El día de ayer, la presidenta Claudia Sheinbaum visitó Querétaro, ciudad en la que vivo y la que me ha dado grandes oportunidades.
Siempre he creído que Claudia Sheinbaum se siente cómoda cuando visita este estado y tiene mucho que ver porque los queretános, que más que nada ya más chilangos, nunca buscamos agredir a nadie. Realmente este sí es un estado de paz y así se lo demostramos.
También tiene mucho qué ver con que Mauricio Kuri hace a un lado filias y fobias y se comporta como lo que es: como un caballero.
He tenido la fortuna de conocer en persona al gobernador y puedo decir que él lo mismo trata bien a sus empleados, que a extraños, que a la presidenta. Mauricio Kuri debería de ser un referente para aprender cómo se le hace para saber gobernar.
Todo hubiera salido bien el día de ayer, si Claudia Sheinbaum no hubiera cometido la torpeza de no invitar a la ministra Norma Piña.
Sigo pensando que estas decisiones las toma AMLO desde su búnker, porque no me parece que sea una decisión tomada libremente por Claudia Sheinbaum. Y es que recordemos que hace un año, Norma Piña decidió no ponerse de pie ante la triunfal entrada de don Andrés Manuel en el Teatro de la República en Querétaro.
Nos vimos muy nacos, pues, en no convocar a Norma Piña. Porque si te vas a comportar con clase, te comportas en todo ámbito y ante cualquier situación.
Se le invitaba a Norma Piña y esto hubiera sido bien visto por propios y extraños. Pero se le dijo que no a nuestra presidenta, y no es no.
Ahí sí ya ni qué podría hacer nuestro gobernador que seguro con sus ojos verdes abiertos de par en par habrá visto aquel desaire sin poder entrometerse en ello.
Por eso es que nuestra presidenta sonríe cuando le toca venir a Querétaro. Sabe que no encontrará un solo reproche por parte de Mauricio Kuri pero además recibirá su cobijo, porque él es así.
Querétaro es una joya que aún no gana Morena. Y no la va a dejar escapar. Claudia Sheinbaum vino a hacer campaña más que a celebrar la promulgación de nuestra Constitución.
Habló de la construcción del tren Querétaro-México, del mantenimiento de la presa El Batán y como cereza en el pastel aseguró que Mauricio Kuri era un buen hombre y un buen gobernador. Y tiene toda la razón .
Eso me da esperanza, porque si Claudia Sheinbaum sabe ver lo bueno en los otros, estos otros “otros” que no son morenistas ni aplaudidores ni barberos, entonces esto es una buena señal.
Venir a Querétaro supongo le representa a Claudia Sheinbaum y a don López Obrador un dolor de cabeza de cualquier modo: Es un estado panista y todo México lo sabe.
De todos los estados de la República es aquí, en Querétaro, donde Morena perdió por mucho.
Pero no dudo impriman todas sus fuerzas para que en las próximas elecciones, y como la humedad, se vaya filtrando Morena en este estado poco a poco.
Muy bien por el papel de Mauricio Kuri como anfitrión el día de ayer.
Lastimosamente el gobernador Kuri hace unos días haya dicho que de ninguna manera planea lanzarse como presidente y que ya de plano por él mejor ni saber nada de la política.
La de cosas que habrá visto y la de cosas que se habrá enterado como para no querer saber nada más.
Muy mal que no se le haya convocado a la primera ministra Norma Piña. Lo cortés no quita lo valiente.
Lo bueno: La gente de Querétaro, esa que para bien o mal de muchos no trató con hostilidad a Claudia Sheinbaum. Insisto: tiene qué ver con el liderazgo y el comportamiento de Mauricio Kuri.
Ojalá Claudia Sheinbaum siga encontrando atributos en los que no la siguen y no le aplauden, porque en la medida que lo haga habrá empezado a tejer puentes de comunicación y unidad con todos los gobernantes de la República Mexicana.
Y es que hoy más que nunca se necesita no solo hablar de unidad, sino de llevarla al cabo. Su visita a Querétaro es esperanzadora.
Es cuanto.