“Éramos jóvenes y no sabíamos que, a la vuelta, la vida no estaría hecha siempre de árboles en flor.”
SUSANNA AGNELLI
“Cambiar al partido y no cambiar de partido.”
MANLIO FABIO BELTRONES
López Obrador debe de estar feliz, feliz, feliz. ¡Tiene otra calca! Esta no es morenista, pero la encontramos en el PRI, que es prácticamente lo mismo. Resulta ser que Alejandro Moreno, Alito, tampoco admite disidencias. Ni que le chisten ni que le lleven las contras ni que le señalen su espíritu de autócrata.
Sí, ya sé, 35 millones de mexicanos (o al menos muchos de ellos) piensan que López Obrador permite el desacuerdo, mas están equivocados. Ahí tienen a Ebrard y a Monreal y a Noroña y a… que doblaron la testuz para no salir del presupuesto y de las mieles que da la Cuarta Transformación. Es más, la historia de Regeneración Nacional se sustenta en no contradecir al tabasqueño. ¿Dialogar? No hay lugar para ello.
Alito tampoco sabe compartir con sus compañeros lo que queda del otrora partidazo. Migajas, pero bien que significan millones y millones de pesos en dineros y prerrogativas. ¿Soportar que los pocos priistas que aún valen la pena le cuestionen sus modos dictatoriales y su ilegal reelección al frente del tricolor? ¡Qué va!
Y si bien la sangría del PRI ya lleva décadas (desde el quiebre de Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo hace casi 40 años), la figura de Manlio Fabio Beltrones se cuece aparte. Alito pone en bandeja de plata un suculento platillo —al senador por Sonora— que no pocos querrán atraer…
Y si bien la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ya dijo que Beltrones tiene trazado su propio camino y este se le ve todo menos concordante con las formas y los fondos del segundo piso de la 4t, cosas más raras se han visto en la política nacional recientemente (incluyendo a muchos exgobernadores expulsados del PRI siendo acogidos por el obradorismo en la comodidad de sendas embajadas y cabezas de misión diplomática).
Casi todo lo que el Revolucionario Institucional —más bien Alito Moreno— ha desechado en tiempos recientes, lo atrae Morena o sus partidos satélites (Claudia Ruiz Massieu se refugió en Movimiento Ciudadano; Eruviel Ávila fue a dar al PVEM).
¿El tirano dirigente está mandando a Manlio Fabio Beltrones a los brazos de quién exactamente? ¿Del Verde Ecologista? ¿De Morena?
Uno puede admirar o despreciar a Manlio, pero es difícil ser indiferente. Más de 50 años en la vida política de México; personaje central e importante en diversos momentos del acontecer nacional. Algunas ocasiones en primer plano y otras tantas en los entresijos. Mediador nato.
Alito se apresta a perder —expulsar— a un senador del PRI ahora que su bancada es la más flaca de cualquier época. ‘Entre menos burros más olotes’, pensará él. ¿En verdad cree que le será más útil a Claudia Sheinbaum sin Manlio Fabio? ¿Votos con Morena… y con el PT y con el PVEM en materia de reforma judicial, sobrerrepresentación en el Congreso y apoyo al tirano venezolano? Creo que ya lo único para lo que Alejandro Moreno le sirve al oficialismo es para que la gobernadora de Campeche lo utilice en su programa como ejemplo del despilfarro y la riqueza indebida.
¿La expulsión de Manlio por parte de un moribundo instituto significa algo para los mexicanos? Supongo que ya no. Y es que ya no hay para dónde hacerse. ¿O sí? El Tricolor de antaño hoy se llama Morena; el PRI de hoy es como lo peor de Regeneración Nacional. El resto de los institutos políticos son rémoras, morralla. Todos van de aquí para allá y de allá para acullá. A ninguna parte.
Quizá lo mejor que le pueda pasar al senador Beltrones es declararse independiente. No molestarse en ir al Tribunal Electoral a denunciar su caso y mejor observar como Rubén Moreira traiciona a Alito y viceversa, sin él deberle nada a nadie. Refundar cuando haya que hacerlo o iniciar algo nuevo y mejor cuando sea más propicio.