Entre las figuras más cercanas y relevantes para un gobernante se encuentra su secretario particular, posición de la que ha adolecido el compañero y camarada presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Por su oficina han pasado dos secretarios particulares. Primero “el señor de las ligas” René Bejarano y actualmente, Alejandro Esquer, personaje no muy distinto que el recaudador de billetes del Gobierno de la Ciudad de México (CDMX).

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La historia Bejarano y su esposa Dolores Padierna es conocida, invasores de predios en el Centro de la CDMX con su organización Nueva Tenochtitlán, traficantes de apoyos después del terremoto de 1985, hasta que Bejarano llegó a ocupar el puesto de secretario particular de AMLO desde donde operó la recaudación de fondos para la campaña de AMLO en 2006.

El caso de Alejandro Esquer no es muy distinto.

El diario El Universal documentó la forma en la que, en 2018, Alejandro Esquer , entonces encargado de la secretaría de finanzas del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), presuntamente pagó por mítines y espectaculares a compañías que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) declaró empresas fantasmas. A su arribo al poder, ya como secretario particular del presidente, Alejandro Esquer se ha dejado de cualquier disimulo.

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Nepotismo, una constante de la 4T

La hija del particular de AMLO, Carmelita Esquer, con residencia en Houston, es directora de Pemex Procurement International, encargada de compras de Pemex en el extranjero y percibe un salario mayor que el del presidente. Pero eso no es todo, desde esa posición, hace excelente mancuerna con la nuera de AMLO, Carolyn Adams quien trabajó en Cava Energy, empresa radicada en Houston que forma parte de un fondo financiero especializado en construcción de gasoductos y que es presuntamente proveedora de Pemex. La esposa de Esquer, Alejandra Camacho González, es gerente de Capacitación, Desempeño y Compensaciones de Pemex.

Pemex y CFE se han convertido en empresas del “patrimonio familiar” de la 4T donde el nepotismo, los conflictos de interés, la corrupción y la impunidad, ni son delitos, ni son impedimentos, ni son perseguidos.

De acuerdo con la investigación de Eje Central y las declaraciones del exfuncionario de la 4T, Jaime Cárdenas, quien al renunciar al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, denunció que Alejandro Esquer, junto con Ernesto Prieto, sustituto de Cárdenas en el Indep, visitaron un almacén en Toluca donde guardaban objetos que ya habían sido subastados y se los llevaban “sin hacer los registros a los que obliga la ley, con el argumento de que se necesitaban para la pandemia”.

Esquer es también una especie de Fouché, responsable de las intrigas de Palacio.

Esquer se encargó de romper una de las relaciones más sanas y leales que el compañero presidente tenía, alguien que por más de veinte años fue su vocero y encargado de medios, César Yáñez.

En gran parte, el ascenso político de AMLO se debió a la estrategia de comunicación que se implementó durante su encargo como Jefe de Gobierno y en las conferencias de prensa matutinas que coordinaba Yáñez.

Durante esa época y hasta antes de que lo desecharan, Yáñez supo convivir con la prensa e incluso logró que algunos medios, reporteros, analistas y columnistas se convirtieran en verdaderos activistas en favor de Andrés Manuel. Sin las estridencias irracionales en contra de los medios de comunicación que hoy vemos en las mañaneras que coordinan los integrantes de la triada maléfica, Epigmenio-Ramírez-Villamil.

César ejecutaba un oportuno control de daños para proteger a su jefe, así lo hizo cuando a los 19 años, José Ramón López Beltrán, chocó a una patrulla mientras conducía una camioneta Cherokee propiedad del gobierno o cuando AMLO en plena campaña presidencial de 2018 mintió en su declaración 3 de 3 al no incluir dos departamentos de su propiedad. El escándalo terminó cuando Yáñez aclaró que los inmuebles fueron heredados a los dos hijos mayores de AMLO.

Sin embargo, cuando Yánez necesitó de la protección de su jefe, la grilla de Esquer ya había rendido resultado haciendo a un lado a quien AMLO consideraba su “hermano”. La boda de Yánez con una empresaria poblana llegó hasta las páginas de la revista Hola, ahí aparecieron el compañero presidente vestido de esmoquin, Manuel Bartlett, el entonces gobernador de Chiapas y ahijado político de AMLO, Manuel Velasco, Alfonso Romo y Esteban Moctezuma entre otros.

El resultado fue que la boda se volvió un escándalo, César se fue un mes de luna de miel y cuando el presidente le pidió a su secretario particular Alejandro Esquer que lo buscara para que saliera a dar la cara públicamente, César nunca contestó.

Tiempo después, Yáñez presentó su renuncia por escrito a AMLO quien, aunque no se la aceptó, lo congeló dentro de la administración. Yáñez perdió su libre acceso a la oficina del presidente, para verlo, debía pasar por la “aduana” de su compadre, Alejandro Esquer.

Se dice que en alguna ocasión, estuvieron a punto de liarse a golpes porque Esquer le impidió el paso con el jefe máximo y tuvo que intervenir la primera dama de la nación.

Con el apoyo de la primera dama y de los hijos del mandatario y sin Yáñez en el mapa, Esquer asumió total control de la oficina presidencial, con más poder del que en su momento tuvo José María Córdova Montoya, con Carlos Salinas de Gortari.

¿Por esto votaron? ¿Para que personajes de la calaña de Esquer, que sabe actuar desde la sombra y aprovecharse de los privilegios que le supone su cercanía con el presidente, abusen del poder?

Manuel Díaz en Twitter: @diaz_manuel