Quizá una de las cosas que realmente esta cambiando con la 4T y para bien, son los medios de comunicación y la forma de hacer periodismo.
AMLO no se equivoca en su diagnóstico del periodismo en México. Es cierto que los principales medios vivían al amparo de los negocios que “amarraban” con el gobierno y que la mayoría de los reporteros recibían el clásico “chayote”, lo que propiciaba, de una u otra forma, la difusión de una realidad parcial y discrecional en cuanto a la interpretación de los sucesos, con muy poco periodismo de investigación.
Chayoamlo
AMLO critica constantemente a la prensa tradicional y asegura que su gobierno ya no les da (abiertamente) el “moche”, razón por la cual los grandes medios de comunicación como El Universal, Reforma, Excélsior, Milenio, El Financiero, Crónica, El Heraldo o las grandes cadenas de televisión y radio cómo Televisa, W Radio, Radio Fórmula, Imagen Televisión y algunos portales de noticias digitales como SDPNoticias, Latinus, Carmen Aristegui o Joaquín López Dóriga entre otros, han asumido una postura profesional y comprometida al ejercer el digno oficio del periodismo y la investigación.
Ahora que sus fuentes de financiamiento ya no están comprometidas por el financiamiento del gobernante en turno, partidos o políticos, entran en lo que verdaderamente es el negocio del periodismo, el que les permitirá sobrevivir: comunicar información veraz.
De hecho, el gobierno actual hizo muy bien en alejarse de los grandes medios e intentar lo mismo que se hacía antes con el control de medios, pero esta vez con blogueros y reporteros digitales que son quienes diariamente asisten a la mañanera en calidad de focas amaestradas no solo a aplaudir al presidente, sino a repetir su discurso en cada pregunta que realizan.
Las mañaneras han logrado que el periodismo avance hacia una transformación sin retorno, pero también han generado un enorme problema al momento de comunicar la información sobre el estado que guardan los principales asuntos de la Administración Pública Federal que por obligación le corresponde informar al jefe del Ejecutivo.
Antes del “periodo neoliberal” no había información independiente, los gobernantes informaban lo que se les venía en gana, con pocos que los cuestionaran y, como bien lo ha documentado AMLO, no había una prensa crítica.
La Apertura Democrática
A partir de 1995, con la apertura democrática, el presidente debió asumir, como le corresponde, la obligación de informar, responder y permitir la réplica por parte de medios de comunicación y organizaciones de la Sociedad Civil sobre irregularidades, mentiras o falta de información.
Lamentablemente, con el doble juego que caracteriza al compañero presidente y camarada, que dice una cosa y hace otra, lo que quiere en realidades replicar el antiguo control de los medios, seguramente asesorado por la “triada” de Jesús Ramírez, Jenaro Villamil y Epigmenio Ibarra que ven en el regreso al modelo del partido de Estado, la mejor vía de gobernar y que soloexista la voz del presidente.
Esta tercia de “genios” fueron quienes pretendieron doblegar o incluso desaparecer a los medios formales a través de estrategias como “no pagar” y esperar a que se acercaran los corderitos a pedir su mesada y del chantaje, utilizando la fuerza del Estado, como están haciendo con MCCI, con el uso de información confidencial de UIF para amedrentarlos.
No evaluaron que cuando la fuente principal de ingresos de muchos medios ya no era proporcionada por el gobierno, la gran mayoría tuvo que recurrir a otras fuentes de financiamiento legítimas como la publicidad y demás servicios que cualquier medio de información profesional ofrece a sus clientes.
La miseria chayote
Con su miope visión pensaron que, al no contar con esos medios, sería bueno financiar y crear una serie de portales y blogs para sostener la narrativa del presidente como eje central de la vida nacional. Crearon el show cómico-musical de las mañaneras con la participación de estos blogueros y medios digitales, que son la mayoría de los que asisten al Salón Tesorería de Palacio Nacional para aplaudir y repetir las ocurrencias, filias y fobias del compañero presidente.
Lo mismo pero más barato
Los estrategas de AMLO pensaron que los medios formales regresarían a buscar o pedir las condiciones bajo las que trabajaban antes, perono resultó. En tanto, los “medios de comunicación” que conformaron y los reporteros con poco oficio que “chayotean” no tienen, ni cerca, el impacto que pretendían, es decir, quisieron hacer lo mismo, pero más barato.
La mañanera nunca cumplió con el propósito de ser el medio gubernamental para informar a la sociedad, desde el primer día, se convirtió en el principal medio propagandístico de la figura del compañero presidente y de su gobierno.
Para la escritora Elena Poniatowska las mañaneras del presidente López Obrador son un exceso: “Es un abuso del poder presidencial obligar a los periodistas que vayan todas las madrugadas a hacer preguntas a modo”.
Jorge Zepeda Patterson recientemente comentó en su columna: “A diferencia de las conferencias de prensa de los mandatarios de otros países, en las que los grandes periódicos y agencias de noticias son los protagonistas clave, en las de AMLO han proliferado activistas y youtubers hasta antes desconocidos, casi todos afectos a la 4T y algunos incluso con actitudes que rayan en la abyección”.
Sin embargo, algo bueno ha traído AMLO al periodismo profesional, un resurgimiento hacia medios de comunicación más independientes que investigan y sustentan sus informaciones y sus foros de crítica y que se alejan de la práctica fácil de esperar la información que ofrezcan desde las oficinas de Palacio.