De forma grandilocuente, el presidente de Estados Unidos Joe Biden, anunció su intención de vacunar al 70% de la población de ese país para el 4 de julio de este año.
Según lo anunciado por su propio gobierno, la meta no se cumplió, ya que fue únicamente el 67% de las personas las que lograron vacunarse, aún contando con varias veces más dosis de las necesarias para cubrir a toda la población. La responsabilidad de éste fracaso, si se compara con los resultados de otros países en el mundo, es compartida.
Sin embargo, una cultura de “libertad” negativa que favorece teorías de conspiración sobre presuntos “chips” y “magnetismo” en las vacunas, además de la desconfianza de ciertos sectores minoritarios de EU, que han sido objeto de “estudios” asesinos encabezados por el propio gobierno, han dado como resultado una disparidad entre los estados más vacunados, ubicados en las costas y en la zona fronteriza, y los menos, ubicados en zonas rurales y el llamado “sur profundo” de Estados Unidos.
Esto podría aparentemente no importarle al resto del mundo, excepto que somos un planeta totalmente interconectado, y que de acuerdo con expertos en epidemiología, los “no vacunados” son un auténtico caldo de cultivo de nuevas y más mortíferas cepas de la enfermedad, como lo es la llamada “variante Delta”, que ya comienza a ser la más extendida en EU.
Esperemos que nuestro país no tenga los mismos problemas y se logre una cobertura superior al 70% de los adultos para octubre, como señaló el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.