“Te envío poemas de mi puño y letra

Te envío canciones de 4.40

Te envío las fotos cenando en Marbella

Y cuando estuvimos por Venezuela

Y así me recuerdes y tengas presente

Que mi corazón está colgando en tus manos

Cuidado, cuidado

Que mi corazón está colgando en tus manos.”

CARLOS BAUTE / MARTA SÁNCHEZ

“And it’s almost 3AM

When you decide to show?

You're gonna tell me where you've been

Don't spare me the details, I wanna know

What does he look like?

What does he talk like?

Thought you wanted to make this work

But you're sending me mixed signals

(Y son casi las 3 de la mañana

¿Cuándo decides mostrarte?

Vas a decirme dónde has estado

No me ahorres los detalles, quiero saber

¿Qué aspecto tiene?

¿Cómo habla?

Pensé que querías hacer que esto funcionara

Pero me estás enviando señales encontradas).”

ROBBIE WILLIAMS

Dice López Obrador que se encuentra de plácemes. La maestra Delfina ganó el Estado de México, la entidad federativa con mayor número de votantes del país (aunque, tristemente, más del 50% de ellos no salieron a ejercer su derecho al sufragio). En diferentes momentos del día lo hizo patente; inició la mañanera “cantando” y en la noche salió a cenar a la terraza de la biblioteca Porrúa, rodeado de gobernadores 4t (incluida la aún no ungida ex secretaria) y las cuatro corcholatas. Obvio no fueron (¿requeridos?) Fernández Noroña y la corcholata verde, Manuel Velasco.

¿Por qué quiso ir a cenar fuera de Palacio? No fue para ver cómo contemplará este mismo en el 2025, sino más bien para dar un mensaje de unidad -además de triunfo-. Mensaje que envía hacia dentro de la 4t más que hacia afuera.

Pero cómo son las cosas: mismo con la algarabía y las muestras efusivas de alegría, el futuro de ‘la transformación’ no depende de Andrés Manuel. En este momento yace en Ebrard.

Todos lo saben, él y el presidente. Sin querer —o queriendo— el canciller se ha convertido en la pesadilla de Andrés Manuel.

Las elecciones tanto de Coahuila como del Estado de México imparten lecciones a ambos personajes. Al inquilino de Palacio, pues sabe deberá afinar la maquinaria para incrementar la distancia entre SU candidata a la Presidencia y quien resulte serlo por la oposición. Máxime cuando la diferencia final (99% actas contabilizadas) en aquella entidad fue de 8.6% entre Delfina y Alejandra.

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Del Moral consiguió mayor número de votos que Del Mazo hace seis años y acortó distancias con respecto a la candidata de JHH cuando eso parecía imposible. Esto López Obrador lo tiene MUY presente y, como buen candidato que es (nos guste o no, hay que aceptarlo, actúa, se mueve y funciona como uno), buscará que para el 2024 las distancias sean imposibles de remontar.

Pero tal vez la lección más importante para la 4t es que cuando Morena va dividido no gana. Ya se veía, pero el domingo se confirmó. La escisión del PT y del PVEM de Morena, tipo la de Coahuila, se puede repetir pero a nivel nacional. ¿Ebrard sería un Ricardo Mejía? Y si es así, ¿quién lo abanderaría? ¿Se atreverá Dante Delgado a llevarle las contras al tabasqueño?

Más allá del desaseo de la oposición y de la baja participación de la ciudadanía, a la hora de votar, para que Morena gane en el 2024, se requieren dos cosas:

1) Una unidad de Morena a toda prueba.

2) Un gasto ingente de recursos de los contribuyentes para comprar votos en favor Juntos Hacemos Historia, tal y como se constató en el Estado de México.

Es ante estas condiciones que López Obrador requiere que Marcelo se mantenga en la 4t y lograr la unidad tan anhelada. Cosa que la oposición —unos más secretamente que otros— esperan no se logre.

Señales encontradas manda el que, a petición de su partido y luego del mismísimo presidente, Marcelo aceptara posponer —dos veces a falta de una— el anuncio de su propuesta para la definición de la candidatura presidencial al interior de Morena. El hoy titular de Relaciones Exteriores quiere dar a conocer su idea de cómo debe ser el proceso interno del instituto electoral para definir al abanderado a la Presidencia. La primera vez que habló del tema fue cuestionado en la mañanera un poco en plan de chunga. A fechas últimas, el régimen prefirió la diplomacia para que Marcelo ni siquiera se decida a detallar dicho plan…

Y al unísono los tambores de… campaña volvieron a resonar en Movimiento Ciudadano con el tuit de su dirigente: “Advertimos que no estaríamos tocando los violines en un barco que iba a pique y destinado al fracaso. Lo decimos una vez más: no nos vamos a subir al Titanic de ‘Va por México’”. Antes no habían usado la figura del trasatlántico aquel, tan solo dijeron que quedaban fuera de la contienda para que no los culparan. Fue una semana antes de las elecciones que se lanzaron con todo en contra de la alianza y del PRI en particular; y de cierta manera sí fueron el iceberg que apoyó al quiebre de PRI-PAN-PRD en el Edomex (vaya, un último empujón; mucho lo hizo el Revolucionario Institucional de manera constante).

Eso sí, Dante Delgado dejó la posibilidad abierta (por “enésima” ocasión) para que sucedan una de dos cosas, o las dos: (1) que MC haga “un fuera máscaras” y se una de una buena vez por todas a Morena y (2) hacer de Ebrard su abanderado (con o sin Morena a bordo).

Paradójico, en un mismo día (domingo 4 de junio) se dibujaron dos horizontes para la cuarta transformación: Morena será invencible en el 2024 si los resultados se asemejan a lo de hoy en el Edomex; vulnerable si se divide, como sucedió en Coahuila. ¿Se imaginan si Marcelo, Noroña, Velasco, Monreal se marchan de las filas del obradorismo? ¿Sería posible para el régimen ignorarlos si se van o aplicarles la ley del hielo si se quedan? Digo, no todos son simples Mejía Berdeja o Pérez Rivera…

¿Qué le han ofrecido a Marcelo para no escindirse? ¿Tendremos un año de rencillas y rounds de sombras para cansar a electorado y medio, y olvidar la economía, la salud, la educación y todo lo que de verdad importa?

Ahora bien, por otro lado no estoy ciega a lo lamentable del caso: el escenario que acabo de describir es una de las apuestas más patéticas que tiene la oposición política en México; apostar al resquebrajamiento de la 4t para pensar en una victoria. Pero así están las cosas…

Y, bueno, ¡ni qué decir para el propio Movimiento Regeneración Nacional!¿Qué más patético para la 4t? Uno de los momentos más incongruentes y odiados, el saber que su futuro no depende de López Obrador o de la corcholata agraciada con la dedo-encuesta. El que tiene en sus manos el futuro de la 4t es Marcelo. Ahora sí ya lo sabe; ya se dio cuenta que AMLO juega a desgastarlos a todos, empezando a él. López Obrador quiere continuar gobernando al país; preferiblemente desde El Zócalo capitalino. Y es que Palacio no se ve tan lindo desde Porrúa como desde dentro.