I. Indignación contra la injusticia
José Vasconcelos estableció en algunos de sus textos que escribía por indignación, que esta lo movía a escribir. Así lo hizo contra Porfirio Díaz, Victoriano Huerta y aun Venustiano Carranza. La escritura era un ejercicio, una acción de protesta. Protesta ante la injusticia o lo que se considera injusto desde el punto de vista individual y/o colectivo.
Algo semejante tiene que suceder con las marchas en sociedades antidemocráticas y aun dentro de las democráticas. Marchar, manifestarse por y con indignación contra la injusticia; contra lo injusto y en reclamo de justicia.
La escritura es una experiencia individual que pocas veces se convierte en social, en acción. Un escritor tan individual y tan introspectivo en términos filosóficos como Jean Paul Sartre sostuvo, frente al París de mayo 1968 que, ante la masificación de los estudiantes, resultaba casi imposible experimentar como antaño la relación alumno profesor, alumno intelectual, otro tanto podía esperarse de la comunicación distante con los obreros, pero quedaba entonces la libertad para la acción, para actuar juntos en un proyecto común contra la injusticia, el autoritarismo, el imperialismo, la sociedad que exacerbaba el consumo.
En Los ejércitos de la noche, Norman Mailer narra los días y noches de protesta colectiva de gente común acompañada de artistas e intelectuales, y la represión consecuente, en octubre de 1967 en Washington frente al Pentágono. Luchaban contra las políticas de guerra de Estados Unidos, en particular en Vietnam; una causa justa, sin duda.
Lo que mueve el hecho de la manifestación, a la demanda de justicia y democracia es la realidad insoportable: el autoritarismo, la dictadura, la violencia, la ineptitud. Y muchas otras cosas que se resumen en la idea de Vasconcelos: la indignación frente a la injusticia.
II. ¿Por qué hemos marchado en México?
La experiencia individual dentro de la sociedad es fundamental, orgánica. La vivencia y la postura política que se asume de manera coherente desde que se cobra conciencia frente a la realidad; si es posible hacerlo desde que se es un joven estudiante, mucho mejor. Así, el hombre y la mujer siempre tendrán oportunidad de ser consecuentes. Y a mayor conciencia crítica, mayor consecuencia.
¿Por qué y para qué marchábamos los estudiantes de mi generación a finales de la década de los 80′s del siglo XX en México? Conociendo muchos o ignorando otros los antecedentes del 68 y el 71, salimos a la calle y fuimos a la huelga en 1987. Hacía poco había ingresado a la UNAM como estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Me convencí de las protestas contra el plan derivado del diagnóstico Fortaleza y Debilidad de la UNAM, del rector Jorge Carpizo; en particular, en el tema del incremento de las cuotas. El Consejo Estudiantil Universitario (CEU) encabezó el movimiento y me uní a él desde un inicio.
Muchos integrantes del CEU y miles que éramos independientes salimos a las calles y protestamos contra el fraude de 1988 (siempre he querido, y ahora más que nunca, mi independencia, la libertad de la crítica y la ausencia de imposición) que se tradujo en la imposición de Carlos Salinas frente a Cuauhtémoc Cárdenas (primera elección en que voté). Este momento histórico llevaría al inicio de la perniciosa alianza para los mexicanos entre el PRI y el PAN: el PRIAN.
Varios de los dirigentes estudiantiles de entonces ingresaron a la política militante de izquierda y naufragaron en la ambición, la burocracia y aun la corrupción. Algunos pocos reafirmaron su convicción y continúan hoy su causa de izquierda electoral consciente y consecuente; el mayor ejemplo, Claudia Sheinbaum.
Y la lucha por construir un país democrático continuó en cada marcha, cada manifestación, en cada triunfo como el de Cárdenas como jefe de gobierno de la Ciudad de México en 1997 o el respectivo de López Obrador en el 2000.
La batalla contra el desafuero del jefe de gobierno entre 2004 y 2005 fue casi una épica que concluyó en victoria. No así el fraude electoral de 2006, que se impuso de manera autoritaria. La primera la seguí y apoyé desde el extranjero, donde por cuestiones profesionales me encontraba. En 2006 vine a votar y me quedé a protestar contra la imposición fraudulenta de Felipe Calderón. Participé activamente durante todos los días de manifestación y el Plantón Zócalo-Reforma, tal cual lo he registrado en este espacio, “Cuando se cantó ópera en el monumento a la Revolución y el Zócalo en apoyo a López Obrador”.
