de dos billones 70 mil millones de pesos, es decir, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador recibió a la empresa productiva del Estado con una deuda que es 163.1% mayor a la de hace nueve años, de acuerdo a cifras de la misma empresa.
Resulta innegable que la producción de petróleo y de productos refinados, disminuyeron en el sexenio pasado y la corrupción dentro de la empresa petrolera aumentó, lo que es una prueba del fracaso de la reforma energética, pero a pesar de ello, “Fitch en su informe de octubre del 2018, ratificó la calificación de Pemex, en ‘BBB+’ y sus notas nacionales a largo plazo en AAA.
Lo que tampoco tomo en cuenta la calificadora Fitch en el pasado es lo que se refiere a accidentes en la petrolera estatal, habría que recordar a la empresa Oceanografía, ligada a los hijos de la ex primera dama Marta Sahagún de Fox, que estuvo envuelta en 2007 en accidentes en plataformas y barcos del Golfo de México, según revelan investigaciones y las memorias de Petróleos Mexicanos.
El 23 de octubre de 2007, debido a condiciones climatológicas adversas en la Sonda de Campeche, el equipo de perforación auto elevable Usumacinta golpeó el pozo Kab-101, causando una fuga de aceite y gas, según la Memoria de labores de 2007 de la paraestatal.
“Esta fuga provocó la evacuación del personal y lamentablemente, durante ésta, a causa de las condiciones climatológicas adversas, 22 trabajadores fallecieron”, revela el documento.
Esto hizo que siete años después del accidente el entonces Procurador General de la República Jesús Murillo Karam informará que la dependencia a su cargo asegurara los bienes de la empresa, luego de que el grupo bancario Citigroup anunciara que había revisado a la baja sus resultados de 2013 en 235 millones de dólares netos, tras descubrir un fraude en su subsidiaria mexicana, Banamex, realizado por esa empresa proveedora de Pemex.
Desde hace muchos años las principales calificadoras a nivel internacional han sido cuestionadas, por errores garrafales como cuando el colapso financiero del gigante petrolero “Enron”, en 2001 el cual, días antes de su quiebra, Moody´s, Standard and Poor’s, (S&P) y Fitch se le calificaba con triple “A”, el grado más alto de inversión.
Los deliberados errores de las agencias calificadoras han traído muchos problemas a la economía y no permiten que Pemex salga de la crisis en que la dejaron en sexenios anteriores.
Fitch y Moody´s no están tomando en cuenta los esfuerzos que se están haciendo en Pemex para salir de la crisis en que la dejaron en anteriores sexenios, pero eso sí, premian a empresas con problemas financieros y que defraudan a inversionistas y consumidores, como lo hicieron con Enron.