Pareciera convencidos que la democracia inicia con Andrés Manuel y nunca desde 1821, hubo una elección limpia, excepto la de 2018, porque el compañero presidente y camarada Andrés ganó.
Aseguran que los expresidentes -sus adversarios- intervinieron indebidamente en las elecciones. Pero AMLO no interviene, él “denuncia”, porque desde su punto de vista tiene la calidad moral para hacerlo, aún por encima de la Ley.
A Fox lo acusó de intervenir indebida e ilegalmente en el proceso electoral de 2006 para impedir el triunfo de la oposición. Han pasado los años, pero cada vez que puede, lo reitera.
En su mañanera del 11 de marzo de 2020, AMLO dio a conocer una llamada entre el exgobernador de Tamaulipas Eugenio Hernández y Pedro Cerisola, exsecretario de Comunicaciones de Fox. El vocero de AMLO, Jesús Ramírez explicó que en la grabación Cerisola agradece al gobernador de Tamaulipas -acusado de vínculos con el crimen organizado-(…) le agradece lo que hizo en la elección del día anterior y que, a manera, incluso jocosa, le dice: oye te pasaste, le pusiste de más te agradecemos el apoyo a la candidatura; en ese caso de Felipe Calderón.
Así, montan un show en la mañanera, donde juzgan y condenan, pero sin generar acción judicial alguna a pesar de como asegura, tener evidencias contundentes, pero, eso sí, reproduce el modelo que tanto critica en sus antecesores.
A confesión de parte, relevo de pruebas
Por ejemplo, frente a las denuncias presentadas por diversos candidatos, partidos políticos y organizaciones civiles ante la Fiscalía contra delitos Electorales, AMLO reconoció abiertamente que sí ha intervenido en el actual proceso electoral, pero solo para denunciar posibles fraudes y actos de compra de votos de parte de sus opositores, porque “no somos iguales”.
A Enrique peña lo acusó según las declaraciones del ex director de Pemex Emilio Lozoya, de operar en su campaña electoral grandes cantidades de dinero provenientes de sobornos anticipados de la empresa brasileña Odebrecht.
Para eso AMLO rescató a Lozoya que se encontraba preso en España, lo trajo de regreso a México y lo puso en libertad. Pero, hasta hoy, nada de lo dicho por el “testigo protegido” ha sido probado.
De hecho, en la trama del caso Odebrecht-Brasken, AMLO no comenta que en 2008-2009, cuando se firmaron los contratos, el socio de los brasileños fue IDESA, la empresa de la familia de su exsecretario de Comunicaciones y Transportes Javier Jiménez Espriu ni que Rocío Nahle trabajaba en Pemex en Coatzacoalcos, precisamente donde se fincó el negocio con la planta Etileno XXI.
Si no me acuerdo ¿no pasó?
No comenta nada de Manuel Bartlett, quien, como secretario de Gobernación de Miguel de la Madrid, operó el fraude más grande de la historia reciente del país para que Carlos Salinas llegara a la presidencia.
Tampoco menciona el apoyo operado para su campaña de 2000 a la jefatura de Gobierno de la CDMX por parte del actual senador de Morena Martí Batres, con la famosa “Leche Bety”, contaminada con heces fecales.
No recuerda, cómo preparó su campaña electoral para la presidencia en 2006, recolectando dinero de sus contratistas. Olvida que su exsecretario particular, René Bejarano, (esposo de Dolores Padierna, Senadora con licencia candidata a la alcaldía de Cuauhtémoc) junto con su delegado en Tlalpan, Carlos Imaz, ex esposo de Claudia Sheinbaum, asistían a las oficinas del contratista argentino Carlos Ahumada por fajos de dinero destinados a la campaña de AMLO. Por cierto, fue Brozo quien los exhibió.
Calla sobre la exdiputada local de morena en el estado de Veracruz, Eva Cadena, mejor conocida como “la recaudadora” que también fue pillada recolectando dinero para AMLO.
Por si quedara duda, a su regresó al Congreso local de Veracruz Cadena aseguró: “Lo hicieron así para proteger a Andrés Manuel López Obrador sin importarles el linchamiento mediático que este asunto iba a causar, como causó, en mi contra y en contra de mi familia; al final, me queda claro que me utilizaron para victimizarse, para sacar beneficio para Morena y para su dueño y jefe político”. Acusó a Rocío Nahle de haberla traicionado, ya que recibía ordenes de ella. Incluso publicó un libro titulado “La Traición”, donde narra los hechos y de la traición de la actual secretaria de energía.
De la vista gorda
AMLO, se “hace de la vista gorda” e ignora los videos donde sale su hermano, Pío López Obrador recibiendo dinero de David León, uno de los operadores del exgobernador de Chiapas, el salinista, Manuel Velazco para su campaña de 2018.
Tal fue el compromiso, que León al principio de la administración fue nombrado director de Protección Civil Nacional y luego propuesto para manejar la empresa que se creó para la compra y distribución de medicamentos.
AMLO no habla de las grabaciones donde aparecen José Murat Casab y Ricardo Monreal negociado candidaturas para Oaxaca, Veracruz y Zacatecas.
Tampoco dice nada de cuando, en las elecciones de 2017 en el estado de México, detuvieron en Ecatepec al chofer de Ricardo Monreal que portaba un arma, cartuchos y dinero en efectivo, destinados presuntamente a movilizadores de Morena para apoyar la candidatura de la actual secretaria de educación Delfina Gómez.
Al final, aparte de cínicos, el compañero presidente y su partido Morena, resultaron lo mismo de lo que se quejaban, pero corregido y aumentado para eso de los fraudes electorales y para pasarse la ley por el arco del triunfo.
Una democracia a modo y conveniencia, abusando del poder propagandístico para acomodarla a capricho controlando los otros poderes y contrapesos para imponerla.