Contra la compra del voto en 2012 poco se pudo hacer. Hasta que llegó la victoria de julio de 2018. Un camino muy largo. Pero ha valido la pena porque ahora la lucha -encarnada en la figura de López Obrador como líder social en búsqueda de la justicia y la democracia-, tiene basamento sólido y los mexicanos debemos procurar su avance y afianzamiento contra la adversidad y contra los enemigos de la democracia.
Desde 1986 a 2022 prevalece la conciencia de la lucha por la democracia. Puede haber diferencias, desacuerdos, desencuentros con quien encabeza el gobierno, el presidente López Obrador y sus colaboradores, pero lo que permanece y lo que vale es el proyecto, la nación que se quiere construir. De ahí que haya construido para mí una perspectiva: apoyo crítico y crítico apoyo:
En este tiempo ha marchado, se ha manifestado la sociedad y el individuo contra el autoritarismo impuesto por décadas de gobiernos corruptos y violentos del PRIAN: por esa razón. ¿Y para qué?: para cambiar el “estado de cosas” y transformarlas a una mejor realidad para los mexicanos que no son otros que los padres, abuelos, hermanos, familiares, amigos, compañeros, compatriotas.
III. Luchar por una mentira para otra mentira
¿Por qué y para qué marcha la oposición?
1. Dicen que marchan porque la democracia (que se atribuyen como instaurada por ellos) está en peligro; para defenderla (de sus enemigos: el gobierno de la llamada 4T).
2. Dicen que marchan porque las libertades (las que ellos conquistaron) están en riesgo; para defenderla (de su enemigo, López Obrador, el autoritario, y su gobierno dictatorial).
3. Dicen que marchan porque México (su México) está en peligro; para defenderlo de López Obrador, su gobierno y sus simpatizantes.
4. Dicen que marchan porque el INE está en peligro de desaparición (el INE de ellos); para que el INE no se toque por parte del poder autoritario, dictatorial, intolerante, aliado de criminales que representa el gobierno de López Obrador. ¿De qué pureza goza una institución para que sea intocable? ¿Pueden petrificarse las instituciones en una democracia? Sobre todo en el caso del INE, que ha dado y da tantas muestras de corrupción y podredumbre.
Este discurso que vociferan tanto los vividores de la política del PAN, PRI, PRD, MC: PRIANDMC como sus aliados, los periodistas convencionales y los artistas e intelectuales afectados en sus privilegios de antaño, parte de una mentira más grande que la “Estela de Luz/Pus” y la Barda de Tula Inconclusa de Calderón juntas: que López Obrador quiere desaparecer al INE.
¿Una mentira gigantesca creada por la llamada oposición moralmente derrotada será suficiente para justificar su ira y encontrar una causa con base en la mentira?
Se puede discutir esa reforma, se puede negociar o rechazar, pero no se puede permitir la invención, la simulación, el engaño, la indignidad. En la medida en que se conoce la propuesta de reforma electoral del presidente López Obrador, en esa medida se desenmascara la mentira y sus creadores, además de mentirosos, son exhibidos como farsantes manipuladores.
¡Y hay que ver qué farsantes!: X González, los Calderón Zavala, su sobrina Gómez, el pillo ladrón de algo más que maratones, Madrazo Pintado, Fox Quesada, la hija del asesinado Ruiz Massieu y sobrina de Salinas, López Rabadán, L. Téllez, X. Gálvez, Acosta Naranjo, Creel Miranda, Álvarez Icaza, Martínez Cázares, Dresser (que como La Chimoltrufia, no se defINE; vaya que tienen gracia las redes), Martín Moreno (Torquemada de nuestro tiempo mexicano) y muchos otros de ese estilo.
Y su único orador en la culminación de la marcha, Woldenberg Karakowsky, es un personaje totalmente ligado al poder del Prian, maestro de Córdova Vianello (para vergüenza del padre de este), sospechoso de haber vendido información sustancial del IFE a una empresa estadounidense; todo ello pese a su máscara de demócrata. El apellido Woldenberg puede traducirse como “montaña de oro”: esa que el prianismo y toda la “intelectualidá”, la “artisteada” y el periodismo que han perdido prebendas y privilegios, desean de vuelta y por ello luchan y protestan con mentiras.
