Hemos hablado del modelo de bajo costo en la aviación, donde la aerolínea pionera Ryanair, es quien de facto ha puesto las reglas del juego al resto de las líneas que adoptan dicho modelo de negocio, incluso muchas replicando el maltrato a sus trabajadores, como ha sido el caso de Volaris en México.
Según los propios voceros de las compañías bajo costeras, la aviación tradicional, tenía sus días contados, pues vaticinaron que definitivamente el usuario iba preferir volar por las aerolíneas de bajo costo.
Pero la realidad de la aviación, en esta etapa post COVID, es muy distinta y así como el evento del 11 de septiembre del 2001 fue un gran parteaguas para la industria aeronáutica, ahora también podemos asegurar que la emergencia mundial por el Virus Sars-Cov-2 fue otro gran hito.
Así, las líneas aéreas que pudieron sortear y hacerle frente a las consecuencias económicas, están en un camino de franca recuperación, y es el momento ideal para plantearse las estrategias que deberán seguir para lograr afianzarse y no caer o derrumbarse en caso de un nuevo evento de dimensiones tan apoteósicas y globales.
Tenemos al frente un nuevo panorama, y las compañías aéreas se dan cuenta qué es lo mejor que pueden hacer para que el usuario decida viajar por ellas. Una de esas líneas aéreas es Air New Zealand.
Viajar a este país, que básicamente son dos islas al suroeste del continente Oceanía, sobre el Océano Pacífico, no es nada sencillo. Se llega por avión a alguno de sus aeropuertos principales, el Aeropuerto Internacional de Auckland, el de Wellington y el de Christchurch.
Generalmente las aerolíneas tradicionales buscan enfocarse en mejorar los servicios para sus clases “ejecutiva o business” o “primera clase”. Es ahí donde suelen echar toda la carne al asador y competir por quién ofrece la cabina más cómoda para los pasajeros.
Pero es un hecho, no hay mucho que innovar ante los reyes del lujo que son los de Emirates, que han perfeccionado ese servicio hasta poder declarar que es como sí se viajara en jet privado. Eso sí, debe tomarse en cuenta el modelo de avión utilizado, porque hay ciertas diferencias en lo que se ofrece como “Primera Clase”. Por ejemplo, si se viaja a bordo de un A380, además de una cabina privada, se ofrece el servicio de “Ducha&Spa”, y el complemento “Private Collection Bvlgari”.
El punto importante es que generalmente este tipo de servicios están diseñados para vuelos de largo alcance, que van más allá de las 10 horas de vuelo y que permiten al pasajero de disfrutar de su estancia en el avión como si de un crucero en el aire se tratase.
Pero en la clase turista la historia es muy distinta; en cualquier vuelo de largo alcance, viajar en cabina turista puede ser un viacrucis. Uno porque los asientos no son cómodos, y cada vez hacen los respaldos más delgados y los asientos más angostos.
Sin contar que si te toca en “el asiento de en medio en la fila de en medio”, entrar y salir es todo un cotorreo. Yo, cuando volaba no trabajando, sino por placer, prefería hacer todo el trayecto durmiendo, dado lo incómodo y cansado que es.
Mi hija acaba de regresar de Brisbane, en Australia. Estuvo una semana completa recuperándose del jetlag, y de viajar más de 24 horas en clase turista. Como me dijo, “por lo menos me tocó ventanilla, pero los asientos son muy incómodos”, y eso que el viaje lo hizo en un B787 Dreamliner, uno de los aviones más nuevos de la armadora norteamericana Boeing.
Por eso me llama poderosamente la atención que Air New Zealand esté pensando en mejorar su clase turista, pues el resto de las líneas aéreas le apuestan a las otras clases que se ofrecen a los pasajeros.
Air New Zealand ha anunciado “Skynest”, un producto nuevo que se estrenará en septiembre de 2024. ¿En qué consiste? En que en sus aviones habrá seis cabinas para dormir, con configuración de litera. A través de un comunicado de prensa, la línea aérea informó que es un nuevo producto para la clase turista en vuelos de largo alcance, como el trayecto entre Auckland y Nueva York, que tiene una duración aproximada de 17 horas.
El costo que tendrá este nuevo servicio de dormitorio para clase turista ronda entre los 250 y 400 dólares por cuatro horas, además del costo del boleto normal. En caso de estar interesado, la higiene es muy importante, por lo que la tripulación deberá cambiar después de cada uso, la ropa de cama de la cabina.
En entrevista, un representante de Air New Zealand declaró en 2022 a CNN Travel: “la aerolínea ha investigado mucho sobre los ciclos del sueño. Un ciclo de sueño típico dura unos 90 minutos, así que una sesión de cuatro horas da a los clientes la oportunidad de relajarse, dormirse y despertarse”.
Aquí es de resaltarse la posibilidad de tener un descanso literalmente de forma horizontal y no medio sentado, en el que te debes de mover si un pasajero quiere entrar o salir de su asiento.
¿Qué ofrece Skynest? Las cápsulas de descanso incluyen luz de lectura, tapones para los oídos, puerto de carga USB, ropa de cama limpia que incluye sábana, cobija y una almohada, pero no nos olvidamos de la seguridad, también contarán con cinturones de seguridad. Dejando claro que son de uso individual, no se podrán compartir ni con la pareja ni con los hijos. Pues está pensado para que una gran parte de los pasajeros de la clase turista puedan utilizarlos, por eso tienen la restricción de solo podrá descansar en un Skynest cuatro horas.
El proceso para visualizar este nuevo producto duró aproximadamente 5 años, y los administradores de la línea aérea están seguros de que va a venir a revolucionar la experiencia de volar, sobre todo en la clase turista donde van sentados todo el tiempo.
Por supuesto que ya están haciendo modificaciones a la configuración de sus aviones B787 para la instalación de estas cabinas de descanso y darle el próximo año el banderazo de salida a este concepto. En Air New Zealand están muy orgullosos pues con este prototipo para la clase turista han sido nombrados finalistas en un certamen que se lleva cabo año con año, en el que se destacan las innovaciones al diseño de interior en los aviones. En junio sabremos los ganadores de los premios “Crystal Cabin”.
Contrasta con Ryanair, que hasta el 2019 ganó por siete años consecutivos el título de la peor aerolínea en trayectos cortos, según la organización “Wich?” especializada en consumidores de líneas aéreas, pues que como ya exploramos, anda estudiando la posibilidad de comenzar a cobrar extras por el uso del baño del avión.
Son dos visiones completamente diferentes, mientras las aerolíneas tradicionales como Air New Zealand buscan mejorar la clase turista con la finalidad de atraer más clientes, las bajo costeras insisten en inventar cosas para cobrar más.
Las compañías de bajo costo estaban seguras de que sus precios iban a desplazar a las aerolíneas tradicionales, pero esto ha cambiado a partir de que los usuarios se ha percatado que es un cuento de hadas lo de “barato”, aunado a viajar incómodo, pues los tratan como si fuesen ganado y la atención al cliente es pésima.
Así es como el usuario vuelve a ver a las aerolíneas tradicionales con otros ojos y empieza a comparar y darse cuenta de que en realidad los boletos de avión no son más caros, y además recibe un mejor trato, un mejor asiento y no hay tantos cobros ocultos y de última hora.
Ya veremos qué pasa con nuestra aviación; se vienen muchas sorpresas, así que estaremos muy atentos para tenerlos al día con la información.