La ideología, su alianza trasatlántica y su historia define a estos partidos como parte del fascismo.

Vox es una agrupación política española heredera de “Fuerza Nueva”, un partido franquista, apologistas del fascismo. Son anti vacunas, anti derechos de las mujeres, antifeministas, anti población LGBT y anti inmigrantes. Su cuenta oficial de Twitter “festejo” recientemente la invasión, matanza, violaciones y saqueos que significaron la caída de Tenochtitlán en México tras la invasión de la horda de criminales españoles liderados por el asesino Hernán Cortés a lo que ahora es territorio nacional.

No creo exagerar al decir que, de forma velada, los miembros de Vox nos consideran a la mayoría de mexicanos, indígenas, mestizos o afrodescendientes, como subhumanos.

El “fascismo eterno”, como lo definiera el mítico escritor Umberto Eco, se disfraza, trata de mimetizarse y “puede volver con las apariencias más inocentes”, pero sigue siendo fascismo. El “mayor truco del diablo”, parafraseando la cinta de Bryan Singer, “Sospechosos Comunes”, es hacer creer al mundo que no existe.

Así se maneja Vox: se alía con partidos abiertamente neonazis, tiene una ideología, dirigencia y seguidores (que apenas rebasa el 9 por ciento de los votantes de España, por lo cual es penoso que el PAN, presuntamente la segunda fuerza “opositora” de nuestro país corra a aliarse con ellos) que siguen discursos franquistas y fascistas. Es decir, son fascistas en todo el sentido de la palabra, excepto en su definición. Son cobardes, pues. Saben que el fascismo es un sistema aberrante, asesino y criminal y que asumirse abiertamente como tales les traerá un fuerte costo político, mismo que culminará en su desaparición.

Es grotesco ver como el Partido Acción Nacional invita al Senado mexicano al racista Santiago Abascal, dirigente de un partido que ni siquiera es una de sus principales fuerzas políticas en su país y se deshace en elogios para ellos. Y ver como las cuentas oficiales de senadores del PAN se deshacen entre dimes y diretes, publicando que “México nunca será comunista, nunca” (sic) y que firmaron la “Carta de Madrid” (que vale menos que un trozo de papel sanitario usado, para “detener el avance del comunismo”. 

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El Partido Acción Nacional trata de ganarse a las élites urbanas racistas y clasistas aparentando ser lo que no son y no serán jamás, un partido “progre” y “sofisticado”. De poco les sirve esta alianza con un partido con ideas fachas y paleolíticas como Vox.

Continuará en la próxima entrega...