Farsantes que defienden no la democracia, no las libertades, no a México. Defienden: el sueldo abusivo de los parásitos funcionarios del INE encabezado por Córdova Vianello y Murayama, los privilegios, los gastos injustificados; defienden a diputados y senadores plurinominales parasitarios; el saqueo de los partidos políticos, de los institutos electorales estatales; defienden los fraudes avalados por el IFE/INE en 2006 y 2012; las irregularidades de ese instituto antidemocrático, parcial; la repartición de cuota de los partidos y la imposición de consejeros por parte de estos y por tanto la ausencia de autonomía y democracia al elegirlos de esta manera; al parasitismo de jueces y magistrados electorales…; entre muchas otras irregularidades más.
Pero resulta que esa defensa de los privilegios y el parasitismo, de la mentira, se estrella contra la realidad: las encuestas diversas (incluidas las ocultadas mafiosamente por los mafiosos del INE) dan un altísimo apoyo a la iniciativa de reforma presidencial. Asimismo, el presidente tiene un apoyo como gobernante que en encuestas locales e internacionales se pasea alrededor del 70% con 5 % de indecisos. Dejemos el restante 25% a los jefes del fascismo a flor de piel, del derechismo clasista y vulgar, a sus seguidores carentes de razón, odiadores, insultadores, iracundos, violentos, cínicos, mentirosos, cínicos, hipócritas, buscadores de privilegios regalados, replicadores de la mentira y farsa de esos jefes…
Y ya no hablemos de cotejar el supuesto autoritarismo, la ineficiencia y la liga con criminales. Porque después de hacer la evidente lista de la obra en marcha de López Obrador habría que poner en contraparte los logros de esa oposición que marcha por privilegios: desde el fraude de 2006 (sin contar el de 1988, porque ahí entre los marchantes hay mucho salinista) al encarcelamiento de García Luna, mano derecha de Calderón, acusado de ligas con el crimen. Pasando por la supuesta guerra contra el narco, la violencia, la barbarie y la sangre derramada, las masacres, los daños colaterales, los desplazados y desaparecidos, los niños ABC, el saqueo del país, la entrega de los recursos de la nación, el fraude de 2012, los moches, Odebrecht, la estafa maestra, las vacunas de agua y robo de medicamentes, la casa blanca, el avión presidencial, Ayotzinapa… ¿Y antes?: el fraude de 1988 y otros fraudes, la entrega de los bienes del país, el robo de los excedentes petroleros, los crímenes políticos, matanzas de Aguas Blancas y Acteal, Fobaproa, la corrupción del PRIAN de todos los sexenios y trienios, de todos los tiempos, de todos los días y en nombre de dios…
IV. Indignación y justicia
La indignación y la lucha por la justicia están presentes en Vasconcelos y el pueblo mexicano de su tiempo; en Norman Mailer y compañeros en 1967; asimismo en Sartre y los estudiantes y obreros de 1968. Y en el México actual, empezando en el 68, 71, 87, 88 y continuando en el siglo XXI. La lucha constante y consciente tiene que ser un continuo para alcanzar niveles óptimos de justicia, igualdad de oportunidades, democracia y paz, no hay que rendirse si se tiene la convicción social como segunda naturaleza a la individual.
Y parte de la confrontación, del debate áspero entre el 70% y el 25% acaso tenga como propósito el que se definan posturas, que se condensen aún más los intereses y proyectos de país. Que la sociedad sepa cada vez más que los representantes de ese 25%, de volver al control del país, reinstaurarían sus privilegios al saqueo, que votaron y votarían otra vez contra las pensiones a adultos mayores y los programas sociales que son de justicia mínima para un pueblo vejado durante decenios por los políticos, los partidos y sus jefes: por la corrupción. La corrupción de los que hoy marchan.
Ahora bien, ¿cuál es la indignación, la justicia por la que marchan los opositores al gobierno de López Obrador más allá de la pérdida del poder y la pérdida de presupuestos y privilegios?: Ninguna. No hay.
P.d. Un recordatorio tanto para el 70% como para el 25%; muy importante también para el 5%, el tráiler de la película Fraude, de Luis Mandoki; no pocos de los que hoy marchan o apoyan la marcha, participaron o fueron cómplices del fraude de 2006:
Héctor Palacio en Twitter: @NietzscheAristo