Ha llegado el día, la fecha en que celebramos a las autoras de nuestros días: nuestras madres; y quiero aprovechar este día para hacer no pocas reflexiones en torno al papel de las madres dentro de la aviación.

Como he comentado en diferentes columnas, poder desarrollar la maternidad en la aviación no es tarea fácil, para nada, y no me cansaré de externar que me parece surrealista que en pleno siglo XXI las mujeres tengan que seguir ponderando entre su vida laboral y su maternidad porque no hay compatibilidad.

Traigo a ustedes dos posturas, dos visiones sobre la maternidad en la aviación, ambas emanadas de los sindicatos democráticos del sector.

La Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), a través de su Secretaría de Género e Igualdad Sustantiva, encabezada por la capitán Martha Yolanda Vera Araujo, está trabajando arduamente para conseguir cambios en la Ley Federal del Trabajo que mejoren las condiciones de las tripulantes de aviación que son madres, realizando labor política para poder generar este cambio. Mesas de debate, elaboración de estudios comparativos, redacción de iniciativas, ciclos de conferencias, interacción con otras fuerzas sindicales, y un largo etcétera han sido parte de este gran esfuerzo.

Y quiero resaltar que ASPA está conformado mayoritariamente por hombres, y aunque son muy pocas las mujeres (que esperamos que cada vez sean más), el sindicato está buscando generar mejores condiciones para todas las compañeras que comiencen esta aventura tan maravillosa que es la aviación.

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Su propósito es que las pilotos no tengan que entrar en la duda dicotómica “¿trabajar o criar a su descendencia?” porque las condiciones de trabajo necesarias no están dadas; lo mejor es que sigan siendo entes productivos para la sociedad y que cuenten con el respaldo necesario para poder desarrollarse en el ámbito laboral sin dejar de ser madres.

Claramente todo este esfuerzo que ASPA está haciendo no se da por generación espontánea, ni cae como maná del cielo. Son horas de negociar, de investigar, de dialogar, de plasmar en papel las ideas y ejecutarlas. Todo con la mira bien puesta en dejar un legado para las generaciones que vienen detrás, y que puedan tener una vida plena.

La visión de ASPA es buscar la conciliación materno-paterno laboral, incluyendo propuestas para que las mujeres puedan cuidar a sus hijos en tierra por un lapso de alrededor de un año. De verdad, los tripulantes saben muy bien lo que es dejar a un hijo e irse a un vuelo de 6 días; a ellos no les platican lo que se siente que te hablen el día 3 de tu secuencia para decirte que el niño tiene fiebre, o que ya vomitó, y tu simplemente no estás ahí, porque estás trabajando arriba de un avión.

Estas mujeres tripulantes saben que hasta que regresen podrán saber de la salud de tu hijo. Sí, hoy en día existen diferentes vías de comunicación, pero eso nunca llegará a ser lo mismo que estar ahí, al pie de la cuna velando el sueño del infante mientras le baja la fiebre.

Si no cuentas con una amplia red de apoyo, la maternidad simplemente se vuelve un infierno, porque a diferencia de las madres que salen a trabajar, ellas regresan todas las noches a su casa, pero eso no pasa con las tripulantes; una sobrecargo o una piloto pueden irse a un vuelo de 6 días o incluso más si se requiere por necesidades del servicio.

Esta peculiar condición te desconecta de sus actividades diarias; o contratas a una persona para que lo cuide mientras vuelas, o echas mano de la familia, pero en muchos casos esto no es posible por temas económicos; no es simple encontrar a alguien que se haga responsable de tu criatura por los muchos días que tú vas a estar afuera; y si no tienes familia, o no tienen tiempo, pues el tema se complica. Por eso insisto tanto en este tema fundamental para las mujeres del sector aeronáutico, y aplaudo que ASPA lo esté subiendo a la palestra y se discuta.

Pero veamos ahora el otro lado de la moneda. Justamente el miércoles pasado se llevó a cabo la primera asamblea para abordar la revisión contractual y salarial de los sobrecargos de Aeroméxico, agremiados en la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA).

Los sobrecargos se han quejado del convenio de ahorros que firmaron hace 4 años con Aeroméxico, y es que el próximo 31 de mayo se supone terminaría. Sepan ustedes que dicho convenio entre empresa y trabajadores tuvo como principio salvaguardar la mayoría de los empleos ante el embate de la pandemia de Covid, que afectó de manera brutal a la aviación. De hecho, Aeroméxico se vio inmerso en un proceso judicial de quiebra en Estados Unidos, pero hoy la historia es distinta.

Este año Aeroméxico nos ha dejado claro que son una aerolínea fuerte, que salió de la quiebra y que se está afianzando, por lo tanto, no es descabellado que los trabajadores en estos momentos pidan mejoras laborales a la empresa.

Por supuesto, la empresa puede jugar el rol de ser un hueso duro de roer en las negociaciones con el sindicato, así ha sido siempre, pero lo que nunca se podrá aceptar es que la representación sindical actúe de manera antisindical. No, no lo escribí mal; si lo considera necesario vuelva a leer el párrafo.

Hablemos de la conciliación materno-paterno laboral: mientras en el país se discute arduamente la necesidad de reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, en la asamblea de ASSA la secretaria general puso en la mesa la opción de “vender” los intocables y las vacaciones. Es decir, ponerlos en la mesa de negociación, y “cederlos”.

