El diputado federal del PT Gerardo Fernández Noroña anunció nuevamente el pasado martes, vía Twitter y a través de su vídeo columna, su intención de posicionarse como el candidato presidencial de la alianza Morena, PT y Partido Verde para el 2024. Enseguida, el legislador colgó un sondeo conducido en redes sociales que le coloca como el “sucesor ideal de AMLO” por encima de destacadas personalidades como Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard o Ricardo Monreal.
Noroña sueña con la Presidencia de México, derivado de una voluntad de servir a su país o de meras ambiciones políticas, al igual que lo hace cualquier político una vez que ha entrado en el escenario nacional.
Fernández Noroña es un controversial personaje que ha saltado a la arena pública como resultado de sus distintivos discursos incendiarios y por su defensa a ultranza del “compañero presidente” en aquella expresión desfasada de la izquierda latinoamericana que busca revivir algún elemento del “camarada” soviético o cubano.
De igual manera, el legislador del PT se ha dado a conocer gracias a sus innecesarios encontronazos con gente de a pie que le confronta o que le demuestra alguna diferencia de pensamiento; trátese de una señora en el aeropuerto que le llamó “pejezombie”, el miembro de un partido político en la sala VIP de Aeroméxico, un hombre de la tercera edad o el empleado de una empresa.
Recientemente Noroña se lanzó, frente al pleno de la Cámara de Diputados, contra Lorenzo Córdova, con un mensaje disruptivo que buscó deslegitimar no únicamente al INE como autoridad legalmente constituida en materia electoral, sino la propia reputación personal del consejo presidente. En otras palabras, el legislador utilizó la tribuna de todos los mexicanos para descalificar a otro funcionario.
Fernández Noroña representa, a mi juicio, el ala más radical de la autoproclamada Cuarta Transformación. No se trata de un funcionario sensato y sesudo como Marcelo Ebrard, ni una gobernante como Claudia Sheinbaum, sino un personaje polémico cuya narrativa discursiva lacera profundamente la unidad nacional mediante sus diatribas contra cualquiera que manifiesta una opinión contraria a la profesada por el petista.
Finalmente, huelga señalar que difícilmente Fernández Noroña alcanzará la candidatura presidencial en 2024. La presencia de Ebrard, Sheinbaum y Monreal harán inviable el ascenso del polémico diputado. El petista tendrá, en consecuencia, que esperar a que el escenario político le resulte más favorable. Por ahora tendrá, seguramente, cerradas las puertas de Palacio Nacional. Quizá para bien.
José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4