Las campañas electorales se acercan a su fin y una de las lecciones que nos están dejando de manera muy clara, es que en la búsqueda del voto, la narrativa de lo local siempre prevalece por sobre las condiciones o las lecturas nacionales.
La problemática económica y social del país en su conjunto, sus retos hacia el futuro, las amenazas a su viabilidad o a sus instituciones, incluso, el creciente militarismo y el tufo autoritario que impregnan las decisiones presidenciales, son temas con los cuales la gente se disocia fácilmente ante el cúmulo de sus propias necesidades y la problemática concreta de su comunidad.
Los candidatos de Morena que se durmieron en sus laureles y sólo apostaron a la imagen presidencial y al discurso de que todo está bien, que con la cuarta transformación el pueblo está “feliz, feliz, feliz”, se van a llevar una sorpresa el 6 de junio. La mala noticia es que también aquellos que únicamente apostaron a que la gente “está cansada y decepcionada”, van a tener su propio Waterloo.
La lección de la elección es que unos y otros, partidos y candidatos, pierden de vista que los comicios se ganan jugando de local y más cuando hay en disputa quince gubernaturas. Las encuestas lo están reflejando.
Ciertamente habrá que revisar las particularidades de cada entidad donde se elegirá gobernador, pero la explicación de por qué Morena tiene desde ahora asegurado el triunfo en un estado como Nayarit, y por qué, por ejemplo, está en riesgo de perder Campeche, entidad en la que hace pocos meses era claro favorito, es que en el primer caso se atendió la importancia de lo local y en el segundo, es evidente que se confió en que la imagen presidencial y la ola del 2018 iban a ser suficientes para llegar a la orilla con el triunfo.
Nayarit
Conozco desde hace algunos meses y he revisado con interés profesional de comunicadora lo que pasa en Nayarit. A diferencia de Layda Sansores, quien se presentó ante los campechanos sintiéndose favorita del ánimo presidencial, el doctor Miguel Ángel Navarro aplicó la experiencia de dos campañas opositoras previas marcadas por la dolorosa derrota, y entendió que es bueno tener el respaldo político o partidario de peso como el que tiene, pero hizo la tarea: entendió que para ganar, se tiene que hacer “click”, generar un “engagement” o compromiso con las necesidades y las aspiraciones de la gente.
Navarro hizo una campaña de calle, contactando a la gente. A diferencia del ánimo de la señora Sansores (ujieres por doquier y camionetas suburban incluidas), el senador con licencia se dedicó a recorrer el estado y presentó en las últimas semanas una propuesta que resalta ante la ausencia de propuestas de sus adversarios: la de “levantar” a Nayarit, que es un gigante dormido, aprovechando su riqueza natural con agroindustrias, pero también mejorando la infraestructura y construyendo un aeropuerto internacional para la Riviera nayarita. Navarro ve a López Obrador como su futuro aliado, no como padrino político.
La oposición en cambio, hizo muy bien en unirse, pero apostó a ganar la elección de gobernador de Nayarit de la peor manera. Por un lado, trasladando la lectura nacional que dio origen a la unidad del PAN-PRI-PRD para buscar ser contrapesos al poder de Morena, como si eso fuera el factor clave para mover los votos de los nayaritas, y por el otro, decidiendo una candidatura como parte de acuerdos y presiones de grupos.
La candidata aliancista Gloria Núñez, una ex priista ligada estrechamente al ex gobernador Roberto Sandoval, prófugo de la justicia, no ha podido en todo este tiempo presentar una propuesta concreta, una visión de lo que puede ser el futuro de Nayarit, y se ha dedicado a la coyuntura: a anunciar programas para maestros el 15 de mayo, o fiscalía contra feminicidios si algún caso sale en la prensa.
El “moche”
Para colmo, esta semana se filtró una grabación telefónica en la que siendo alcaldesa de Compostela, la señora Núñez habla con un contratista sobre un esquema de asignación de obras públicas. El famoso “moche” que tanto indigna a la gente por la forma en que exhiben la corrupción de autoridades que se sienten dueñas del recurso público.
Falta muy poco para votar y cuesta decirlo, pero la estrategia aliancista en Nayarit apunta hacia el fracaso. Las encuestas de empresas como Masive Caller y Arias Consultores que han publicado medios locales y nacionales, ubican a su candidata en segundo lugar, sólo unos cuantos puntos encima de Ignacio Flores, de Movimiento Ciudadano, un candidato que a muchos les recuerda a Enrique Peña Nieto, bien guapo pero bien poco preparado. El alcalde con licencia de La Yesca, se ha dedicado a una sola cosa: cosechar para la futura causa presupuestal de su dirigente, Dante Delgado, el voto inconforme contra Morena y contra el PAN y el PRI.
Así las cosas, es una lástima, pero la oposición nayarita perdió de vista las condiciones del terreno y dejó avanzar a Morena hasta la portería. Y el oficialismo no va a dejar pasar la oportunidad: va a meter gol.