La derecha electoral derrotada, patética incluso, que participó en este proceso electoral culminado hace escasas horas, el pasado domingo, tiene derecho a solicitar el “voto por voto, casilla por casilla”.
Inclusive, en este caso, ante los fuertes indicios de irregularidades en los procesos electorales locales en Jalisco, esto es una necesidad que va más allá de hacer un berrinche cuando resultaste vapuleado con más de 32 puntos porcentuales de diferencia.
El “voto por voto”, el cual fue objeto de burlas en el no tan lejano 2006, por cierto, no ha resultado del todo favorecedor para la derecha.
Al momento de escribir estas líneas, Claudia Sheinbaum ha rebasado los 35 millones de votos, acercándose cada vez más al 60% de esta votación.
Y está bien que la derecha, que la oposición tan minúscula que tiene este país aprenda lo mínimo del proceder democrático y que no vuelvan a robarse elecciones cómo venían haciendo desde 1988.
A estas alturas, dudo que entiendan, pero así tendremos grandes herramientas, argumentos y autoridad moral para evitar que otro costoso fraude cómo el de 2006, con el resultado de cientos de miles de muertos y desaparecidos de la fallida guerra contra el narco del criminal Calderón vuelva a repetirse.
Qué así sea.