Un trabajador común, con jornada semanal de 48 horas, descansa los domingos que tenga el mes. Para los sobrecargos, los “intocables” son los días de descanso acumulado que corresponden a los 4 domingos de un mes calendario. A diferencia de otros trabajadores, y por la naturaleza de su trabajo, los tripulantes “descansan” esos cuatro días al mes, pero juntos, y a esos días se les llama “intocables”.

Existen los descansos que se tienen entre un servicio y otro (esto es entre varios vuelos asignados a los tripulantes) y son los que corresponden por ley, de acuerdo al capítulo de “trabajos especiales” de la ley federal laboral.

Esto nos da una jornada laboral a los sobrecargos de 48 horas a la semana, como horas de servicio, y así se nos contabiliza. En otro momento me referiré a la diferencia entre “horas de vuelo”, y “horas de servicio”, pero por el momento nos vamos a centrar en las de servicio.

Si les pide la secretaria general a sus agremiados que “vendan” los días de descanso, esto significaría aumentar la jornada laboral de 48 horas a 56 horas semanales.

Se preguntarán ¿por qué ponen en la mesa la venta de sus días de descanso “intocables”? ¡Ah!, porque no les alcanza el salario a los sobrecargos. Y en lugar de proponerle a la empresa un sustancioso aumento al salario, lo que hace la secretaria general es ofrecerle que “vendan” esos días, así como sus vacaciones, en una fórmula simple y llanamente abyecta: “si el salario no te alcanza, muy simple: trabaja doble para que tengas dinero”.

La actitud antisindical de la secretaria general no solo es ofensiva e insultante, es de un desconocimiento increíble sobre el trabajo de las tripulaciones; por algo están en la ley los 4 días de descanso obligatorio, que no se pueden “vender”, pues es indispensable que se recuperen todos los sistemas (esquelético, circulatorio, respiratorio, muscular, digestivo, nervioso, urinario y endócrino) del cuerpo de un tripulante que se somete a varios cambios de husos horarios, que sufre alteraciones a cada rato por la despresurización y presurización de la cabina de pasajeros, ya que trabaja en un ambiente totalmente artificial a más de 35 mil pies de altura. Por eso el descanso acumulado -o intocables- son obligatorios en la Ley Federal del Trabajo.

Y en el caso de las vacaciones, a diferencia del resto de trabajadores en el país, los tripulantes -por ley- tienen 30 días de descanso y por cada año laborado van acumulando un día más. Esto no es gratuito, ni mucho menos un privilegio o prebenda; se debe a que es necesario que el cuerpo del tripulante se reponga del desgaste físico, pues está comprobado por la Organización Internacional del Trabajo que un año volando es similar a trabajar 7 años en tierra.

Ahora si hablamos del tema a la maternidad, ¿cómo van a conciliar las madres tripulantes su maternidad, si por necesidades económicas tienen que vender sus vacaciones o sus intocables? Simplemente no puedo creer que la líder sindical les esté pidiendo a sus agremiadas que disminuyan aún más la convivencia con sus hijos. Parece meme, pero es una realidad lamentable: en la aviación decimos que los hijos nada más te conocen en fotografía, porque nunca te ven.

Debo resaltar, y así lo han reportado diferentes medios, que los sobrecargos se negaron absolutamente a esta propuesta, misma que durante el tiempo que duró la asamblea estuvo defendiendo la secretaria general, llegando incluso al absurdo de pedir que se hiciera una segunda votación, cuando en la primera obtuvo un “no” rotundo y aplastante.

Todo indica que ella estaba convencida de que iba a sacar este tema adelante. En la primera votación votaron a favor 119 sobrecargos, y en contra la votación fue de 179. Empeñada en zanjar el tema en una sola asamblea, volvió a someter a consideración la venta de intocables y las vacaciones, obteniendo en la segunda votación 167 votos a favor, por lo cual con todo el dolor de su corazón tuvo que desechar esa propuesta.

No se requiere una amplia explicación para entender que existe una visión totalmente distinta a lo que ASPA busca: que las mujeres de su gremio, el de pilotos, puedan desarrollarse plenamente, buscando que tengan el tiempo necesario para la crianza; mientras en ASSA se busca todo lo contrario, volar más y tener menos tiempo, en el caso de las que son madres, para estar con sus hijos.

Incluso, compañeras sobrecargos en activo afirman que la secretaria general para “resolver” el tema de lactancia, ha recomendado “tomar pastillas para cortar la leche y que no interfiera en su trabajo”. Si usted amable lector no se desmayó con lo que acaba de leer, entonces puede ver con claridad las dos visiones totalmente distintas que sobre la maternidad existen en ambos sindicatos: una de vanguardia y otra anquilosada en el pasado.

Las madres en la aviación requieren que sus empresas las apoyen, para que puedan edificarse como seres plenos, que tengan el derecho efectivo de desarrollarse en todos los ámbitos, porque si ya de por sí la maternidad es un tema complicado, en la aviación lo es mucho más.

En este Día de la Madre les hablo de frente a todas mis compañeras que vuelan día con día; decirles que las apoyamos en su lucha por mejores condiciones laborales, y que seguiremos dándole voz a su lucha. A mis lectoras que son madres le mando un abrazo. Al público en general les pido empatía con esta causa; no son temas disímbolos ni desconectados, al final todos estamos relacionados, y todos podemos apoyar esta causa de manera fuerte, valiente, cariñosa y única… Como lo haría una madre.